Sandra Miguez
A la infección de VIH de una joven madre en septiembre del año pasado, se sumaron otros casos de sangre “reactiva positiva” detectados en la misma fecha en el Hospital San Roque de Paraná, según pudo confirmar ANALISIS. Aún queda por establecer cómo fueron utilizadas las plaquetas del donante número 24.787 que resultó VIH positivo, cuya sangre fue transfundida a la mujer. La información permanece bajo el estricto secreto de sumario establecido por la jueza de Instrucción Número 8, Elisa Zilli, quien realizó varios procedimientos, entre ellos el allanamiento del libro de dadores del nosocomio y de las planillas con la información serológica de la sangre, donde constaría la detección de un caso de Chagas y otro de sífilis. En las últimas horas varios profesionales indicaron a este medio la posibilidad de nuevos casos de infección. El tema se mantuvo bajo un absoluto hermetismo, temiendo correr con los costos políticos -que rozan desde el secretario de Salud, José María Legascue, hasta varios de sus subordinados- ante una trama que pone en evidencia la falta de cumplimiento de las pautas internacionales de bioseguridad, la anomia de las instituciones para resolver en forma inmediata estos problemas, y la preocupación por evitar el pánico general.
“¿Quién puede garantizarnos que el error no se haya cometido otras veces?”, preguntó ANALISIS la semana pasada a algunos especialistas que conocen de los procedimientos técnicos. La respuesta fue lacónica y tajante: “Nadie”. Esa posibilidad ha generado un manto de sospechas sobre todo en personas que han recibido algún tratamiento con plaquetas o una transfusión a fines de septiembre de 2006, pero también sobre los propios trabajadores que se ven involucrados en la tarea cotidiana, y que en definitiva son los que sostienen los servicios de los hospitales públicos.
Según pudo saber este semanario, otras muestras de sangre enviadas al Hospital San Martín de Paraná entre los días 25 y 27 de septiembre de 2006, también dieron positivas en sus reactivos. Se trataría de dos muestras más, una con un reactivo positivo en Chagas y la otra con un reactivo positivo en sífilis, aunque hasta el momento la información se mantuvo en absoluto secreto de sumario.
Los datos con sus respectivos detalles, obran en poder de la justicia que -por orden de la jueza Elisa Zilli- libró una orden de allanamiento para secuestrar las planillas con los resultados de los estudios efectuados por el Servicio de Hemoterapia del Hospital San Martín y del libro de dadores del Hospital San Roque -laboratorio de origen- desde donde se enviaron las muestras de sangre, y donde se habrían producido ciertas irregularidades a la hora de asentar la información respectiva.
La orden judicial surgió luego de que el bioquímico Carlos Zanaschi realizara una denuncia por adulteración de documento público, ya que, según señala, los resultados transcriptos en el libro de dadores del Hospital de Niños, han sido fraguados.
Pero otro dato llama poderosísimamente la atención, y es donde podría radicar uno de los principales motivos que generó semejante equivocación. La tramitación para la elaboración de los controles se realiza a través de lo que se denomina un “protocolo”. Allí se establece la forma en que se deben realizar los chequeos respecto a la serología de la sangre y la forma en que se comunican los resultados a los fines de garantizar las pautas de bioseguridad.
Sin embargo, en el caso que motivó la infección de esta mujer, no habría constancia de dichos protocolos, lo cual abriría la investigación para poder determinar de qué modo se estaban efectuando las notificaciones. “Es que algunas veces la comunicación es vía telefónica entre un servicio y otro”, aseguró una fuente a este medio.
Si bien el trámite tribunalicio se inició para establecer la adulteración de la firma de Zanaschi y sobre los datos volcados en el libro de dadores, según pudo saber ANALISIS, en los registros secuestrados por la jueza Zilli, obraría información respecto a otros sachets infectados. Se trataría de otras dos bolsas de sangre con reactivos positivos de Chagas y sífilis, datos que se guardan bajo secreto de sumario. Asimismo, hasta el momento no se ha podido determinar cómo se utilizaron las plaquetas de la sangre del dador número 24.787. Esta situación explica por qué nadie quiere que el tema trascienda públicamente, puesto que causaría mucha preocupación y hasta cierto pánico en la población.
No obstante para el doctor Ricardo Alcain, jefe del Servicio de Hematología del Hospital San Roque, es de rutina que la sangre se testee para determinar varias enfermedades entre ellas, Chagas, VIH, hepatitis B, hepatitis C, brucelosis, HTLV, sífilis y también anticuerpos irregulares. “En total son 10 pruebas que se realizan con cada muestra de sangre como parte del procedimiento de rigor”, afirma Alcain quien a su vez explica que “esto permite detectar todos los casos de sangre que termina siendo descartada”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
