Luis María Serroels
Especial para ANÁLISIS
En los últimos días se registraron sorprendentes declaraciones de funcionarios y legisladores que adhirieron a la nueva marcha sobre el puente General San Martín, clásico escenario para reclamar por legítimos derechos constitucionales. Las urgencias políticas sacuden la mente de ciertas personas, haciendo emerger desde su silencio extrañas mutaciones. Un día gastaron las palmas aplaudiendo la consagración de la lucha ambientalista como “causa nacional”, proclamada por Néstor Kirchner en la ciudad de Gualeguaychú. La cadena nacional trasladó la euforia hacia todo el mundo pero el compromiso se fue diluyendo al ritmo de la Casa Rosada. ¿Hoy se recuperó la memoria?
El pronunciamiento del Senado nacional declaró “de interés” la 11º marcha de los asambleístas al puente internacional, que este año eligió el lema “Seguimos diciendo sí a la vida”.
Los habitantes del sur entrerriano protagonizan una gesta que jamás habían imaginado, pero también han soportado reconversiones ideológicas cargadas de oportunismo circunstancial. Ante el drama de la contaminación ambiental, se planta la contaminación de la moral que desemboca en deserciones e incita a la especulación serial. Esos gestos “por necesidad y urgencia” suenan ofensivos ante una ciudadanía que sabe muy bien ver bajo el agua.
La adhesión a la concentración sobre el puente que une a argentinos y uruguayos no puede ser tenida en cuenta en tanto no se acompañe con acciones concretas, que terminen con períodos de desidia y desinterés, ante el drama de soportar el libre despido por los aires de material tóxico cuyos estragos se comprueban en la medida que los responsables más lo niegan.
Refrescando cerebros anquilosados, es bueno recordar tramos que no deben perderse de vista, de una cruzada que alguna vez llamará a las puertas de muchos indiferentes. Será cuando se aplique la frase de Bertolt Brecht y ya será tarde.
La historia del fenómeno Botnia (hoy UPM) presenta tramos suficientes como para escribir una enciclopedia. La Cancillería argentina tuvo altos y bajos, según convenga a las líneas tiradas por la Casa Rosada, en un juego de conveniencias fluctuantes, mientras una región forjada en el rechazo a la arbitrariedad, peleaba –a veces solitariamente- nada menos que por su sobrevida libre del perjuicio ambiental. Una cuestión que para las grandes multinacionales no es un valor a estimar ni un cálculo a tener en cuenta, a la hora de asentar sus industrias sucias con chimeneas que lanzan inmundicia día y noche.
El actual gobernador entrerriano supo de visitas a Arroyo Verde para acompañar a los estoicos gualeguaychuenses en sus reclamos. Pero bien se sabe que los músicos se someten a una batuta. Para el lado que el maestro dispone, ahí van el ritmo y la melodía funcionales a la partitura impuesta. Se llegó a decir que el cese del apoyo K a la Asamblea sería una moneda de cambio ofrendada al gobierno uruguayo, para que ese país apoyara la candidatura de Néstor Kirchner para conducir la Unasur.
(Más información en la edición gráfica número 1020 de ANALISIS del 14 de mayo de 2015)