La principal diferencia del vivero de Paysandú -respecto a otros que tiene Botnia UPM en distintos departamentos- es que la plantación será por estaca y no por semillas como es habitual.

El gerente general de Botnia-UPM, Javier Solari, explicó que la plantación por estaca consiste en cortar un gajo de una planta, cuya información genética es la que se quiere trasmitir, y volver a plantar.

“Esa planta madre fue seleccionada, mejorada y tiene información que nos llevó 20 años recopilar”, explicó. Con la plantación por estaca la productividad de la tierra aumenta en un 30 por ciento.

Sin embargo, la contrapartida de este avance científico y empresarial tan importante es que un vivero así implica una gran inversión económica, debido a los cuidados de luminosidad y temperatura que requieren las plantas.

Para esta ocasión en particular, Botnia-UPM invirtió 18 millones de dólares. Solari confesó que la empresa es consciente de que se trata de un monto “muy elevado” para ser un vivero y que por este motivo procura justificar cada dólar gastado en el proyecto, informó El Observador.

Tecnología

El vivero posee grandes avances tecnológicos cuyo objetivo es obtener una mejor celulosa, insumo fundamental para hacer un papel de mayor calidad.

Solari explicó que las innovaciones tecnológicas hacen que la inversión sea “razonable”.

El vivero cuenta con calderas de leña y calefacción central que permiten, tanto en invierno como en verano, mantener una temperatura adecuada a un costo menor.

“Las calderas funcionan con madera, justamente lo que nosotros producimos; eso significa que generamos nuestro propio combustible y ahorramos dinero”, dijo Solari.

La temperatura es muy importante en un vivero con plantación por estaca dado que reduce el tiempo de crecimiento que demandan las plantas.

Otra novedad del vivero de Botnia-UPM es que, a diferencia de uno tradicional, las bandejas con plantas no son trasladadas de un ambiente a otro por una persona, sino a través de rulemanes.

“Esto nos permite aumentar la productividad de la mano de obra”, analizó el gerente general de Botnia-UPM.

En el cambio de ambiente las plantas van recibiendo distintos tipos de temperatura, humedad y luminosidad.

Por otra parte, el proyecto de la pastera no utiliza los tubetes de plástico para poner las plantas en la tierra (que luego son desinfectados y se vuelven a utilizar), sino que las plantas de eucaliptus están puestas en envases de papel biodegradables.

“Así tocamos menos las plantas y aumentamos su calidad”, explicó.

El vivero también cuenta con un circuito cerrado de nutrientes y agua. A través de un sistema de irrigación, el vivero limpia las aguas y las vuelve a usar.

Se estima que en este nuevo proyecto de Botnia-UPM trabajarán unas 150 personas, en su mayoría mujeres, dado que los cultivos requieren una manualidad muy delicada.

El vivero de seis hectáreas en Paysandú se suma a otras plantaciones que tiene Botnia-UPM en Río Negro, Soriano, Tacuarembó y Cerro Largo.

No obstante, la empresa comenzará a recoger los frutos de esta inversión dentro de 10 años, dado que si bien los eucaliptos serán plantados en 2012, recién una década después estarán siendo utilizados para producir celulosa, el componente de la madera que la empresa se encarga de procesar y exportar.

“Si nos interesara la madera, deberíamos esperar 15 años. Los procesos de forestación son largos”, comentó el gerente general de Botnia-UPM.

De hecho, los extensos procesos de forestación hicieron que en 2007 la pastera, cuando se instaló en Uruguay, tuviera que comprar madera a otros privados para obtener celulosa, comenzar su procesamiento y luego exportar.

Sin embargo, desde que llegó al país la empresa quería tener sus propias plantaciones y por eso realiza ahora esta inversión.