-Tropezones. Es extraño. Cuando el suceso electoral del año asoma más cerca que lejos, los principales hombres del gobierno sólo hacen mención de ello como al pasar. El oficialismo realiza esfuerzos por borrar el tema de los principales medios aunque más no sea por un rato. Como si de esa manera la sociedad no se diera cuenta de que -nuevamente- al gobierno se le escapó la tortuga. Días atrás el ministro de Gobierno, Sergio Urribarri, anunció con voz impostada que la lista de consenso de los precandidatos a diputados nacionales del PJ estaría formada por Blanca Osuna de Molina, Raúl Patricio Solanas y José Lauritto. Resulta indisimulable que los dos primeros han escriturado su terreno en la lista, pero con el paso de los días, el gobierno no volvió a hablar del tema. Tampoco lo hicieron sus propaladores, cuestión que acrecentó la curiosidad y la sospecha de que algo pasaba. En estas horas, sin retractación oficial, las sospechas se vuelven certezas: el ex intendente de Concepción del Uruguay y Defensor Oficial del Juzgado Federal de aquella ciudad continúa rechazando el lugar que le ofrecen y al cual -según él mismo dice- nunca le tuvo ganas. Como siempre sucede, cuando de seres humanos se trata, las razones del repliegue no responden a una sola causa. A Lauritto de por sí le resultaba incómodo quedar ligado a una lista armada por Jorge Busti, cuando siempre ha cultivado un perfil crítico al gobernador. Además, haceres tribunalicios de los cuales esta columna ha dado cuenta en las dos notas anteriores, le imponían renunciar a su cargo, truncando así su carrera judicial, con más de 30 años de trayectoria.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Educación y Cromañón. La libertad de María Julia Alsogaray erizó la piel. El posterior anuncio de que el empresario Omar Chabán correría la misma suerte desató la ira, y las movilizaciones se sucedieron. La conmoción institucional provocada convocó viejos fantasmas que llegan impregnados de aquella nefasta característica nacional, un fuerte desapego a la institucionalidad. El gobierno nacional reaccionó con energía en su máximo nivel, los camaristas intervinientes pidieron apartarse de la causa, los laberintos tribunalicios se agitaron y el propio defensor de Chabán sugirió no depositar la fianza de manera que el imputado prosiga detenido para no exacerbar más los ánimos. Es importante analizar las repercusiones institucionales que el protagonismo popular provoca. Esta relación que se establece entre movilización social y crisis institucional se debe conectar con acontecimientos más generales que repercuten en espacios estructurales del Estado. Por caso, la movilización organizada por los sectores educativos fue multitudinaria y concentró reivindicaciones sectoriales que son comunes al sistema. Los docentes convocados por CTERA marcharon en pos de un fondo educativo que posibilite una base educativa común para todo el territorio nacional. Docentes y estudiantes centran su principal reivindicación en un aumento del presupuesto universitario. En forma paralela los secundarios trocan viejas luchas reivindicativas acuciados por los graves problemas edilicios. Esta última reivindicación sectorial también incorpora al movimiento de padres de los alumnos. Si la movilización convocada por la tragedia de Cromañón es un dato categórico de la sensibilidad social frente a los agravios y su potencia en forzar repercusiones institucionales, la marcha educativa describe la impotencia de un modelo en remover con las urgencias que siente la sociedad aspectos centrales del atraso.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Pago chico. Esta dinámica despunta también en nuestras cuchillas. El gremio docente volvió a reafirmar su ordenamiento y capacidad de lucha en el paro del viernes pasado y en la ponderable movilización a la marcha educativa que se llevó adelante en Buenos Aires. El otro gremio importante, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), también se encuentra en estado de conflicto y su masividad se concentra en el área de Salud. Las movilizaciones sobre cuestiones edilicias y de infraestructura, sobre todo de escuelas pero también de los hospitales, ha congregado a otros sectores sociales además de los específicamente laborales. Comerciantes y productores rurales también demandan participación y protagonismo con relación a los rumbos que se toman. Todo esto en el ámbito de una gestión que no define estrategias, que pretende sobrevivir como orgánica política dominante en base a efectos puntuales: un camioncito para acá, una ambulancia para allá, el arreglo de una escuelita por otro lado y muchas bolsitas de comida para comprar votos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Desvergüenza e impunidad. Sólo sobre esos pilares de inquinidad pueden haber definido el homenaje de la Segunda Brigada de Caballería Blindada de Paraná a Manuel Morelli, un coronel con el triste pasado de torturador y asesino. El hecho repudiable de por sí, no deja de asombrar por los ribetes militares y sociales que encierra. La decisión fue tomada por el jefe de la unidad, general Juan Carlos Wellington, a instancias del hermano del coronel. Cierta prensa, consecuente con su historia de complicidades, así como se llamó a silencio durante la dictadura cubrió la noticia del homenaje con elogios, humanizándola con aspectos domésticos que caracterizaban alegremente al indigno militar. Tan grave como la decisión del general Willington es el protagonismo de sus socios civiles. A no engañarse: existió una dictadura terrorista porque además hubo “prestigiosos” ciudadanos que lucraron con aquella política. Dar cuenta del pasado que nos tocó vivir afirma una identidad que pierde el miedo y recrea energías para encarar el futuro. Las menciones que se hacen no tienen el sentido de avivar una “caza de brujas”, al contrario. Hay que recordar que no pudo existir el terrorismo de Estado sin complicidades.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
