D. E.
El único heredero de la fortuna de José Reggiardo tomó normalmente la decisión judicial de esta semana; sin estridencias, sin alaridos, como alguna vez escribió Jorge Méndez. “No me quiero poner eufórico ni hacerme más ilusiones; pasó mucho tiempo. Son casi diez años reclamando y espero que, de una vez por todas, la justicia concluya esta historia. Acá hay gente presa, se demostró la estafa, la farsa que inventaron y es hora de terminar”, dijo ayer a ANALISIS, en un diálogo telefónico el heredero. Mario Calderón reside en la provincia de Misiones, después de separarse de su esposa, hace ya algunos años y partir hacia la Mesopotamia, desde Buenos Aires, con apenas un bolsito y vive humildemente. No quiere decir donde vive, por cuestiones de seguridad y nadie duda que tiene razón. Se enfrentó -tanto él como sus abogados, encabezado por Ricardo Solari, de Victoria- con una banda mafiosa, sin límites, que no dudó en inventar una supuesta hija para apropiarse de la herencia de Reggiardo, pleitear con quien sea, repartir dinero cuantas veces sea necesario para lograr documentación y resoluciones cuestionables -que, lamentablemente, nunca terminaron en un jury de enjuiciamiento, como debería haber sucedido- o, simplemente, conseguir su objetivo.
Hubo aprietes, fuertes amenazas, bienes que desaparecieron, restos de un cadáver que también se robaron, en función de que no se cumplan determinadas medidas judiciales. El martes, la Cámara Civil y Comercial número 2 de Paraná –integrada por Graciela Basaldúa, Alicia Olalla y Gabriela Mastaglia- hizo conocer la sentencia, reconociendo a Mario Calderón como hijo de Reggiardo, quien ahora deberá obtener la declaratoria de herederos a favor de él, tras la inscripción de la sentencia en el Registro Civil. De esta manera, una vez que ello se produzca, los abogados pedirán la administración o la entrega de los bienes del hacendado, que actualmente están a cargo de la contadora Bettina Zabala, administradora judicial de Victoria. Es una contadora que se la designó por estar en la lista de peritos contadores, tras apartarla a la inventada hija María Angélica Godoy, quien, al igual que Walter Martínez, se encuentra cumpliendo pena de prisión desde principios de 2009.
Obviamente, en todo esto se podrá avanzar tras quedar firme el fallo, para lo cual se deben contar diez días hábiles, siempre y cuando no existan instancias de apelación desde el sector de Martínez. “Yo estoy para seguir jodiendo por cinco años más”, habría dicho el condenado abogado nogoyaense, en meses previos a conocerse la sentencia. El letrado cumple pena de prisión en la cárcel de Gualeguay, aunque, al parecer, ya no dispone de los vergonzosos privilegios que le había otorgado el sistema carcelario, sin control alguno de la justicia. “Martínez llegó a tener una especie de departamentito dentro del penal, con aire acondicionado y televisión satelital, además de computadora y celulares”, indicó una fuente penitenciaria, aunque ahora la situación sería diferente, llegando a ser un preso casi-normal. O sea, algo parecido a lo que en su momento tuvieron presos vip tales como el asesino Ricardo Rosenbrock (recientemente fallecido al pegarse accidentalmente un tiro en el abdomen, en Victoria) o el mismísimo Carlos Ramón Balla, en la Unidad Penal 1 de Paraná. Balla, condenado a prisión perpetua por el horrendo crimen del escribano Rubén Calero, estuvo en esa situación hasta fines de la década del ’90, porque a principios del 2000 pasó a cumplir prisión domiciliaria, desde donde emite con una radio de FM propia y se mueve normalmente por la ciudad o el interior de la provincia.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
