Se cumplen este jueves cuatro meses desde que el Senado no debate ni aprueba ningún proyecto en el recinto, en general un tiempo infrecuente. Podría prácticamente decirse que son más de 100 días sin sesiones, pero vale aclarar que a fines de febrero se realizó la preparatoria, para la elección de autoridades. Sin embargo, ese acto consiste en un mero trámite formal, sin temario alguno.
La Cámara alta sesionó por última vez para tratar iniciativas el 16 de noviembre de 2022. En dicha ocasión, el oficialismo quedó en soledad, junto a sus tres fieles aliados, pues Juntos por el Cambio y la schiarettista Alejandra Vigo no habían concurrido por la polémica en torno a una de las sillas en el Consejo de la Magistratura.
El Frente de Todos, que en ese momento contaba con 35 miembros, logró con la ayuda de Alberto Weretilneck (JSRN), Magdalena Solari Quintana (Misiones) y Clara Vega (Hay Futuro Argentina) sancionar el Presupuesto 2023, la prórroga impositiva y dar media sanción a una indemnización para las víctimas de la represión de diciembre de 2021. También, y no menor cuestión, en una votación inédita refrendó las designaciones de senadores en el Consejo.
Desde el oficialismo adjudicaron “complicaciones” para la asistencia de todos sus miembros en el mes de diciembre: todavía no se había recuperado por completo de su problema de salud el jefe de la bancada, José Mayans, y además otro senador, Sergio “Oso” Leavy, se había ido al Mundial de Qatar. Con el argumento de que JxC no les garantizaba el quórum, el recinto no se abrió más.
En un período de sesiones extraordinarias que comenzó temprano, el 23 de enero, la Cámara alta presidida por Cristina Kirchner tampoco se puso en marcha. Casi una docena de proyectos que el Poder Ejecutivo había definido en su temario estaban de ese lado del Congreso.
Concluida la sesión preparatoria de fines de febrero, la vicejefa del interbloque oficialista, Anabel Fernández Sagasti, argumentó ante la prensa parlamentaria los inconvenientes que habían tenido para reunir a toda la tropa y que por eso no se sesionó en febrero. Por esos días, en realidad, los cuatro “rebeldes” del FdT estaban preparando su retirada.
Además de haber sido un golpe político, la conformación del bloque Unidad Federal abrió para el oficialismo una complicación en el trabajo futuro de un Senado que durante tres años manejó sin problemas, imponiendo su agenda.
Mientras Mayans intentaba descongelar las relaciones con los jefes de JxC Alfredo Cornejo, Luis Naidenoff y Humberto Schiavoni, la bancada ahora comandada por Guillermo Snopek presentó este miércoles un pedido de sesión para, como se dice, “marcar la cancha”.
Los pliegos de jueces de Santa Fe pendientes, en medio de la situación de violencia en Rosario, y la denominada “Ley Lucio” son también temas con los que el oficialismo y JxC estarían de acuerdo en avanzar. Pero el nuevo bloque reclama la reducción en tarifas de electricidad, una cuestión por la que puja hace tiempo el entrerriano Edgardo Kueider, uno de los que se fue. No obstante, el proyecto no tiene dictamen y requeriría de los dos tercios de los votos para ser tratado por el pleno.
Este es uno de los puntos en los que Unidad Federal está “inflexible” y justamente lo demuestra ese pedido de sesión que solicitaron, con la intención de reforzar sus exigencias para negociar su propia agenda y condicionar el quórum.
La incógnita está en cómo se manejará el FdT: si buscará efectivamente recomponer los vínculos con el principal interbloque opositor -ahora más numeroso que ellos mismos- y avanzar en todos temas de consenso, ignorando la ayuda del nuevo bloque para el quórum; o atenderá algunos de los reclamos de sus exmiembros.
Dentro de las iniciativas que podrían salir sin mayores problemas del recinto no solamente están la “Ley Lucio” o la ley de alcohol cero, sino una gran cantidad de temas que ya cuentan con media sanción de la Cámara de Diputados, donde fueron aprobados por amplia mayoría o unanimidad.
Con todo, el escenario de las próximas semanas no pronostica que vaya a haber una actividad destacada si se tiene en cuenta que todos los meses del año están atravesados por el calendario electoral. Los esfuerzos para convocar a la labor parlamentaria se van a ver más afectados a medida que las provincias avancen con sus propios comicios.
Fuente y foto: Parlamentario