La ministra de Salud de la provincia, Sonia Velázquez, contó detalles hasta ahora desconocidos de lo que pasó puertas adentro del Ministerio en los momentos más ásperos del Covid. En un largo reportaje con ANÁLISIS contó cómo sufrió en carne propia la pandemia. “La infodemia hizo estragos”. “Una noche se nos saturó la morgue del San Martín”, fueron algunas de las frases que deslizó durante la charla, en la que reconoció que fue injusto que se apartara al ex ministro de Salud, Ginés González García de la cartera nacional. 

Por Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)

El Ministerio de Salud a la tarde estaba casi desierto. Solo quedaba la propia titular del Ministerio, su secretaria y algún que otro personal de prensa. La oficina en calle 25 de Mayo fue el centro de reuniones de todos los equipos de salud, en las épocas más complicadas del desembarco del Covid-19 en la provincia de Entre Ríos. Ahora tiene un aspecto casi normal. 

Sonia Velázquez saludó con tranquilidad. Nunca se la vio desbordada, ni aún en los momentos más complicados. La sala de reuniones ya no tiene los papelógrafos que en algún momento contaban estadísticas legibles para los que trabajan a destajo en el comienzo del 2020. Ahora la ministra se ubica en la cabecera de la mesa sin sacarse el tapabocas, únicamente en la oportunidad que toma agua. 

“Cuándo fue el peor momento de la pandemia, en el 2020 que no andaba nadie, y estaba tan compenetrada que para mí no existió el afuera, agarré a contramano una calle sin darme cuenta. Manejaba como un autómata en la calle”, reconoce a la hora de dimensionar los tiempos difíciles que transcurrían. 

“Y Ahora que estaba más descansada agarré el auto y me fui a Conquistadores y otros lados. Y fue interesante porque una puede ver lo que pasó en pandemia, en estos 24 meses que casi no hemos podido salir.  Eran cuestiones muy pendientes. Fue volver a ver lo edilicio, ver las organizaciones vivientes como le decimos porque atienden personas. Fue bueno volver a ver eso”, cuenta iniciando la charla que se extendería por más de una hora. 

“Cuando empezamos a planificar para las campañas de vacunación, si tenemos (en cuenta) los porcentajes de tierra, agua y humedales, debíamos poder llegar a todos esos lugares, por las distintas vías. Por lo tanto, teníamos que darnos una planificación atendiendo todas esas particularidades, las cuestiones territoriales y garantizar la accesibilidad. Eso marcó toda una planificación en el aquí y ahora en tiempo récord, porque lo que no teníamos era tiempo”, dice en la primera parte de una charla, en la que se permitió contar muchas cosas hasta ahora desconocidas de cómo se peleó puertas adentro contra la pandemia. 

- ¿Cuál fue el quiebre? Siempre pensaba cual fue el momento más complicado para ustedes
-A mí la contingencia me da una adrenalina importante, me activa para poder seguir: es parte de la supervivencia, El stress ocasionó sus consecuencias en mi organismo. Si me preocupé los primeros tres meses, cuando organizamos con el sector público, y privado, la proyección de camas. Primero fue que estaba desabastecido el mercado para poder contar con los elementos de protección personal, reparamos en que no había alcohol en ningún lado. No podíamos mandar a nuestro personal a la guerra sin esas cosas. Le dije al gobernador que los teníamos que proteger, sino, no les podíamos pedir nada, y se podían contagiar.  Ahí intervinieron dos cuestiones: recursos –que el gobernador nos dijo que todo lo que sea dinero y recursos, que teníamos a disposición- que nos dio potestad, y competencia para hacer las adquisiciones pertinentes.  Llamamos a Nación –ese fue el rol fuerte que cumplió Ginés en su momento- de concentrar todo lo que sea la rectoría para incidir en las empresas e impactar en la diversificación de la industria indumentaria. 
Había que tomar decisiones. Y rápido.

“Traigamos elementos de dónde sea”, les dije, porque las provincias quedamos a la deriva dentro del mercado que priorizaba urbes más grandes”, recordó la ministra, que pudo recuperar su peso después de un tiempo.

Los kilos perdidos tuvieron con ver con el stress y la situación atravesada. 

“Los primeros cuatro meses bajé 4 o 5 kilos, y me preocupé. La segunda instancia que nosotros tuvimos como fuerte cuando se empezaron a ocupar las camas. Tuvimos un período de vigilancia, aislamiento, testeo, conformación de los hoteles y demás. En la segunda etapa de contingencia fue la etapa de internación. Ahí tuvimos otra situación cuando empezaron a fallecer los pacientes, que teníamos referenciados en las unidades de monitoreo crítico por un programa que nos permitía tener en tiempo real la cantidad de pacientes que se recuperaban o fallecían. Ahí empecé con otro pico de stress”, agrega.
 

(La nota completa en la edición gráfica número 1128 de la revista ANALISIS del 24 de marzo de 2022)