El cordobés transita su segundo año en el plantel del AEC de Liga Argentina (Foto: Echagüe).
Alan Moreno manifestó qué rol deben cumplir los jóvenes en el plantel de Echagüe que participa de la Liga Argentina de Básquetbol, donde acumula tres victorias en la misma cantidad de presentaciones. En un plantel con jugadores experimentados, el cordobés dejó en claro que los más chicos deben aportar desde otro lugar al funcionamiento del Negro.
“Con Bruno y Ale -refiriéndose a Oprandi y Zilli-, en el poste bajo somos casi indefendibles, son jugadores con mucha experiencia, como también Agus y Nacho -Carnovale y Fernández-, nosotros los más chicos tenemos que entrar con una energía distinta a la cancha para tratar de cambiar el juego, revolucionar y tratar de que nos vaya bien”, manifestó.
Moreno, que llegó al AEC en la temporada 2018/19, tuvo la oportunidad de subir de categoría, y decidió seguir una temporada. “Me sentí cómodo con el club el primer año que estuve aunque no nos fue tan bien, y sentí que si me quedaba ahora iba a tener un lugar en el equipo e iba a tener más confianza, además ya conocía a los técnicos y la estructura del club, algo en mi interior me dijo que me quede”, aseguró.
El jugador de 22 años, oriundo de Villa Carlos Paz, tiene dos hermanas y cuatro sobrinos; sus padres, Patricia y Ricardo, vienen a ver los partidos cuando tienen la oportunidad. “Se ponen muy nerviosos cuando juego”, afirmó en diálogo con el Departamento de Prensa del club de calle 25 de Mayo.
Alan comenzó a jugar al básquet a los 4 años. “Mi mamá me mandó al Club de Pesca de Villa Carlos Paz, iba siempre después del colegio y estaba con mis amigos”. Pero también pasó por otras disciplinas: “Hice futbol cuando tenía 10 años y hacía tenis en verano, siempre me gustó el deporte y me adaptaba muy rápido”.
Desde pequeño no pensó en dedicarse al básquet de manera profesional: “Cuando empecé a quedar en las selecciones formativas de Córdoba empecé a tomar en serio el básquet y lo empecé a vivir de otra manera”. Su primera experiencia fue a los 16 años en Peñarol de Mar del Plata, donde estuvo una temporada, pero su gran salto fue a los 18: “Me fui a jugar profesionalmente al Torneo Federal en Atlético Tostado”.
Aunque hay un partido que guardó en su memoria: “Fue durante mi segunda temporada en Tostado, jugamos contra Junín de Mendoza y teníamos que ganar si o si, en el último cuarto se me abrió el aro y pude meter varios triples, gracias a Dios se me dio”. Y añadió: “En ese partido sabía que Dios estaba conmigo, mi familia y Dios son mi motor para seguir cada día”.
Siendo un jugador joven, les dejó un mensaje a sus compañeros más chicos: “Disfruten el tiempo desde que son chicos hasta que crecen, porque hasta la primera el camino es largo y hay que disfrutar el deporte; si alguno tiene la posibilidad de jugar profesionalmente vívanlo al 100 por ciento y disfruten porque es algo muy lindo”. Y además agregó que “no todo llega rápido, el secreto está en entrenar cada día y tratar de poner el esfuerzo máximo”.