J. R. y D. E.
Sergio Urribarri sintió el golpe en la espalda el día que Cristina Fernández pidió “un baño de humildad” a quienes estaban a escasos metros de distancia y pretenden sucederla en el poder. "Les pido un baño de humildad a los compañeros de nuestro espacio para que reconozcan y acompañen a quien está mejor capacitado para una función", dijo textualmente la Presidenta, en el acto realizado en Resistencia y en vísperas del Congreso Nacional del PJ. Algo de eso dejó traslucir Urribarri el sábado último, cuando recibió a varios periodistas de medios porteños ligados al oficialismo, en la ciudad de Gualeguaychú y estuvo acompañado por el senador nacional Pedro Guillermo Guastavino y el intendente Juan José Bahillo. Fue a ellos que les comentó que había sentido el impacto de la contundencia de la frase de Cristina. Pero a ninguno de ellos les dijo qué camino iba a tomar en horas siguientes. Tampoco habló del resultado de las últimas encuestas, que le daban un escaso margen de consenso en la sociedad argentina, pese al esfuerzo que había hecho por caminar diferentes provincias del país en los últimos 7 u 8 meses.
Una semana después, la misma mandataria nacional le reiteró la frase en la reunión a solas mantenida en la residencia de Olivos, en la noche del lunes, cuando mantuvo un encuentro a solas con el gobernador entrerriano. Los allegados a Urribarri indicaron que no le dijo que se bajara de la precandidatura ni le prometió nada en particular para su futuro político. “Nunca promete nada Cristina”, dijo un legislador nacional oficialista, conocedor del paño desde hace más de una década.
Urribarri salió con un sabor amargo de la residencia presidencial y regresó a su departamento en Capital Federal, donde lo esperaba su esposa y algunos de sus hijos. Hace ya varios años que Urribarri decide sus definiciones políticas junto a Analía Aguilera y su hijo Mauro. Fue a ellos a quienes les comunicó por primera vez que sentía que no tenía salida y que lo más lógico era declinar la precandidatura presidencial, para regresar a Entre Ríos y apostar fuerte a un nuevo plan. Tiene una pequeña lucecita encendida, por la posibilidad de ser compañero de fórmula de Daniel Scioli, pero también sabe que en los últimos años fue uno de los hombres del oficialismo que más veces lo criticó públicamente al jefe bonaerense. O sea, está en un escenario parecido al de 2011, cuando también esperaba ser el compañero de fórmula de Cristina Fernández y la mandataria terminó optando por Amado Boudou.
(Más información en la edición gráfica número 1020 de ANALISIS del 14 de mayo de 2015)