El primer día del año estuvo teñido de negro a nivel deportivo. En el arranque del Dakar, en nuestro país, con salida en Mar del Plata, hubo un accidente fatal a 55 kilómetros de Necochea, camino a Santa Rosa. Fue un golpe durísimo por la muerte de Jorge Martínez Boero, motociclista de 38 años, que había salido ilusionado por la mañana y que incluso había escrito en la medianoche previa, en su cuenta de Twitter.
Como una señal del destino, el pasado sábado se había roto su camión de asistencia, dificultándole las cosas. “No pienso bajar los brazos, voy a poner todo para llegar a Lima”, había expresado en @jmboero. “Voy a dar todo, lo que no mata, fortalece”, fue su último twitt.
Tras el accidente, analizó Leonardo Boto, del Instituto Nacional de Promoción del Turismo (Inprotur), que “cada competidor sabe los riesgos. Y más en motos, categoría en la que todo lo que sucede se enfrenta con el cuerpo. Es de altímsimo riesgo, es lo que es. Por eso el mito de este Rally, por eso despierta tanta pasión. Son gladiadores que enfrentan la carrera más dura del mundo”.
Si bien es cierto que los participantes saben a lo que se exponen, también es cierto que es la primera muerte de un argentino en la historia de esta competencia. Según un testigo, “su moto dio un salto, perdió el control y se clavó en los terraplenes”.
Ya de arranque nomás, el primer golpe duro en el Dakar que termina en Lima y al cual le faltan muchísimas etapas. Además de participar con pasión, Jorge, hijo del recordado Jorge Martínez Boero, quería homenajear a su papá en el 30° aniversario del campeonato de Turismo Carretera que había ganado en 1982.
Pero se accidentó, tuvo un grave traumatismo de tórax y, aunque lo auxiliaron rápidamente, no le pudieron salvar la vida. Los restos del desaparecido motociclista son velados por estas horas en Bolívar, tierra de la que es oriundo, y por la tarde serán inhumados en el cementerio de la mencionada ciudad bonaerense.