De ANÁLISIS

En el sur de Entre Ríos, dos poblados con detalles diferentes, tenían como característica la existencia do conocidos prostíbulos donde convivían numerosas mujeres de diferentes puntos del país. Uno era el caso de Pueblo Belgrano, casi pegado a la localidad de Gualeguaychú. Otro el de la pequeña localidad de Escriña, a escasos kilómetros de Urdinarrain donde el prostíbulo había pasado a ser el principal ingreso del paraje.

En Pueblo Belgrano era uno de los lugares más tradicionales y vergonzosos pero todos miraban para el costado porque era una cuestión cultural, algo tradicional para los pobladores en medio de la hipocresía.

Yo creo que es una característica de la provincia de entre ríos, como de tantas otras provincias argentinas. Es una característica si se quiere cultural de connivencia entre personas que comenten delitos de trata, connivencia hablo de funcionarios policiales, judiciales, políticos, o sea políticos con cargo no. Y que ha llevado a lo largo de todos los años a ver cómo se ha manipulado la vida de distintas personas. Usted fíjese que  hoy en el mundo los negocios ilícitos como son la venta de armas, venta de drogas, la trata de personas, venta de órganos, son los que más rédito dan. Pero para que eso funcione se necesita, necesita  sí o sí una pata o apoyo con el Estado, si no, no podrían funcionar. Aquí en la provincia de entre ríos yo creo que por lo menos voy a hablar de departamento Gualeguaychú que es la zona que conozco y que me ha tocado intervenir en varias causas defendiendo víctimas. Yo creo que es importante destacar la hipocresía que hay en la sociedad que siempre miró para otro lado. Defendiendo niñas de 12 o 14 años me tocó escuchar aberraciones como que bueno, era su destino por ser humilde, como también escuchar que ellas elegían desde muy pequeñas llevar a cabo esas actividades. Escuchar que había que aceptarlo como es, y la verdad que me molesta porque es un tema que si le sucede a uno, a un ser querido ¿cómo reaccionaríamos? Porque mientras a mí no me toca me quedo callado. Hay una gran hipocresía, creo que hay una complicidad silenciosa que lastima y vulnera y la gente no se da cuenta que estas personas de por vida, no es que quedan marcadas, de por vida adquieren una patología como ser, un shock traumático que les impide ser felices o les impide desarrollarse como personas”, valoró el abogado Alfredo Vitale.

El letrado gualegauychuense que ha intervenido en varias causas por trata sexual de personas, marcó el caso de Ceibas. “Trata de personas sigue habiendo. Y el narcotráfico lleva a este tipo de delitos. En Ceibas existe y hasta ahora bien gracias. Hay personas que denunciaron en su momento y fueron amenazadas por gente con poder. La gente que denunció es de condición humilde. Ahí también hay gente que no vio nunca más a sus hijos. Hay toda una red. También está la trata laboral o venta de órganos. Se capta a las personas. Hay que hacer algo para evolucionar como sociedad”, planteó.

Escriña

El caso de Escriña era para una película latina. En el censo de 2001 se indicaba que vivían 189 personas. Todo giraba alrededor de esa pequeña casa, ubicada a la vera de la ruta. Donde el dueño del vil negocio hacía convivir a unas 30 mujeres, hacinadas en un lugar reducido, con escasos espacios. Esa casa de prostitución se llamaba La Rueda y luego El Caburé. Fue inaugurada a principio de los ’90, estaba a la vista de todo el mundo, gobernantes, autoridades policiales y judiciales. Nadie lo desconocía. Pero era mejor no hacer nada.

Martín Drutuel, presidente comunal, hace algunos años contó: “El boliche este está hace 10 años aproximadamente que está en ese lugar ahora, que es un lugar nuevo, es de ahora, del año pasado, de diciembre del año pasado. Anteriormente estaba acá también cerca y bueno, al principio toda una novedad. Después nos fuimos adaptando al movimiento. De noche, por ahí, todo el pueblo escucha la música del boliche. Ahora se adaptaron todos a lo que es el movimiento del boliche. Aporta a veces con pequeñas ayudas como un bidón de glifosato cuando hay que cortar yuyos. Pero impuestos por ahora ninguno. No todo es color de rosa, ha habido allanamientos con el tema de la nueva Ley de Trata”.

El auge de los burdeles tuvo su final a partir de la decisión final de eliminarlos de todo el territorio entrerriano, a fines de 2000. Justamente se empezó por el Sur de la provincia, la reacción no se hizo esperar. Los que estaban en el negocio, pelearon un tiempo por su reapertura e hicieron que las trabajadoras salgan a reclamar por su continuidad. Ellos nunca dan la cara, lo tenían que hacer las mujeres, las esclavas de ese sistema perverso.

