“Antes de que termine la emergencia sanitaria, el mundo entero debió afrontar un nuevo desafío trágico, la guerra actualmente en curso en Ucrania”, planteó el Papa.
Un proceso de compra de pañales dejó afuera a proveedores históricos, adjudicó a una empresa no inscripta y se quedó con un contrato estimado en US$450 millones.