El comisario Ernesto Geuna ya no está como jefe de la Policía de Entre Ríos. El gobernador Jorge Busti aceptó su renuncia -presentada el jueves a la noche-, horas después de producidas las amenazas del uniformado al director de ANALISIS, Daniel Enz, en plena costanera de Paraná. Como no podía ser de otra manera, el abogado mediático y actual funcionario provincial, Marcos Rodríguez Allende, salió a decir lo contrario 72 horas después: de que el agresor había sido Enz. Habrá que ver ahora a quién le cree la justicia.
La noche del jueves 24 de noviembre no fue buena para el aún jefe de la Policía de Entre Ríos. No transpiraba tanto desde aquella madrugada en San Benito, cuando los supuestos datos de una vidente, en medio del programa de Susana Giménez, determinaron la orden del juez Héctor Toloy, de realizar excavaciones en un determinado lugar, para ver si se encontraba allí o no la joven Fernanda Aguirre, aún desaparecida desde el 25 de julio del año pasado. Cuando Jorge Busti se enteró que Geuna había “mediado” con los vecinos del Barrio Santa Lucía y les había permitido que intrusaran las viviendas del lugar, lo hizo llamar urgente. Hay quienes no recuerdan otro momento en que Busti le hiciera tantas advertencias al jefe de Policía, en tono enérgico. A los pocos minutos, Geuna llegó con un escrito, donde dejaba asentada su renuncia al cargo, pero lo dejaba a decisión final de las autoridades provinciales.
Geuna se llevó el auto oficial a su casa y a la mañana temprano del viernes 25 se comunicó con un alto funcionario, dándole a entender que estaba dispuesto a continuar en el cargo y se podía rever su presentación de renuncia. Eran no más de las 8.20 cuando Geuna apareció por la costanera de Paraná. Hay quienes recuerdan que llegó a la zona por la Bajada de los Vascos y enfiló hacia las proximidades de la Prefectura de Paraná, donde suele dejar estacionado el vehículo las mañanas que va a caminar. Venía en el Renault Megane color verde claro, patente ENA 928, con vidrios polarizados y dos antenas en el techo, perteneciente a la Policía y a la altura de la fuente nueva -que se inauguró el domingo 12 de diciembre del año pasado- Geuna identificó que venía caminando por la zona el periodista Daniel Enz, director de ANALISIS.
Enz había concurrido a caminar con su madre de 70 años, quien reside en Reconquista y estaba de visita en la capital entrerriana. Se había adelantado un trecho y su madre quedó a unos 200 metros aproximadamente, observando el río.
Geuna avanzó no más de 50 metros en el auto y realizó una brusca maniobra en “U” que sorprendió a varias de las personas que se encontraban en la zona, entre ellos a dos empleados municipales que estaban barriendo en inmediaciones de la fuente, del lado de la calle. Geuna se puso a la par de Enz y segundos después estacionó el auto oficial en el primer lugar de la playa de estacionamiento del Rowing Club. Eran no más de las 8.30. El policía no estaba de uniforme: se encontraba con un buzo negro o azul oscuro marca Adidas, zapatillas y una remera a rayas, con colores rojo, azul y una fina raya blanca.
Se adelantó, observó que no hubiera gente alrededor (aunque eran cerca de 30 las personas que estaban caminando por la costanera, entre ellos los vocales del Superior Tribunal de Justicia, Leonor Pañeda o Germán Carlomagno) y le dijo al periodista que quería hablar. Enz detuvo la marcha, se acercó y le extendió la mano.
Geuna lo tomó de inmediato del brazo izquierdo y le dijo: “No te metás más conmigo, porque se me va a salir la cadena y te voy a hacer mierda; vos no sabés con quién te metés”. La frase se la reiteró en tres oportunidades, totalmente nervioso, mientras el celular que estaba en su bolsillo izquierdo no dejaba de sonarle. El periodista le señaló que podía responder periodísticamente los cuestionamientos formalizados o bien acudir a Tribunales, pero Geuna siguió realizando serias advertencias.
La escena se extendió durante no más de dos o tres minutos. Cuando Enz siguió caminando, con el primero que se cruzó fue con un comisario retirado, que venía corriendo en pantalón corto azul y sin remera alguna, que diariamente concurre a realizar gimnasia a la zona. “No puedo creer lo que me pasó; me acaba de amenazar el propio Geuna”, le dijo el periodista, lo que provocó cierto estupor en el policía, pero no detuvo su marcha y continuó trotando. Geuna subió al auto oficial y partió. Enz también buscó su auto, que estaba frente al Club Estudiantes, al final de la costanera, pero antes llamó a una periodista de Radio Del Plata Paraná y le pasó el dato de la patente del auto oficial, ya que no tenía dónde anotar. Regresó a buscar a su madre y poco después concurrió a Tribunales, a radicar la denuncia.
Cerca de las 9 comenzó a llamar de modo insistente, a su celular personal, alguien cuyo número desconocía, por lo cual no lo atendió. Esa persona hizo no menos de siete llamados, hasta que dejó un mensaje. También habló otro periodista de Radio Del Plata Paraná, que le dijo: “Te está llamando desesperado el (...); dice que recién lo llamó Geuna y le contó que te había zamarreado en la costanera. Dice que lo atiendas, porque quiere hablar con vos sí o sí”. Ase refería a un suboficial de la Policía de Entre Ríos, allegado a Geuna, a quien el aún jefe de la fuerza le confesó que había agredido al periodista y le pidió que intentara una mediación. El suboficial envió algunos mensajes de texto y cerca de las 9.30 pudo dar con Enz. “Dice Geuna que está dispuesto a hablar con vos y olvidar el mal momento pasado. ¿Te podes venir para su casa a conversar?”, le manifestó. El periodista le dijo que no había “nada que hablar” y que ya había radicado la denuncia ante la fiscalía de turno, a cargo de Elisa Zilly. A los pocos minutos, el mismo suboficial le envió un nuevo mensaje de texto al celular del periodista, pidiéndole que retirara la denuncia. “Hablé con Lito (apodo de Geuna) y está dispuesto al diálogo”, le insistió.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
