por JJN, de ANÁLISIS DIGITAL

Federico Fernández y Mateo Alberdi viven sus horas más felices y todavía no dimensionan lo que consiguieron. Desde el sábado pasado, cuando vencieron a España y obtuvieron el título en la Copa del Mundo Sub 23 Frontón 36 metros en la modalidad Paleta Cuero, han sido los niños mimados de Nogoyá, que los recibió con honores por su consagración mundial. Al tradicional paseo en autobomba, se le sumaron las entrevistas y reconocimientos por llevar la bandera de la ciudad, la provincia y el país, a lo más alto del podio de una cita ecuménica.

“Es difícil asimilarlo por la emoción que traíamos, pero de a poco con el pasar de los días que vamos teniendo contacto con la gente vamos cayendo”, manifestó Fernández. Su compañero, Alberdi, reconoció que todavía no tomaron dimensión del título. “Lograr un campeonato del mundo para la selección argentina y en esta disciplina es algo muy difícil que lleva mucho tiempo. Habría que fijarse en el historial porque creo que nunca se había llegado a eso. Quedamos en la historia de esta disciplina y este deporte”, destacó.

Los entrerrianos, que compartieron equipo con Román Maldonado y Mateo Billorou, manifestaron en diálogo con ANÁLISIS DIGITAL que siempre confiaron en sus posibilidades y el potencial del equipo, pero según Fernández no imaginaban consagrarse campeones. “Siempre confiamos en nosotros, teníamos fe en que podíamos lograr algo muy bueno, pero nunca nos creímos campeones... Creo que después del tercer set contra Francia en la semifinal nos sentimos cada vez más fuertes y nos entró ese cosquilleo de la posibilidad que íbamos a afrontar”, confesó.

Aquel duelo con los galos marcó un quiebre en la campaña Albiceleste, por la talla del rival y por cómo se dio el partido. Argentina había caído en el primer set y estaba a un punto de despedirse del certamen, pero festejó con parciales de 7/15, 15/14 y 10/3 en Íscar, Valladolid, sede del certamen junto a Vallelado. Así se metió en la definición con los anfitriones, principales aspirantes al título.

“El partido más difícil fueron las semifinales contra Francia, ya que Los dos titulares le habían ganado la final en un torneo europeo a los españoles. Por eso, por más que España sea la máxima potencia, Francia le había ganado en un certamen continental. Ese fue el objetivo y el partido más difícil de plantear. Íbamos con un set perdido, el siguiente 14-13 arriba ellos y les faltaba un tanto para sacarnos del torneo, pero demostramos que somos argentinos y pudimos sacarlo adelante”, resumió Alberdi. “Al ser argentinos tenemos una garra y un corazón que no tienen los otros países y lo demostramos”, argumentó.

Fernández, titular junto a Maldonado en los juegos decisivos, indicó que fueron de “menos a más” en el certamen. “A medida que pasaban los partidos nos íbamos soltando y mejorando nuestro juego, creo que llegamos a un gran nivel, fue emocionante y glorioso para nosotros”, sostuvo. Su compañero, en tanto, quedó maravillado por las instalaciones: “Vimos una de las canchas más lindas que veremos en nuestra vida. Fuimos a jugar es la cancha más rápida de toda España. Nos costó adaptarnos a eso, pero la verdad es que fue todo muy lindo, las canchas, la residencia, estuvo muy bueno”.

“La semifinal y la final fueron sin dudas los partidos más difíciles. Francia tuvo dos puntos de partido y los pudimos levantar para llevarnos el triunfo, y con España fue muy parecido, adaptarnos a su nivel y luego sobreponernos fue algo tremendo”, subrayó Fernández acerca de la definición que ganaron por 4/15, 15/10 y 10/6, frente a los anfitriones Javier Insausti y Marcos Pérez.

