Silvio Méndez
El fin de semana pasado, el gobierno de la provincia envió a los medios un informe de prensa sobre los adelantos en la implementación del denominado Sistema de Emergencia 911. El servicio plantea contar una central telefónica para coordinar urgencias, líneas de comunicación interna para la policía y la instalación de 75 cámaras de vigilancia en distintos puntos de la capital provincial. En la actualidad, se indicó, se encuentra en la etapa de cableado subterráneo de fibra óptica, acondicionamiento de un centro operacional y capacitación de las operadoras de atención. El sistema, se describió, incluye una Unidad de Comando Móvil: un vehículo con los dispositivos de comunicación y vigilancia de video que se podrá trasladar a distintos puntos. Oficialmente, la puesta en marcha del amplio dispositivo será de “más de 55 millones de pesos”, se informó de modo impreciso.
La empresa favorecida para prestar de la infraestructura técnica ha sido Telecom Argentina y según se prevé, se encontrará en funcionamiento para 2012.
Sistemas de esta índole ya funcionan en pequeñas localidades del interior, como en Tabossi, una pequeña localidad de poco más de 1.000 habitantes donde el jefe comunal, Néstor Landra, insólitamente propuso desviar los fondos de coparticipación de la soja para colocar 20 cámaras.
En Paraná, en rigor la iniciativa comenzó a impulsarse con mayor fuerza a principios de 2010, pero el proceso licitatorio fue cuestionado a principio de año por favoritismo, y ahora se retomó con pasos concretos.
Las autoridades, como es de prever, no ahorraron elogios sobre el sistema, así como los beneficios que traería para la vida social. El gobernador Sergio Urribarri dijo que “estos elementos van a llevar mayor tranquilidad a la población”, y el jefe de la Policía, Héctor Massuh, dio detalles técnicos, como que los aparatos grabarán imágenes de cada sector durante las 24 horas, que se almacenarán por cuatro meses y habrá 17 cámaras con una cobertura de 180 grados y un alcance de 300 metros, aunque se dijo se han diagramado “para vigilar domicilios ni sectores privados” (SIC).
Pero resulta que la publicidad de estos anuncios que apuntan a combatir el delito y que se reproducen naturalmente con infaltables loas sobre los beneficios que acarrearían, pronto podrían transformarse en relatos de un futuro distópico.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)