“Llegué por una compañera, me dio un número de teléfono, viajando. Yo trabajaba, me quedé sin trabajo, me separé también. No tengo como mantener a mis hijos, así que me contacté con una chica, me dio el número, así que yo lo llamé al dueño, a don juan. Pasó que él me pregunta si yo quería plata, me mandó una plata y el pasaje y así estoy acá. Y acá va a seguir, el tema es que las chicas van a tener que trabajar en la calle. Porque, si no, como, esto lo que se cerró es injusticia, lo que está pasando viste, va a ser peor en la calle, nadie te cuida, eh no sé, van a matar a chicas porque si no tenés seguridad, menos en la calle, peor para todas las chicas”, contó hace años Estefanía, después que allanaran El Caburé. Se quejó del trato que recibieron por parte de los agentes de la fuerza de seguridad. “No se hace eso que hicieron, cómo nos trataron. Nosotros no fuimos rescatadas, siempre fuimos bien tratadas por el dueño. Podeos salir de día, tenemos libertad. Si yo no quiero trabajar un día, no trabajo. Ahora quedamos sin nada. Se llevaron toda la plata de la caja, se comieron y tomaron todo”.

Eduardo García jurado, ex juez de Instrucción de Gualeguaychú, recordó que “en aquel momento existía como al día de hoy el delito de corrupción y prostitución de menores, o prostitución de mayores por la fuerza o engaño por lucro o satisfacer deseos propios. Y también existía la contravención, el ejercicio de la prostitución callejera por cuenta propia. Y había una tolerancia a las casas de tolerancia. Bajo la apariencia de una sala donde poder ir a tomar un wisky o una cerveza, se decía y realmente existía una prostitución encubierta. Entonces el tema era que, en principio eso era una atribución de la Policía siempre y cuando no hubiese menores o una gente escalvizada trabajando en eso. Es decir que la Policía tenía amplio poder en ese aspecto. Pero bueno, más de una vez existieron comentarios e hicimos procedimientos. Recuerdo que una vez, a la noche organicé un procedimiento, hicimos 10 allanamientos a los 10 locales que se conocían de wiskerías en Gualegauychú y bueno, el resultado fue bastante negativo, bastante negativos. Es decir, no encontramos ni menores ejerciendo la prostitución, ni mayores sometidas a la prostitución y muy pocos elementos de prueba en cuanto a que ahí se ejercía la prostitución. Porque lo que estaba permitido era el ejercicio de la wiskería, el trato con las damas que estaban en la wiskería pero se hacía difícil, difícil porque había todo un contubernio institucional y social donde la justicia no podía apretar. Recuerdo, me viene a la memoria un gran tratadista decía que cuando un juez produce un golpe grande es porque se lo permitieron, es porque se pelearon entre dos poderosos. Y el poder del dinero de la prostitución y seguro hasta el día de hoy y todas las actividades anexas, el tema de la droga y de la trata, llevan a tener un poder muy grande. Por suerte hoy tenemos un sistema mejor de Justicia en Entre Ríos. Este sistema acusatorio con los fiscales que investigan y los jueces que garantizan”.

Un día cayó El Caburé de Pueblo Belgrano y otro día pasó lo mismo con La Rueda de Escriña. Este último caso fue el más escandaloso porque tuvo repercusión nacional e internacional. Fue en noviembre de 2008 que 30 mujeres entrerrianas, de otras provincias y países limítrofes, fueron liberadas por personal de Prefectura de Gualeguaychú, en un procedimiento ordenado por el juez Federal de Concepción del Uruguay, Guillermo Cuadrini, en el marco de las acciones que se realizaban por acciones delictivas relacionadas con la trata de personas. Entre las esclavas sexuales se encontraban misioneras, paraguayas, correntinas y brasileras. Había una menor, mujeres adultas y madres con sus hijas compartiendo el prostíbulo. Las aberraciones no terminaban en el ejercicio de la prostitución sino que además las mujeres eran sometidas psicológicamente. Vivían hacinadas, dormían tres o cuatro en la misma cama que era el mismo lugar que usaban con los clientes. En el prostíbulo había un solo baño, que era el que usaban todos. Luego de recuperar la libertad, las mujeres fueron trasladadas a la costa del río, a un lugar recreativo al aire libre donde volvieron a decidir qué querían hacer. Algunas eligieron volver a sus países o provincias, otras decidieron seguir trabajando.  

“Se dio en un contexto de un pueblito de 30 casas y 100 habitantes, en el año 98. Arrancaron estos tipos queriendo emprender un negocio, como alterando la paz del lugar. Fue en ese año que empezaron los muchachos que creo eran de Rosario del Tala. No tuvieron mayor suerte. Después apareció un empresario de Gualeguaychú, con vasta experiencia en el rubro. Le cambió la vida al pueblo. Eran una docena de chicas que iban rotando en otros boliches del mismo dueño. Siempre rotando, moviendo la clientela. En Escriña estaba en un lugar estratégico. Acaparó la clientela de la zona”, contó el propio Drutuel, presidente comunal.   

