El entrenador Mariano Panizza cumple con el aislamiento social, preventivo y obligatorio en su ciudad natal, Rosario del Tala. Allí, aprovecha full time a su hija Martina, quien lo convirtió en padre primerizo los primeros días de febrero. Si bien la actividad del básquet está suspendida  al menos hasta el 30 de abril, el joven DT del elenco Rojinegro no se despega de su profesión y reparte su tiempo en la crianza de su pequeña heredera y el deporte que tanto lo apasiona, que además en su fuente de trabajo.

“La cuarentena me permite aprovechar a mi hija recién nacida y malcriarla, ahora que tenemos tiempo y en plena competencia no. Además, me sirve para hacerle el aguante a Agustina (su pareja), quien lleva la parte más pesada de la crianza de Martina. Pero también extrañó la cancha que es un lugar donde uno disfruta y se siente cómodo”.

El entrenador que devolvió a Central Entrerriano a la segunda categoría del básquetbol argentino reconoció que: “Extrañó la convivencia con los chicos, el compartir día a día, porque creo que se armó un grupo homogéneo. Veía muy bien al equipo, en una progresión constante y se extraña porque uno disfruta como entrenador cuando los jugadores tienen un alto grado de compromiso,  que creen en la idea y uno puede estar continuamente sumándole cosas. Es muy bueno para nosotros como cuerpo técnico y sin dudas lo extraño mucho”.

Asimismo, Panizza contó en declaraciones a El Argentino que utiliza este tiempo libre para seguir aprendiendo y evolucionado como entrenador, mirando partidos propios y de ligas mayores para sacar material y volcarlos a su equipo.

Antes del párate de la competencia, Central Entrerriano lideraba la Conferencia Sur con 11 victorias en los últimos 13 partidos, que lo mostraban como un equipo temible y en un nivel superlativo. En ese sentido, el entrenador de apenas 35 años sostuvo: “Creíamos que estábamos en alza, que el equipo estaba bien, que habíamos asumido el compromiso de ser protagonistas. Éramos un equipo que salía a imponer sus condiciones en los partidos. Eso nos ponía bien, veíamos que el equipo progresaba día a día, pero entendiendo que la suspensión fue lo mejor para sociedad y en esta situación el deporte queda en un segundo plano”.

Pese al largo parate, que inició a mediados de marzo y se extenderá mínimo hasta el 30 de abril, Mariano Panizza se mostró confiado en que su  equipo no sentirá la inactividad. “Nosotros estamos seguros que rápidamente nos vamos a poner en ritmo. Confiamos plenamente en eso. Tenemos al mejor como lo es Fernando (Parra, el preparador físico), quien desde su trabajo va a ser lo mejor para que los chicos velozmente se pongan en ritmo. Además, tenemos la ventaja de que tenemos un equipo que venía funcionando, con varios jugadores que hace dos o tres años vienen jugando bajo esta idea y eso es sumamente positivo” concluyó.