Condenaron por falso testimonio al cura Mario Gervasoni, secretario del arzobispo Puiggari

Mario Gervasoni

La Justicia condenó al cura Mario Javier Gervasoni, actual secretario privado de Puiggari, a la pena de un año de prisión condicional al hallarlo culpable de falso testimonio, en su declaración en la causa Ilarraz.

La Justicia condenó este martes al cura Mario Javier Gervasoni, actual secretario privado del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, a la pena de un año de prisión condicional al hallarlo culpable del delito de falso testimonio.

El juez José María Chemez decidió morigerar la pena que había solicitado el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull, un año y medio de prisión condicional, aunque rechazó la solicitud del defensor del sacerdote, Guillermo Vartorelli, que había peticionado el sobreseimiento.

Gervasoni había sido acusado de no haber contado todo lo que sabía del caso cuando declaró como testigo en la instrucción de la causa por abuso y corrupción de menores que se abrió en 2012 al cura Justo José Ilarraz, finalmente condenado en 2018 a 25 años de cárcel. La Fiscalía lo acusó de haber sido “reticente” y no haber contado todo lo que sabía. El fallo deja en una situación incómoda al arzobispo Puiggari, quien en su declaración por escrito dijo que jamás había hablado del tema con su secretario privado.

“Cuando se le preguntó en la instrucción de la causa Ilarraz qué sabía de los abusos, Gervasoni contesta que no sabía nada. Que nunca se había sentado a charlar con Puiggari específicamente del tema. Pero la prueba reunida acredita lo contrario. Fue reticente Gervasoni; ocultó lo que sabía. El conocimiento que tenía (del caso Ilarraz) era mucho mayor. Y esto surge de los testigos. Fundamentalmente de (Hernán) Rausch y (Milton) Urrutia. Urrutia es claro. Dijo que con Rausch fueron a hablar con el arzobispo Puiggari, y que Gervasoni estaba puerta de por medio. Y que ingresaba a la sala de reuniones cuando lo solicitaba el obispo”, dijo el juez en el adelanto de sentencia que leyó este martes, y cuyos fundamentos se conocerán el 10 del actual, a las 8.30, informó Entre Ríos Ahora.

“Tenía conocimiento plenamente de lo que estaba sucediendo”, dedujo el magistrado. “Gervasoni dijo que con Puiggari había hablado generalidades, que nunca trató con el obispo el tema Ilarraz. Pero estuvo en la reunión a la que fue Urrutia al Arzobispado. Traía papeles, como dijo Urrutia. Tenía conocimiento de lo que había pasado. Y esto se refuerza luego de que toman estado público los hechos. La revista ´Análisis´ (que publicó el caso de los abusos de Ilarraz en 2012, NdelR), no reveló los nombres de ninguna víctima. Sin embargo, cuando ocurre la publicación, Gervasoni se dirige al Colegio del Huerto (donde Rausch es preceptor) y tiene una charla, que más allá de si fue intimidatoria o en confianza, como dijo Gervasoni, quedó demostrado que evidentemente sabía que una de las víctimas era Rausch”, señaló Chemez.

Dijo el magistrado que los testimonios de Urrutia y de Rausch, que dieron cuenta de aquella entrevista primera con Puiggari, en la que lo pusieron al tanto de la necesidad de apartar a Ilarraz del sacerdocio por los abusos cometidos en el Seminario, “resultan creíbles”.

También Chemez resaltó los dichos de los testigos José Carlos Wendler y el sacerdote Leonardo Tovar, que hablaron de la “afinidad” que existía en el Seminario entre Puiggari y Gervasoni. “Seríamos ingenuos si no pensáramos que Puiggari comentaba hechos importantes con Gervasoni”, razonó.

Y para confirmar la culpabilidad del secretario privado de Puiggari en la comisión del delito de falso testimonio, citó dos “hechos categóricos y concretos”.

Uno, cuando Gervasoni llamó a Urrutia reprochándole su accionar, por cuanto Urrutia había afirmado que el secretario del arzobispo estuvo en la reunión en la curia. El segundo, el hecho de haber ido hasta el Colegio del Huerto, lugar de trabajo de Rausch, a hablar del caso Ilarraz. “Esto demuestra que tenía conocimiento”, analizó.