Pueblo Belgrano

Francisco Fiorotto, intendente de Pueblo Belgrano, recordó que cuando asumió la Intendencia una de las mayores demandas eran los prostíbulos. “Empezamos a trabajar con la normativa que era a nivel nacional y provincia que era muy poca y antecedentes cero del cierre de estas actividades. Sancionamos una ordenanza a principios de 2007. Charlamos con propietarios que no ofrecieron resistencia. No así con otros que fuimos hasta el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Entre Ríos. Recién en 2008 la provincia creó la División de Trata. Fue un trabajo arduo con implicancias. Una parte resistió las medidas y no es un ambiente muy amigable. Al municipio se le planteaba que había mucha gente que perdía su trabajo”, marcó.

“Los prostíbulos generaban una zona muerta donde estaban instalados porque había problemas, música, peleas. Nadie quería comprar en esos lugares y desvalorizaba los terrenos. Todos los fines de semana teníamos denuncias de los vecinos. Nos pusimos a trabajar en ese sentido. Hubo amenazas, tuve presencia policial en mi casa. Los prostíbulos estaban normalizados, era una convivencia entre las fuerzas políticas, policiales y la misma sociedad que lo naturalizaba pese a la legislación”, valoró el intendente.

Organizados

En Entre Ríos, la instalación de establecimientos donde se explote sexualmente a las personas está prohibida por la ley 10.186. La sanción de esta norma a la que se fueron sumando los municipios, determinó también la clausura de los que ya funcionaban  en la provincia. Clausuraron todos los prostíbulos en Entre Ríos, incluso aquellos bares o wiskerías donde la explotación sexual se naturalizaba a la vista de todos. Algunos de esos dueños llevaron el negocio a la República Oriental del Uruguay, otros se dedicaron a trabajar con el narcotráfico.

“Un famoso doctrinario penal, en Clarín escribió hace muchos años, hace 20 años, escribió que la Policía nació en Argentina mediante un pacto en la época de los conservadores, donde había que poner seguridad y se organizó la policía tal cual la conocemos. No había fondos, entonces se les dije, dennos seguridad y prostitución y juego clandestino es el negocio para la institución y para nosotros en la campaña electoral. Eso fue escrito por un gran doctrinario hace no más de 20 años. Esto fue replicado en todas las provincia. Pero con el devenir de la democracia y todos sus defectos, fueron mejorando y hay que seguir mejorando el sistema policial. Que es el operador  más importante y poderoso del sistema penal. Mucho más poderoso que un fiscal y un juez. Por eso hay que tener mucho cuidado con el sistema policial que tenemos”, plasmó García Jurado.

Apuntó cuando en una oportunidad procesaron a un jefe de un prostíbulo. “Él se escapó y la mujer del jefe fue condenada. Lo recuerdo como uno de los pocos casos”, marcó.

“Casi todas las historias son iguales”, comparó Vitale. “Me marcó ver la angustia de criaturas, pensar cómo podemos hacer para ayudarlas y sacarlas adelante. Esto nunca se pudo solucionar. En la provincia está la Dirección de Ayuda a la Víctima. Ellas son verdaderas heroínas porque tienen una oficina muy pequeña, con un presupuesto muy escaso. Sabemos que si esto no se ataca a fondo, no tiene solución. Esto también es violencia y Ni una menos. Ninguna persona consciente aceptaría ser raptada, privada de la libertad con fines laborales o sexuales y no ser dueña de su vida”.

Los clientes nunca se fueron. Esa es la razón por la cual el negocio de la trata permaneció latente. Cambiaron las reglas, cambió el circuito, cambió la visibilidad del problema. Pero permanece su esencia: un tercero que lucra con el sometimiento sexual o el ejercicio de la prostitución de la mujer, sacando provecho de su situación de vulnerabilidad económica y social.

“Me tocó ver testimonios de niñas que tenían 12 años y de condición humilde. Un testimonio muy fuerte donde una nena de 12 años nunca en su vida había tomado un helado. Y una persona mayor se acercó un día mientras ella jugaba en la esquina de su casa y le ofreció un helado. Y esa nena quedó maravillada. Él se empezó a acercar, la llevaba a tomar helados y un día la abusó sexualmente en su auto. Después se la vendió a otro que la utilizaba para fines comerciales. O sea, ganaba dinero. Estas dos personas fueron condenadas por el Tribunal Oral Federal en lo Criminal de Paraná. Pero esto continúa, no terminó. ¿Cuántos hay? ¿Cuántos hay en Paraná, Concordia, Gualeguaychú, Escriña, Ceibas? ¿Sabemos con exactitud cuántos hay? Y no, entre sombras sí, o como se le dice entre pasillo podemos sospechar quiénes pueden llegar a estar ligados. Pero no hay una investigación profunda. Y tampoco hay un salvataje real a estas personas sometidas”; agregó Vitale.

Muy pocos recuerdan lo que sucedió en el Caburé de Pueblo Belgrano o en La Rueda de Escriña. La modalidad cambió pero el negocio sigue. A algunos les preocupó la seria de condenas por trata de personas que hubo en Entre Ríos en los últimos años, a otros dueños de esa práctica perversa les importa poco y nada. Siempre habrá policías y funcionarios corruptos que miren para otro lado para no afectar el negocio. Y la historia, aunque en otros escenarios, seguirá de la misma manera.