Silvio Méndez
A principios de la semana pasada, la comunidad de la Escuela Manuel Belgrano de Santa Elena realizó una protesta frente al establecimiento porque no se pudo reiniciar el ciclo lectivo tras el receso invernal. Las razones: el crítico estado en que se encuentra el edificio, donde algunas paredes tiemblan y tienen movimiento propio, según indicó la dirigente gremial Blanca Valle. El miércoles el 26 de julio se desplomó parte del techo del edificio donde funcionan la Escuela Número 7 y la Número 17 de nivel medio de Sarandí en Gualeguaychú. Desde una distancia de cinco metros cayeron ladrillos del cielorraso, que impactaron algunos de ellos sobre computadoras. Esa misma semana, en Concordia se denunció que no hubo actividades en 11 establecimientos, donde concurren unos 3.000 estudiantes. En la mayoría de los casos, debido a falta de condiciones o porque todavía no finalizaron algunas reparaciones básicas. En algunos colegios directamente no hubo clases o se suspendieron, mientras en otros se realizaron turnos rotativos porque no todos salones son habitables.
El estado desastroso de muchos edificios escolares de toda la provincia ya no se puede ocultar, cae por su propio peso. Al conflicto que el gobierno enfrenta por estos días con los gremios docentes por actualización de haberes, se le suman los graves problemas de inversión y ejecución de obras en las escuelas. Una situación que últimamente se ha recrudecido, pero remite a denuncias que años anteriores desnudaron la falta de financiación y atención a la educación. Si bien desde la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) se reconoce el aumento en las partidas para reparación de los edificios para casos de emergencia, se criticó que no se hayan cumplido los compromisos suscriptos en 2006 para el saneamiento de forma integral. Asimismo, se apuntó al proceso de burocratización en la toma de decisiones, la intromisión de los poderes políticos locales y una política cosmética de los arreglos en lugar de soluciones de fondo. Para dar cuenta de la situación, el secretario General de AGMER, Sergio Elizar, señaló que el 90 por ciento de las escuelas “no reúne los requisitos que exige la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART)”, disparó.
En diálogo con ANALISIS, Elizar consideró que dentro de la discusión presupuestaria hacia el interior del sistema educativo, el tema de infraestructura escolar es uno de los más sensibles. En este sentido, rememoró que con la Caravana Educativa que en abril de 2005 recorrió todos los departamentos, se puso en debate el estado de “precariedad y desmantelamiento en que se encontraban nuestras instituciones escolares después de 20 años de desinversión”, y que les permitió discutir condiciones edilicias y laborales. El dirigente gremial también recordó que la administración provincial se comprometió en torno a este tema, pero ninguna obra pactada se logró en 2005. Ya en 2006, en una “paritaria de infraestructura escolar”, junto con distintos organismos de gobierno, se definieron “como criterios de prioridad cuatro elementos fundamentales de condiciones mínimas: techos y cubiertas; sanitarios, que en la mayoría de las escuelas estaban destruidos; agua potable, desagües cloacales y pluviales; y el tema del riesgo eléctrico. Ahí se empezó un trabajo de organización de la demanda”, describió. Pero en el balance, ya entrada la segunda etapa de actividades de este año, poco y nada parece haberse cumplido, consideró. “Uno no puede decir que no ha habido inversión y que no se hayan resuelto algunos de los problemas de las escuelas. Pero en la generalidad, el gobierno no pudo cumplir el acuerdo de las cuatro prioridades de forma integral. Lo que ha hecho es dar respuestas focalizadas ante problemas de riesgo o en determinadas instituciones escolares. Cuando la comunidad organizada se movilizaba en demanda de condiciones edilicias, cuando se le caía el techo, se le hundía la cocina, los sanitarios se inundaban de aguas servidas, las paredes estaban electrificadas, ahí la Dirección de Arquitectura respondía e intentaba comenzar los arreglos. Pasó en las escuelas Número 3 de Diamante, Número 44 de Federal, la Número 71 de Concordia -que todavía sigue con los problemas- y también en la Número 74, la Juan José Valle. Varias; escuelas que estaban a punto de derrumbarse. Pasó con la caída del techo del salón del Colegio Nacional en Paraná, que por suerte fue durante el receso escolar”, ejemplificó.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)