Gervasoni, entendió el juez, “fue reticente al callar la verdad y no haberle dicho al juez todo lo que sabía”. Y por eso, entendió, “el hecho precipita en falso testimonio”.

Chemez rechazó el amparo que presentó Gervasoni: un documento con un juramento hecho en 2011, al asumir como secretario de Puiggari, comprometiéndose a guardar secreto sobre su oficio. El juez entendió que a los miembros del clero les podría asistir guardar reserva sobre el secreto de confesión, aunque ese punto está siendo dejado de lado por tribunales de Estados Unidos en casos que involucran abusos a menores por parte del clero, señaló. “El juramento de fidelidad hecho el 6 de abril de 2011 al asumir como asistente del arzobispo no lo exime frente a la ley civil de prestar declaración y hablar con la verdad. No pesa sobre Gervasoni el deber de abstención ni el derecho a guardar silencio. Ninguno de los sacerdotes que declararon en el juicio a Ilarraz, inclusive el mismo Gervasoni, pidió el derecho de abstenerse. Evidentemente sabían que no estaban amparados en el derecho de guardar secreto”, señaló el magistrado.

El juez no consideró la declaración de Wendler, que dijo que Gervasoni se había enterado de los abusos en el Seminario siendo seminarista, durante una conversación con los ahora sacerdotes Jorge Charreun, Ramón Zapata y Néstor Pucheta, porque no era parte de la imputación. Y respecto de la declaración en el proceso previo al juicio diocesano que ordenó el ex arzobispo Estanislao Karlic, en 1995, que hizo Gervasni en el Seminario a pedido de Puiggari, declaración que desapareció, dijo el juez que ese punto no había quedado zanjado y por tanto no tenía certeza frente  a las dos posturas que se escucharon en el debate.

“(Silvio) Fariña no lo menciona a Gervasoni. Tampoco fue traído Fariña a juicio. Los elementos que tenemos no me permiten arribar a la certeza. Son coincidentes las declaraciones de Puiggari y de Gervasoni. Pero no tengo certeza de que Gervasoni haya falseado los hechos. También es muy sugestivo que no esté la declaración de (Sebastián) Martínez. Pero tampoco sabemos en qué contexto. No puedo descartar que haya existido esa investigación preliminar. En esta parte no tengo certeza de que haya falseado la declaración”, concluyó.

Por qué se abrió el proceso

El sacerdote Mario Javier Gervasoni, secretario privado del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, negó en la Justicia haber falseado su testimonio cuando declaró en la instrucción de la causa del sacerdote Justo José Ilarraz, condenado en 2018 a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores.

Cuando declaró en la Justicia en la causa Ilarraz, el 8 de abril de 2015, Gervasoni negó conocer algún detalle de los abusos. Que fue convocado como testigo en la investigación que mandó realizar el entonces arzobispo Estanislao Esteban Karlic en 1995, que lo hizo a pedido de quien era el rector del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, el actual jefe de la Iglesia, Juan Alberto Puiggari, que redactó una carta de puño y letra, que la entregó a su superior, y nada más.

Entonces, cuando declaró ante la jueza de Transición Susana María Paola Firpo, el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull pidió que le leyeran el artículo 275 del Código Penal: “Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el testigo, perito o intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente”.

El Ministerio Público Fiscal acusó al secretario privado de Puiggari -ejerce esa función desde 2011- por “haberse pronunciado con falsedad y reticencia, ocultando datos al juez, datos que no podía ignorar por el rol protagónico de secretario del arzobispo, con quien convive” en la residencia episcopal de la Costanera Alta. Fue cuando Gervasoni declaró como testigo en la causa Ilarraz, en 2015. Como para la Fiscalía se encontraría ya acreditado el delito, durante la audiencia de hoy ya hizo el adelanto de pedido de pena que hará para el cura: prisión condicional de 1 año y 6 meses por el delito de falso testimonio.

La actitud de Gervasoni, además, quedó en evidencia en un fallo que emitió a finales de abril de 2015 la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), cuando rechazó el pedido de prescripción de los delitos que se le imputan a Ilaraz, planteado por su entonces abogado defensor, Juan Ángel Fornerón.

