María Eugenia Bielsa: “Antes de marzo vamos a entregar miles de viviendas”

María Eugenia Bielsa

María Eugenia Bielsa anticipa las ideas para solucionar los problemas con los créditos UVA y la relación que tendrá el Estado con el mercado inmobiliario.

Dicen que los escritorios reflejan el carácter de quienes los ocupan. De ser así, en la cabeza de la ministra de Hábitat, María Eugenia Bielsa, todo debería ordenarse en forma simétrica. En su mesa de trabajo se apilan papeles e informes dispuestos con precisión, en función del espacio, uno al lado de otro. La arquitecta los revisa y los vuelve a acomodar, busca datos. Quiere ser exacta: una tarea complicada en un área donde sobran estimaciones y faltan estadísticas.

En Argentina se calcula que hay más de tres millones de hogares con déficit habitacional, nueve millones de inquilinos y dos millones de viviendas ociosas. Si a ese panorama le sumamos las dificultades en el acceso a la tierra y los dramas hipotecarios, el escenario que debe enfrentar el primer Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de nuestra historia está más cerca de una pesadilla que del sueño de la casa propia. El gran desafío, le explica Bielsa a Página/12, es que “las viviendas estén integradas al espacio urbano” y concebirlas “como un lugar que tiene que ver con la identidad, la seguridad, el arrope, el cuidado y los modos de habitar”.

“Tener una vivienda digna es un derecho humano. Cuando una familia se va a vivir a un lugar amplio, a una casa de material, recupera la dignidad”, escribió Alberto Fernández en Twitter, el 2 de octubre pasado. “Fue a la noche, a eso de las 23 horas. Me acuerdo que me impactó mucho y en una recorrida de campaña en Santa Fe, lo charlamos”, señala Bielsa. “Él me dijo que sentía que el ministro de Obras Públicas, al encargarse de las grandes obras, rutas, puentes, centrales hidroeléctricas, pocas veces tenía tiempo para dedicarse al hábitat. Y la verdad es que yo también siempre pensé que deberían ser dos canales”.

–¿Cómo fue el ofrecimiento del cargo?

–Fue en la oficina de México; nunca me imaginé en este cargo. Es un enorme desafío, una oportunidad que los arquitectos urbanistas venimos esperando hace muchísimos años.

–Alberto Fernández dijo en el Foro Ciudades en Rosario que “Argentina va a ser un país distinto el día en que una persona nacida un Jujuy tenga la posibilidad de crecer, estudiar, enamorarse y morir en su propia tierra”. ¿Cómo lo analiza?

–Es una frase que describe el lineamiento que tiene este gobierno. Desde el primer momento, el presidente se ha manifestado por un país federal. Han habido distintas ideas sobre el federalismo, pero creo que la más integradora es la que nos propuso Alberto. Hay un libro de Juan Grabois, “La clase peligrosa”, en cuyo capítulo final relata la vida que todos queremos hacer: que nuestros hijos se levanten a la mañana, vayan a la escuela, que tengan una maestra con la que puedan compartir nuevos conocimientos, después vuelvan a su casa y sus padres los estén esperando para comer juntos, y a la tarde peloteen como lo hacían mis hermanos en la vereda. O que tengan un club a donde ir, que se puedan formar. Todos tenemos ilusiones parecidas, no hay una ilusión diferente según la clase social a la que uno pertenezca. Me parece que el gran imperativo político de este gobierno es poder consolidar esta idea desde la gestión y que todos los Ministerios trabajemos integradamente. El objetivo es implementar una política de radicación de la población en su lugar de origen. Y para eso necesitamos un Estado menos burocrático y con más acción.

–¿Cuál es la situación habitacional del país?

–Los datos son bastante imprecisos porque hace mucho tiempo que no se hace un registro con rigurosidad. El déficit se estima en alrededor de 3,2 millones. Existen, además, dos millones de viviendas que no están ocupadas. Entonces, si nosotros logramos incentivar para que esas viviendas estén en el mercado, el déficit se achicaría. Sin embargo, no hay que pensarlo sólo en términos cuantitativos sino también cualitativos. Hay muchas viviendas que tienen que ser atendidas por su condición deficitaria, que requieren instalaciones sanitarias completas, baño, cocina y lavadero con agua caliente. No hay una sola forma de resolver el déficit. Es necesario, también, mejorar la accesibilidad y la conectividad en áreas rurales. Tener programas, como algunos con mucho éxito en Europa, de apoyo al alquiler social.

–¿El acceso a la tierra es una de las mayores problemáticas?

–Sí. Es importante tener una política de suelo en la que seamos actores. Donde podamos tener un estudio serio de cuánto es lo que tiene que costar el suelo infraestructurado. Por otro lado, si el sector privado se asocia con el Estado, tiene que resolver una encrucijada: ¿queremos construir más a mejor precio o poco a un precio inaccesible? Nosotros los invitamos a construir más, pero a menor precio. Porque no hay industria que te permita cuadruplicar la ganancia.

–¿Cuál es la situación de los hipotecados UVA?