La preparación de los chicos argentinos llevó tiempo, pero les trajo grandes dividendos. Hubo un trabajo a conciencia desde lo físico y lo nutricional, pero también incluyó un gran esfuerzo por adaptarse a una disciplina exigente. “La preparación para el torneo fue muy dura. Al no ser una disciplina que practicamos nos fue muy difícil entenderla y practicarla, además porque los materiales para jugar son muy caros. Estuvimos casi un año y medio practicando, con un plan de comidas, nutricionista, preparador físico… la verdad merecíamos ganar el torneo, hicimos mucho esfuerzo y eso se vio reflejado en la obtención de la medalla”, contó Alberdi. “Yo me preparé lo máximo posible físicamente, ya que en cuanto al trabajo en cancha se nos dificultó por la pandemia y los materiales... y en mi caso también por lesiones de por medio”, completó Fernández.

Los nogoyaenses no son los primeros entrerrianos en destacarse como pelotaris: hay sobrados ejemplos de hombres y mujeres que han brillado en competencias internacionales representando a la selección argentina. “Tenemos grandes pelotaris por el trabajo que se realiza en las ciudades con escuelitas, jugadas los fines de semana, y por el compañerismo que hay en la gente que integra este ambiente”, subrayó Fernández. “En la historia de la selección argentina la han compuesto siempre un 80 o 90 por ciento de jugadores entrerrianos. Eso es magnífico para el deporte de la provincia. La verdad que sobran jugadores; aparecen de algunas ciudades o pueblitos. Hay muy buenas escuelas que forman pelotaris siendo niños y eso se ve reflejado a los 18 o 20 años, cuando empiezan a aparecer nuevos jugadores”, remarcó Alberdi.

En estos casos, las familias aportaron al semillero de pelotaris de una provincia que nutre tradicionalmente a los representativos de la Confederación Argentina de Pelota. “Empecé a jugar porque mi abuelo (ex pelotari) me llevaba a la cancha y me enseñaba el deporte desde muy chiquito, después se inició una escuela de paleta (Fernando Berón era el profesor, jugador actual) a la cual empecé a asistir y de ahí se fue dando todo con el apoyo de mi familia. Tengo mi papá y tíos que practican el deporte”, explicó Fernández.

“Yo comencé a jugar este deporte alrededor de los cinco años cuando mi papá me llevaba al club, junto a mis otros tres hermanos. En mi familia jugaron todos a la paleta: mis hermanos, mi papá y mi mamá también. Fue el deporte que más me gustó por ir, por ver tantos partidos y por entrar a pelotear. Siempre estuvo en la lucha con el fútbol, el tenis y el paddle. Mi papá me dijo que si quería ser bueno o dedicarme a un deporte que elija uno y me focalizara. Me quedé con la pelota-paleta que fue el que más me gustó”, confesó Alberdi.

Con el título mundial recién conquistado y un futuro enorme por delante, los pelotaris nogoyaenses mantienen los pies sobre la tierra al hablar sobre sus metas. "Tendría que analizar a futuro mis objetivos ahora que estoy más tranquilo en mi casa. Pero creo que este era un sueño y un objetivo para cualquiera de los cuatro porque era muy difícil de conseguir, por eso estamos todavía en una nube y no logramos entenderlo. Los cuatro tenemos entre 18 y 20 años, y ser campeones mundiales a esa edad, la verdad que es una locura. El máximo logro sería lograr este título en la categoría de libres, es decir, mayores. Pero prefiero vivir el día a día, enfocarme, cuidarme en las comidas y meterle duro al gimnasio que es una parte fundamental”, admitió Alberdi.  Por su parte, Fernández ya piensa en sus próximos desafíos. “Tengo como objetivo el próximo mundial sub 23 de trinquete, que no está confirmado, pero se realizaría el año que viene; también hay un mundial absoluto de mayores para el cual me prepararé, pero no es mi principal objetivo”. Ambos, de todos modos, saben que siguen como en una nube porque cumplieron un sueño.