En su voto, el exvocal Carlos Chiara Díaz sostuvo que es “factible asimismo que los límites de esta investigación” no sólo “podrá ampliarse con el aporte de otros damnificados y denunciantes que suministren nuevas evidencias, tal como lo afirman los representantes del Ministerio Público Fiscal, sino que podrá enriquecerse en el aspecto fáctico con el descubrimiento de otros delitos conexos a cargo de otros imputados, partícipes o encubridores, tal cual se insinúa y concreta de lo requerido por el Agente Fiscal de la ciudad de Paraná, Juan Francisco Ramírez Montrull, quien solicitó por ahora a la señora jueza de Transición medidas sólo contra Ilarraz, pero también la remisión de testimonios de algunas declaraciones ante la probable comisión del delito de Falso Testimonio por parte del sacerdote Mario Gervasoni”.

El martes 24 de septiembre, cuando ejerció su defensa ante el juez José María Chemez, en el juicio por falso testimonio, manifestó su inocencia del delito que pesa en su contra. Respecto de la declaración que hizo en la Justicia en 2015, ante la jueza de Transición Susana María Paola Firpo, recordó: “Sobre eso quiero aclarar que se me preguntó si conocía los hechos, e interpreté que me preguntaban si había sido testigo o había visto algo. Aclaré que no. También quiero aclarar con respecto a esto, la reunión que se nombró o no existió o yo no estuve (el excura José Carlos Wendler habló de una reunión de la que participó Gervasoni en 1995, cuando se contó un caso de abuso de Ilarraz), como dijeron (Ramón) Zapata o (Jorge Charreun). Está confundido (Wendler). Cuando hablé con la jueza Firpo y se me preguntó sobre la pesquisa, yo aclaré que no, que no se me dio causa ni motivo, ni víctima ni victimario, que me enteré (de los abusos de Ilarraz) por los medios. La pregunta que me hacen es si había hablado con Puiggari. Y sí, yo hablo con él, pero él es muy reservado. Las charlas que tuvimos fueron por lo que había salido en los medios”, contó.

Respecto de un incidente citado por el testigo Hernán Rausch, que contó que Gervasoni fue a increparlo a su trabajo –es preceptor en el Colegio del Huerto-, oportunidad en la que le habría dicho que no le importaba la suerte de Ilarraz, pero que no se metiera con el Seminario, el secretario de Puiggari minimizó el hecho. “No fue una charla para reprochar, sino que yo estaba de acuerdo con la denuncia. Lo que no me parecía era que haya metido a todos los sacerdotes en la bolsa. Y quiero aclarar que todo lo que supe, lo supe por los medios. Mi rol es de secretario. Nunca fui notario ni escribiente ni presencié audiencias”, cerró Gervasoni.

El miércoles 18 del actual se abrió el juicio oral y público al cura Gervasoni, acusado del delito de falso testimonio, y en el alegato de apertura, el fiscal Ramírez Montrull pidió una condena de 1 año y 6 meses de prisión condicional. “Se va a acreditar que Gervasoni en 1995, cuando era seminarista, tuvo conocimiento pleno al menos de un abuso de Ilarraz. Ya tenía conocimiento de los hechos por los cuales se lo interrogó y fue reticente”, dijo Ramírez Montrull, en alusión directa a la negativa del cura respecto a que haya tenido información del caso antes de que se tomara estado público, en 2012.

Pero la defensa del secretario privado de Puiggari negó esa hipótesis. El defensor Gervasoni, Guillermo Vartorelli, se apoya en un elemento: el sacerdote tiene secreto profesional por su función de asistente del arzobispo y antes de tomársele declaración en 2015 debió habérselo relevado de esa situación. Como eso no se hizo, ese testimonio resulta nulo, aseguró. Y acompañó una prueba documental: un juramento por escrito hecho por Gervasoni ante el vicecanciller de la diócesis, Héctor José Rodríguez, el 6 de abril de 2011, con la promesa de ejercer su función y “observar religiosamente el secreto de oficio”.

Vartorelli negó que Gervasoni “haya sido remiso o declarado falso”. Y apuntó: “Entendemos que no hubo falso testimonio que tenga la entidad suficiente para considerarla ocultamiento de un dato relevante por parte de Gervasoni”.

Fuente y foto: Entre Ríos Ahora

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