El equipo de Almeyda mostró dos personalidades en los primeros 45 minutos. Durante el primer cuarto de hora, River sacó a relucir su potencial ofensivo y creó un circuito de juego para explotar a sus figuras. Cirigliano y Ponzio gobernaron el mediocampo, Vella y Ocampos tomaron las bandas, Domínguez desparramó fútbol y Cavenaghi se conectó con eficacia. Almirante Brown pecó por defender a sólo 25 metros de su arco y tuvo un arranque flojísimo. El premio para el visitante llegó a los 13 minutos: asistencia de Domínguez y definición de Cavenaghi por arriba del arquero. Había pronóstico de goleada...
Así como es capaz de entusiasmar rápido, River también puede hacer llorar en menor tiempo. A partir de los 20', los de Núñez comenzaron a sangrar a partir de las trepadas de Garré a espaldas de Vella y Ponzio. El primero confirmó sus carencias en la marca y el segundo dejó espacios por su tendencia a cerrarse.
La Fragata logró reaccionar y levantó vuelo a partir del pivoteo de Vega y los pases de García. El empate llegó a los 24 minutos: tiro libre de García, Vega dio un rebote que nadie despejó y Cisterna anticipó a todos con un toque abrupto. Desde allí, River naufragó en sus lagunas y fue dominado por su humilde rival, que tuvo otras tres chances para marcar.
Almeyda optó por afrontar el complemento sin Domínguez, su conductor, y apostó por Ríos. Una jugada que tuvo consecuencias obvias: River profundizó su falta de rumbo ya sin uno de sus ejes. El juego volvió a radicarse en campo del local y se tornó muy reñido, con varios tiros libres a los que el Millonario nunca les sacó jugo.
A partir de esto toda la ilusión de River quedó sujeta a algún pase aislado de Ríos y a la lucha en soledad de Cavenaghi en el área. Pasados los 25 minutos, el circuito colectivo brillaba por su ausencia y Almirante lucía cómodo en el terreno de la lucha media.
Recién con el ingreso de Villalva a los 27 minutos se produjo una leve resurrección del juego de River. Con el Keko abierto por izquierda y Ríos por derecha, el Millonario arrinconó a su rival con mayor decisión y creó dos oportunidades nítidas para festejar. Sin embargo, Rogelio Funes Mori falló ambas: en la primera no pudo con Monasterio y después lo frenó el travesaño.
La falta de contundencia volvió a ser determinante para el elenco de Núñez, que había mostrado un déficit similar la semana pasada ante Boca. No hubo tiempo para más en Isidro Casanova y el reparto de puntos fue un castigo para la confusión interna de River. Ella fue su principal rival durante esta tarde, señala TyC Sports.