–Hay más de 130.000 hipotecados con créditos UVA vinculados a vivienda única. La ley de Solidaridad le dio la responsabilidad al Banco Central de revisar la situación del tema.

–¿Es alta la tasa de morosidad?

–No me gusta hablar de nivel de morosidad porque ese fue un argumento que el gobierno anterior usó para distorsionar. Decía que había poca morosidad y que, por lo tanto, se podía pagar. Pero los tomadores de créditos UVA por poner como prioridad pagar la cuota se endeudaron con la tarjeta de crédito, con familiares o amigos que les prestaron dinero. Por lo tanto, es un argumento que no ha sido claramente explicado. El otro argumento que afirmaba el gobierno anterior es que se capitalizaron. Y si bien es cierto que la vivienda es un bien que en el tiempo se mantiene relativamente estable, el que compra una vivienda única con un crédito UVA no está pensando en venderla.

–¿Qué opina de este esquema de créditos atados a la inflación?

–Creo que pueden funcionar si no tenés una escalada inflacionaria. El año pasado fue la más alta de los últimos 28 años. No matemos al sistema, veamos por qué no funcionó. El problema fue la inflación.

–¿Se va a extender el congelamiento de las cuotas?

–Nosotros creemos que no es bueno extender el congelamiento de las cuotas porque cuando se suelten, el salto va a ser enorme. Lo mejor es consensuar con los hipotecados una solución, por lo menos, a mediano plazo. El otro día leía una entrevista al exsecretario de Vivienda –Iván Kerr– que aseguraba que el sistema había funcionado. Que el problema es que nosotros estamos prorrogando subsidios por un mes, cuando en realidad el gobierno anterior congeló las cuotas por cuatro meses. Nosotros nos propusimos no generar esa angustia en el mes de enero. Ahora les vamos a hacer una propuesta.

–¿Cuál va a ser el alcance de esa propuesta?

–Probablemente no incorpore a todo el universo de hipotecados porque hay distintas situaciones. Por ejemplo, el congelamiento alcanzó a determinados niveles de tomadores de UVA, hasta 14.000. No más de eso. Entonces, nos hemos comprometido que a fin de mes el Banco Central va a hacer una propuesta sobre el tema. Los bancos públicos y los privados han colaborado dando sus miradas sobre cuál es el universo que hay que atender. Es necesario reconstruir la confianza en la palabra pública. Lo ideal sería que tengamos un país estable, en donde el crédito hipotecario sea una realidad. No ha sido así en todos estos años.

–Con las tasas de interés que siguen siendo altísimas y el impuesto del 30% al atesoramiento en dólares, es complicado.

–Con respecto al dólar PAÍS y al dólar oficial, la AFIP ya se expresó. Lo que aplica es el dólar oficial para vivienda única hasta 100 mil dólares.

–¿Cómo evolucionó el Plan Procrear en estos últimos años?

–Hay 11.000 viviendas Procrear que estaban casi terminadas en la última gestión de Cristina Fernández y en estos años no fueron entregadas. Si ustedes pasan por Ezeiza van a ver viviendas terminadas, custodiadas por seguridad privada que tienen cuatro años sin entregar. Están adjudicadas, solo les faltaba una ordenanza, algún trámite. Durante el gobierno anterior, no se ocuparon de los problemas del otro. Hay una persona pagando un alquiler y su vivienda está terminada. Además, existe un gasto ocioso enorme: la custodia privada, termotanques que se desfondaron por falta de cuidado y hay que cambiarlos, lugares en donde entró humedad y como no se ingresó a la vivienda ahora hay que repararlos. Esto demuestra la falta de comprensión del rol del Estado.

–¿Y cuándo van a ser entregadas estas viviendas?

–Estamos armando un cronograma para poder hacerlo antes de marzo. Hay 8.000 lotes con servicios para construir una vivienda y que también se podrían haber entregado. Los recursos estaban pero no hubo voluntad política. Durante el último mandato de Cristina Fernández se otorgaron a través del Procrear 110.000 créditos hipotecarios. Entre 2016 y 2019 solamente once mil. Es decir, el diez por ciento. Y en cuanto a ampliaciones y mejoras de hogares, por ejemplo si alguien quiere renovar el baño o la cocina, la comparación es de 85.888 entre 2012 y 2015 contra 0 en el gobierno de Mauricio Macri. Esto, además, tiene un impacto enorme en el desarrollo y en la mano de obra de un país que necesita poner su sistema productivo a trabajar con intensidad. Acá no hablamos solo de viviendas sino de puestos de trabajo, de economías locales que dejaron de funcionar.

–¿Qué va a pasar con la ley de alquileres?

–Allí tenemos un camino que se ha discutido largamente en el Congreso. Ya tiene media sanción en Diputados y podría tener tratamiento en el Senado en las sesiones extraordinarias. Entendemos que el Estados tiene que involucrarse sin que esto signifique descalificar el rol del mercado. Pero el mercado solo, no ordena. El sector inmobiliario lo ha planteado. Ellos visualizan que ha bajado mucho la venta de inmuebles y quieren trabajar en conjunto con el Estado.

Fuente y foto: Página/12

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