De ANÁLISIS

En Argentina hay unas 15 mil escuelas rurales que conviven con producción agraria y en especial de la soja. La provincia de Entre Ríos es una de las zonas del país donde las escuelas asentadas en esos lugares, son de las más afectadas en los diferentes departamentos. Buena parte de los alumnos primarios y secundarios tuvieron alguna vez contacto con agroquímicos, ya sea bidones, mochilas, un mosquito fumigador o aviones que no tienen problemas en rociar las adyacencias de algún establecimiento.

En noviembre de 2018, en el primer encuentro regional de pueblos y escuelas fumigadas, se calculó que unos 700 mil niños y adolescentes están en riego por las fumigaciones que se llevan a cabo sin ningún control en los campos cercanos. Además de Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe son las provincias más afectadas.

Estela Lemes, docente envenenada, recordó cuando empezaron a fumigar los alrededores de la escuela que dirige. “Mis hijos, cada vez que se fumigaba, tenían una reacción de la piel. En 2010 en el campo de en frente pasaron con una avioneta por arriba de la escuela y nos cayó el veneno encima. Investigamos con qué se pulverizó. Lo denuncié a la secretaría de Ambiente municipal, se mandó a la Secretaria de la provincia. En 2011 pasó lo mismo. En 2012 fue en horario de clases, con una máquina, mosquito. La deriva estaba para el lado de la escuela. Llevé a niños y otra docente al aula. Llamé a la Policía, pedí al fumigador que pare y no lo hizo hasta que terminó. Vinieron de Ambiente, la Policía rural, constataron los bidones tirados, la máquina no estaba registrada. Se hizo una multa, se inició una causa. La gente de Policía de Ambiente hizo un informe que dice que no encontraron rastros de agroquímicos. Las causa se cerró. Después me enteré de una enfermedad que tengo, y que es producida por agrotóxicos. La ART me negó atención. Se inició otra causa contra ART, Superior Gobierno de Entre Ríos y CGE. Después de años, pericias y documentación, la Justicia determina que la ART no se hará cargo de mi tratamiento. No pido indemnización, ni incapacidad ni jubilación por incapacidad”, relató.

Las peripecias de Lemes en la Justicia continuaron. Discusiones por el diagnóstico y las causas de la enfermedad. “El juez pidió al perito forense que me vea y nunca lo hizo. La sentencia fue favorable a ART. No se tuvieron en cuenta actas ni análisis que presenté”, acotó. Lemes tiene insecticida y herbicida en sangre. “Apelamos y estamos esperando la decisión del Tribunal Laboral de Gualeguaychú”.

Daniel Verzeñassi, ambientalista, dijo: “Lamento que la investigación periodística todavía no haya abordado la cantidad de abortos espontáneos o malformaciones, alteraciones congénitas y de dónde vienen. A veces se hace una correcta historia clínica. El doctor Andrés Carrasco investigó y lo anunció. Tal cual sus anuncios es lo que está pasando”, contó. “Esos niños vienen del interior, vienen con hidrocefáleas o sirenomelias, labios leporinos, problemas en la piel”.

Las escuelas rurales asediadas por los agrotóxicos son más de 5mil en sólo cuatro provincias. Según los últimos datos de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), en esta provincia son 1023 los establecimientos en esas condiciones, de las cuales el 80 por ciento fueron rociadas directamente con glifosato. En Santa Fe son 800, en Córdoba más de 500 y en Buenos Aires donde hay 3059 establecimientos rurales , sólo en partido de Coronel Suárez el municipio identificó 23 escuelas rurales contaminadas con herbicidas. Siempre fue difícil denunciar a los rociadores, porque la mayoría de las escuelas están vinculadas de las explotaciones rurales que las rodean, de las cuales reciben presiones encubiertas para no cuestionar el modelo. No pocas reciben ayudas para mantener el edificio, o donaciones para la fiesta anual de la escuela.

Lemes señaló que tuvieron que irse de la casita de la escuela rural a vivir a la ciudad. “Los linderos ahora se dedicaron a la ganadería y eso nos permitió tener una huerta orgánica en la escuela, que abastece el comedor, tenemos alimentación saludable y nos convertimos en escuela NINA”, agregó.

Rubén Kneeteman, ambientalista, manifestó: “Fueron los casos, de ir a filmar chicos y terminar llorando. Lloraban todos, el que filmaba. Eso fue muy feo. Todo lo compartido con médicos, bioquímicos. Ver chicos con piel mariposa, hidrocefáleas, mis alumnos que andaban con pañales, empujando carritos. Leer sobre disrupciones hormonales. Historias de esas por todos lados. Ahora hay GPS para eso, pero antes había banderilleros. La mayor cantidad de datos la teníamos de los productores, contaban cómo flotaban pescados en el arroyo. Nosotros no sabíamos cómo pelear en aquel momento. Había gente que pensaba que esto se regulaba con ordenanzas, en otros lugares pensaban que tenían que ir a la Justicia. Hubo un paquete de litros y litros de veneno, fueron millones, y cócteles”.   

Gisel Coquoz, ambientalista, contó cómo se sumó a la militancia. “Entre al grupo de reflexión rural, coincidentemente, mi mamá estaba siendo afectada con problemas respiratorios que después supimos que eran por ese motivo. Conocí a mucha gente que le pasaba lo mismo. Hoy miro para atrás, sigo siendo una activista social, ese fuego no se va a apagar por más que la batalla que emprendimos no la pudimos ganar. Pero tampoco la perdimos. Cada aporte es una suma importantísima de un hoy. Tengo en mi mejor recuerdo a Fabián Tomassi de Basavilbaso. Y terminó siendo un emblema, que murió pero no nos va a dejar nunca”.

Fallos

Decenas de años de luchas y movilizaciones concretaron algunas victorias. Las ciudades de Santa Fe, Rosario, Paraná y Rincón consiguieron que se prohíba el uso de glifosato. Algunas comunas sancionaron ordenanzas que limitan fumigaciones alrededor de ejidos urbanos. En la zona más poblada de nuestro país, donde viven alrededor de 12 millones de habitantes, se vierten 400 millones de litros de agrotóxicos por año.

Pero de todas las victorias, quizás la más significativa fue la conseguida en Entre Ríos cuando la Justicia prohibió las fumigaciones aéreas a menos de 3000 metros alrededor de escuelas rurales y a menos de 1000 metros si la fumigación era terrestre. No fue sencillo. El fallo judicial hizo lugar al amparo presentado por la Coordinadora por una Entre Ríos sin agrotóxicos que nuclea todas las asambleas ciudadanas y en su punto más importante determinaba que se prohibieran las fumigaciones en todo el territorio provincial. Se tomó como punto de medición las escuelas rurales. Además no se permitía que se fumigue en horario de clases a cualquier distancia. Se ordenaba a estado estudiar cada región y se obligaba a plantar barreras arbóreas alrededor de escuelas.

No obstante, el Estado provincial planteaba que las fumigaciones fueran a 100 y 500 metros los límites alrededor de escuelas. Poco antes, en 2017 hubo otro fallo importante en Concepción del Uruguay. Fue cuando un productor, el presidente de la empresa de aviación y el piloto fueron condenados a 1 año y 6 meses de prisión por lesiones culposas leves y daño ambiental en una escuela del departamento.