Daniel Tirso Fiorotto
(Especial para ANÁLISIS)
Los tropiezos de los gobernadores con las promesas de inversiones millonarias son proverbiales en esta provincia. Al final de su última gestión, el entonces gobernador Jorge Busti recorrió el puerto privado de Agrenco y América Latina Logística (ALL) cerca de Ibicuy y festejó una inversión millonaria. Pocos meses pasaron para que los “inversores” cayeran presos en una investigación por supuestas estafas escandalosas, en Brasil. Luego fueron liberados porque la Justicia no aceptó como pruebas las escuchas secretas realizadas por la Policía, pero Agrenco casi se desplomó.
A fines de 2009 Urribarri recorrió la planta de una aceitera de Lucas González que prometía grandes logros, Green Lake. Pasaron pocos meses y la Justicia allanaba la firma por presunto fraude multimillonario.
En mayo de 2011, el responsable de Transportes Ibicuy SA (TISA) prometía inversiones por 30 millones de dólares en Ibicuy, en una reunión con Urribarri realizada en la casa gris. Decía que iban a mover 4 millones de toneladas de hierro y más todavía. En julio se le hundió el puerto por exceso de hierro (y de promesas).
Esta semana, el extremo sur entrerriano que registraba la competencia de los puertos público y privado volvió al escenario a raíz de un ambicioso plan de Urribarri, expresado en un proyecto de ley que sin mucho trámite fue aprobado en Diputados y pasó al Senado con media sanción, así que encuentra el camino aceitado: los senadores son todos oficialistas.
El proyecto tiene muchas aristas filosas, y es tan amplio que permite entregar todo y nada, es decir: le deja al Ejecutivo las manos libres para hacer lo que le plazca con el puerto y las tierras fiscales que suman en la provincia 200.000 hectáreas.
Desde que se derrumbó en julio, el Puerto Ibicuy fue paralizado. Las autoridades prometían que en pocos meses estaría reactivado, y no cumplieron.
En estos días reina el silencio en el puerto. Apenas trabajan algunos buzos en el lugar para constatar qué pasa bajo agua, pero los expertos consultados por ANALISIS admitieron que las reparaciones ni siquiera empezaron todavía y que una vez que comiencen demorarán unos seis meses, de modo que el puerto, que venía repuntando en su actividad, estará inactivo un año completo, con suerte.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)