D. E.
No siempre podía ser de la misma manera. Alguna vez los límites tenían que llegar, como consecuencia de esos movimientos por acumulación de poder económico que vienen desarrollando desde hace más de 20 años. La historia arrancó en el 2007 cuando, de alguna manera, comenzaron a realizar maniobras de ahogo a la empresa La Veloz del Norte, con sede en Salta, para doblegarlos y permitirles que ingresaran a la conformación societaria. Los dueños salteños no tuvieron demasiado margen; les permitieron el acceso al Directorio. Fue a fines de ese año que Luis Derudder se quedó con el 50 por ciento de las acciones y pasó a integrar el Directorio en el cargo de vicepresidente.
Poco a poco notaron que los hermanos Derudder -la familia fundadora del grupo y quienes siguen apareciendo al frente de la empresa con sede en Colón- hacían algunos movimientos que conspiraban con el desarrollo de la propia firma, que tiene un fuerte arraigo en todo el norte del país.
Además, el clima se fue enrareciendo entre el personal, precisamente por algunas de las cuestiones que hacían los designados por Derudder. Por eso fue incluso que los empleados empezaron a movilizarse, alertados por la posibilidad de que se produjeran cambios en la planta laboral. Además de las movilizaciones, hubo una toma pacífica de las instalaciones de la empresa, lo que se levantó cuando se decidió la revocatoria del nombramiento del gerente por parte de la gente de Flecha Bus.
Los empresarios salteños fueron reuniendo elementos, documentación, pruebas contundentes y esperaron pacientes hasta el 14 de mayo del 2010, en que se hizo la asamblea general ordinaria y extraordinaria. Uno de los temas del orden del día era, justamente, “la conducta” de los directores Derudder. La asamblea fue presenciada por los veedores designados por la Inspección General de Personas Jurídicas de Salta y allí se resolvió y votó por la remoción de los hermanos Derudder del Directorio, como así también de los suplentes, también vinculados a los empresarios entrerrianos. La causa: “La competencia desleal y hostil que por sí y/o empresas vinculadas” venían ejerciendo en perjuicio de La Veloz del Norte.
Un quiebre, entre amenazas y droga
Uno de los hechos que provocó conmoción fue el denunciado por la empleada Flavia Mariel Meri, quien fue gravemente amenazada por no aceptar el hecho de formar parte del complot que los propietarios de la empresa Flecha Bus buscaban urdir para quitarle a Marcos Levín el control de la firma salteña.
Según se supo, Flecha Bus había logrado infiltrar personal dentro de La Veloz, o al menos intentaba comprar o alquilar la voluntad de algunos de los trabajadores, que reclutaban gente y armaban grupos en contra del Directorio de la firma salteña, para que pasara en su totalidad a manos de los hermanos Derudder. El mecanismo no fue nuevo, sino que se aplicaron métodos desarrollados en otras operaciones de apropiamiento de empresas de ómnibus, como viene sucediendo en todo el país: se trata de hacer por las buenas (regalos, alcohol, comidas y viajes onerosos), pero también por las malas.
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