Por Luis María Serroels (*)
No hace falta gozar de sapiencia especial en materia política, para conocer las virtudes, exigencias y demandas que le impone a quien ejerce el cargo de Presidente de la Nación. El experto en temas de Estrategias Corporativas y Dirección General, el colombiano Jorge Iván Gómez Osorio, sostiene que “La prudencia es el gobierno de sí mismo (…) no siempre las buenas acciones son oportunas y eficientes”.
Es muy difícil ubicar política, moral y legalmente a un presidente que ha jurado por su Constitución Nacional, en tanto graciosamente decide liberar a corruptos a los que la ley les da su merecido por haber incursionado por la corrupción. Ese presidente que un día prometió ajustarse a la moral y los códigos sagrados, es el mismo que está ajustando los engranajes para que los ladrones con guante blanco, no sólo traspasen el portalón del presidio hacia la libertad, sino que además garanticen la posesión del producto del delito con garantía sellada en el orillo.
Por estos días se observó que entre quienes firmaron una solicitada en demanda de la libertad (como preso “político”) de Amado Boudou, apareció el condenado confeso secretario de Transporte (de Néstor y Cristina Kirchner) Ricardo Jaime, quien purga una condena de ocho años por la Tragedia de Once y aún está pendiente de cuatro delitos por enriquecimiento ilícito.
¿Podrá ser compatible la limpieza dentro de un gobierno nacional la decisión de abrirles las puertas de la cárcel? Pero también no será ajena a la corrupta Milagro Sala darle la salida como si fuera una ciudadana ejemplar.
El director para la Américas de la Organización de los Derechos Humanos Human Rights Watch dese 1994, José Miguel Vivanco, afirma que “la teoría de lawfare me parece un total disparate. Se sostiene que “cualquier reforma judicial debe estar orientada a fortalecer, no debilitar, la independencia judicial”. Añade que “es importante resaltar que Argentina debería estar orgullosa del récord de su Corte Suprema que, a pesar de las demoras y debilidades propias de los sistemas judiciales de la región, ha demostrado una independencia importante que hay que destacar y aplaudir”.
No es sano para el jefe del Poder Ejecutivo liberar a quien ha cometido actos delictuales graves, más aún en perjuicio de bienes del Estado y con tanta liviandad, valiéndose de los resortes y cargos oficiales. Legitimar semejantes procedimientos a cargo de la máxima jerarquía y responsabilidad, avergüenza a la sociedad. En el mundo K todo puede ser.
Alguna porción de decencia y apego por la defensa y el resguardo de la justicia debería adoptarse como única y sana práctica. Los que salen libres merced a maniobras de la más alta autoridad de la nación, es una agresión para la salud moral. ¿Qué diferencia existe entre un delincuente cualquiera, con quien ejerció la corrupción sólo que dentro del ejercicio de la política?
El hecho de que simplemente el presidente pueda torcer la justicia abriendo las puertas de ciertas instancias K, es una forma de eludir al Poder Judicial frente a tantos delitos. Se puede jugar con la justicia demasiado tiempo; algún tiempo quizás. Pero el verdadero tiempo de la ley tarde o no, llega con el látigo en la mano. En esta bamboleada dispersión de etiquetas y saltos a las veredas de enfrente, nada asombra. Alguien dijo “no confíes en cualquier palabra, cualquier sonrisa, cualquier beso, cualquier abrazo. Las personas saben fingir demasiado bien”.
Reprochable accionar de un primer mandatario que intercede mediante todos los resortes (aunque no debería hacerlo) para darles la libertad a delincuentes y por ende la consecución de las peores fechorías.
Los movimientos de piezas en el elenco gubernativo y algunos desaciertos demasiado evidentes, trazan la realidad de estos días.
A ciertos núcleos duros del cristinismo los preocupan el hecho de que los movimientos tribunalicios tras la Feria no sean los que satisfagan a la actual vicepresidenta, debiendo enfrentar al final el grupo de causas que, lejos de ser cómodas para la acusada, determinen el alejamiento del elenco fernandiano.
¿Cuál medida sería la preferible al momento de una instancia de condena, analizando opciones de dejar sin efecto una situación semejante?
No olvidar que las causas son varias y de diferente gravedad. Cuanto más crítica sea la eventual condena a dejar sin efecto, más complicada será la situación a enfrentar el presidente. De todos modos los tiempos siguen viajando en carreta. Sea cual fuere, la situación se tornará en un nudo gordiano.
Adormece ciertas veces la justicia y hasta se da por roncar. Pero nunca pierde la memoria. El momento de decir basta, es cosa exclusiva del tiempo.
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico y aplicar después los remedios equivocados”. (Groucho Marx, actor cómico norteamericano).
(*) Especial para ANALISIS