-El peronismo. La nota pasada trataba de abrir la puerta hacia un análisis de alianzas posibles en el devenir del año electoral que es el 2009. En esas intenciones se señalaba la predisposición de los socialistas a explorar afinidades con el radicalismo y las razones que los lleva a repeler los encuentros con el justicialismo. Es claro que cuando se analizan las conductas partidarias hay que entender que en gran medida son un reflejo del pensamiento de sectores sociales. Es proverbial que se atribuya al radicalismo la representación de los sectores medios y al justicialismo del movimiento obrero. Desde luego que son esquematizaciones que muchas veces son más las confusiones que acarrean que las soluciones que aportan, pero bueno, ahí están. Son varios los acontecimientos que dan un mentís a estas esquematizaciones. Basta señalar el ejemplo cercano de Raúl Alfonsín en octubre de 1983, que supo ganar con soltura en las barriadas obreras del Gran Buenos Aires y del Gran Rosario. La Alianza conformada por radicales y frepasistas, que llevaba como candidata a diputada nacional a Graciela Fernández Meijide -octubre de 1997-, terminó pasando por arriba a Chiche Duhalde y sus manzaneras. El vuelco de los sectores medios hacia el peronismo también tiene sus mojones cuando el triunfo de la Renovación Peronista, en las elecciones por las gobernaciones. En el proceso electoral de 1987, en Entre Ríos, el justicialismo, portando a Jorge Busti a la Gobernación, dio cuenta de una figura emblemática de la Coordinadora Radical como fue el ex senador Ricardo Laferriere. Pero bueno, también hay varios otros registros que afirman estos esquemas. Lo cierto es que en esta actualidad, al kirchnerismo le cuesta atar una relación estable con los sectores medios. Es cierto que en las elecciones de abril de 2003 fue Néstor Kirchner el que más atrajo al sector de clase medida progresista que rechazaba un regreso del menemismo.
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-El progresismo en la patria chica. En Entre Ríos los sectores medios han evolucionado con sus propios caracteres y condimentos. El carácter de esta extensa franja social es muy distinto al de las grandes concentraciones urbanas. La case media entrerriana compone un sector social laborioso, es decir, está inserto en el proceso productivo como trabajador, propietario o no propietario. Desde ya, sus niveles de ingreso medio distan muchos kilómetros en relación con las capas medias altas de Buenos Aires, Córdoba o Rosario. La franja que se puede denominar intelectualizada también guarda una relación menor en el componente global si se la compara con las urbes citadas. Sólo en Paraná se pueden encontrar sectores que se miran en el espejo capitalino nacional. Este carácter social hace que tenga una conducta cívica muy poco volátil. En general, en lo que va de democracia, la sociedad entrerriana ha sido bastante fiel en el alineamiento con los dos partidos tradicionales. La clase media ha seguido la misma tendencia. Sólo cuando alguna de estas fracciones entró en crisis, terceras fuerzas marcaron su presencia.
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-Dos registros. Entre Ríos vivió en el año 2007 dos procesos electorales: para gobernador, intendentes y legisladores provinciales el 18 de marzo y en octubre para autoridades nacionales -presidente y vice-, diputados nacionales y senadores. Los dos eventos arrojan resultados que aparecen cambiantes. En marzo del 2007 el dominio escénico del justicialismo fue absoluto. Sergio Urribarri fue ungido gobernador con el 48 por ciento de los votos y la disidencia peronista que referenciaba al entonces intendente de Paraná, Julio Solanas, arañaba apenas el 20 por ciento. Entre las dos vertientes del justicialismo tocaban con las uñas el 70 por ciento del electorado. No obstante, el radicalismo retuvo el segundo lugar y la Concertación-Nuevo Espacio se comprimió hasta alcanzar un modesto 8 por ciento. En ese sentido, esta tercera fuerza que referenciaba a Emilio Martínez Garbino quedó muy alejada con sus pretensiones de sacar del segundo lugar al radicalismo. En esa elección fue la disidencia justicialista, encabezaba Julio Solanas, la que se erigió amenazante frente al segundo lugar del añoso Partido Radical. En las elecciones de octubre los registros y actores variaron en forma perceptible.
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-Cómo sigue. Mirando las fotografías de los dos procesos electorales del año 2007 y metiendo ese cóctel de porcentajes que se suman y restan en el chispeante devenir de la política nacional y provincial, vemos que el Partido Socialista Popular, bajo el dinamismo del diputado nacional Lisandro Viale, se transforma en el pivote de la construcción progresista independiente para el proceso electoral del 2009. Con buen olfato, Viale trata de cerrar acuerdos con la Coalición Cívica de Carrió, a sabiendas de una negociación dura con el radicalismo. Es decir, desde este ángulo de la franja progresista se supone que existe una expectativa cierta de sumar en un solo frente opositor al radicalismo. La reciente reunión de Elisa Carrió con la cúpula radical marca una señal de que se va en esa dirección. Afirma este mensaje el hecho de que semanas atrás Rubén Giustiniani, presidente del socialismo, se apersonó a la
propia Convención del radicalismo proponiendo una alianza. Entonces, en sintonía con todos estos cruces, se supone que en la cabeza de Viale camina la idea de que tarde o temprano tiene que sentarse con el centenario partido. Como dice un viejo observador de la política lugareña: “Cosa dura si las hay el radicalismo entrerriano”. El rostro de renovación consagrado por la reciente interna en nada hace suponer una actitud aperturista hacia posibles alianzas.
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-Crisis más crisis. Como para ir cerrando algunas reflexiones es importante tener en cuenta que en gran medida estas configuraciones han sido instaladas como consecuencia de la derrota política sufrida por el oficialismo kirchnerista en el conflicto agropecuario. Como se sabe, el pleito tuvo un cierre con la derogación de la Resolución 125. Como condimento que da tonicidad a eso de que se asiste a una coyuntura muy fluida, se supo a poco de andar que la derogación de la citada resolución pone a los pequeños y medianos productores en grandes dificultades.
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