Soledad Comisso
-¿La actividad gremialista lo alejó de su familia y amigos?
-Lamentablemente sí, porque esta actividad exige mucho compromiso y eso implica el dolor de no ser un buen papá o un buen esposo, más allá de que mi familia comprenda eso.
-¿Hay algún dirigente sindicalista al que admire?
-Hubo muchos dirigentes importantes, pero en el caso concreto de ATE fue Libertario Ferrari, quien decidió la huelga histórica del 17 de octubre de 1945. Y más cerca en el tiempo puedo nombrar a Saúl Ubaldini, Agustín Tosco y Raimundo Ongaro. Germán Abdala fue uno de los dirigentes que conjugó en sí mismo a todos los sindicalistas honestos y comprometidos.
-¿Sintió miedo cuando tuvo que enfrentar el juicio por la quema de la puerta de la Casa de Gobierno?
-No, en su momento ya había planteado que al estar al frente del sindicato asumía todas las responsabilidades que eso implicaba, por eso no tuve miedo.
-¿Considera que ése fue el peor momento que vivió siendo sindicalista?
-Creo que lo peor fue el período que se vivió ese año, ya que hubo mucha represión, muertes y presiones en todos lados. Esos fueron los momentos más duros de la vida sindical que tuve que vivir. Además, a quien le toca la responsabilidad de estar al frente, asume un alto grado de compromiso en cuidar a cada uno de los compañeros y compañeras que participan.
-¿Conoció a muchos gremialistas corruptos?
-Sí, pero ha sido ocasionalmente en el marco de mi función de representante de ATE, ya que antes de que integráramos la CTA conformábamos la CGT y por eso asistí a congresos nacionales donde me he cruzado con alguno de ellos. Igualmente uno no puede dejar de admitir que esas personas son traidoras al movimiento obrero.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)