Luciana Dalmagro
Actualmente suplanta a José Carlos Halle en la titularidad de la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, pero su nombre cobró notoriedad por su desempeño en la Dirección General de Asistencia Integral a la Víctima del Delito, especialmente en relación con la desaparición de Fernanda Aguirre. Prudente cual funcionario a pocos días de las elecciones, asegura que las relaciones con el Poder Judicial, la Policía y el Servicio Penitenciario son buenas. Cuenta detalles sobre su trabajo, revela que su familia se vio afectada por el caso Fernanda y admite que, en virtud de su labor, debería ir a terapia.
Un empleado recibe a este medio en la vieja casona de calle San Juan 134, donde funciona la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la provincia.
-¿Usted es periodista?
-Sí, ¿usted?
-Yo soy custodio del doctor Halle-, responde el hombre con cierto orgullo.
-¿Y le toca ir a todas las caminatas?
-Sí, a todas.
-¿Hubo algún problema?
-No, salvo el otro día que uno se acercó al doctor con un cuchillo, pero no pasó nada. Antes fui custodio de Montiel. Eso era más bravo…
El interesante diálogo se interrumpe cuando ingresa raudamente el actual titular de la repartición, Walter Carballo, pantalón Ombú verde, camisa a cuadros, alpargatas, rulos y barba candado. Pide que le abran una oficina, se sienta tras una vieja mesa de madera y comienza a recordar su llegada al cargo. “Fue por mi militancia en el peronismo, que data desde 1983, aproximadamente. Siempre al lado de José Carlos Halle”, relata.
Carballo tiene 42 años y desde el inicio de la actual gestión llegó por primera vez a la función pública. Se desempeñó en varios cargos, siempre dentro de la órbita de la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. Si bien ahora suplanta a Halle en la cabecera del organismo, su gestión al frente de la Dirección General de Asistencia Integral a la Víctima del Delito fue la que cobró más trascendencia, en virtud de su fuerte rol en torno a la desaparición de la joven Fernanda Aguirre. Es Carballo quien acompaña muy de cerca a la familia, desde el mismo día del secuestro.
La Oficina de Asistencia Integral a la Víctima del Delito tiene como fin complementar las normas procesales vigentes con la implementación de políticas activas por parte del Poder Ejecutivo. Según su decreto de creación, el número 2.651, “brinda a las víctimas del delito y sus familiares, a pedido de parte, la asistencia que constitucionalmente resulte adecuada”. Actualmente la manejan un coordinador y el equipo interdisciplinario que la componen, pero Carballo sigue de cerca cada decisión. Están atendiendo alrededor de 600 casos, especialmente relacionados con abuso sexual, violencia familiar y homicidio.
-¿Puede mencionar algún caso que lo haya impactado particularmente?
-Sí, muchos, sobre todo a los que llegamos al poco tiempo de que sucedieran hechos espantosos.
-¿Pero alguno en particular?
-El crimen de las mellizas Candela y Juliana Maidana, de Concepción del Uruguay. Dos nenas chiquitas degolladas por su padre. Fuimos a las pocas horas. Estuvimos toda la noche en el velorio con la familia. La gente que concurría se desmayaba. Nunca vi nada parecido.
-¿Cuándo estudiaba Derecho alguna vez imaginó que iba a terminar en una función como esta?
-La verdad que no.
-Alguna vez, sobre todo al principio, ¿sintió que no estaba preparado?
-Me he sentido muy conmovido, pero no con falta de preparación. Siempre me interesó lo social y antes de la función pública, en mi estudio, me dedicaba al Derecho Penal.
-¿Hace terapia?
-No, pero con este trabajo verdaderamente necesitaría hacer terapia.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)