D.E.
Si bien tenían el dato sobre el crecimiento del ex intendente Sergio Varisco, a la vez entendían que no le iba a hacer mella a la alcalde paranaense. Pero se equivocaron. Varisco le sacó casi 13 mil votos a la presidenta comunal y tiene margen para seguir creciendo, según los entendidos. Lo que muchos se preguntan ahora es dónde irán, por ejemplo, los votos que favorecieron a Gastón Grand, habida cuenta de la distancia que puso el titular del Concejo Deliberante en su campaña proselitista. No fue casual que desde el gobierno entrerriano salieran rápidamente a seducir a Grand y a Leonardo Nano Centurión –quienes tienen muy buena relación con el ministro de Gobierno y candidato a vice, Adán Bahl- para que los votos de su gente se trasladen por decreto a la candidatura de Osuna y que se cumpla eso del “que gana conduce y el que pierde acompaña”. Un plan similar adoptaron, hace algunos meses, sobre José Carlos Halle y con el mismo diputado nacional Julio Rodolfo Solanas, para que declinaran sus precandidaturas, a cambio de promesas sobre un futuro gobierno y de reelección. Halle estaba convencido –desde principios de año y después de caminar varios barrios- que Osuna no tenía margen para una reelección, habida cuenta de la imagen negativa que disponía y con el paso de los días quedó claro que no se equivocaba. Pero Urribarri, como buen vasco, optó por convencerla a la intendenta para continuar por un nuevo mandato (pese a que en su entorno familiar no estaban convencidos de ello) y ubicó como hombres clave en esa tarea de acompañamiento permanente al ministro de Cultura Pedro Báez y al vicegobernador José Cáceres.
Pero las cosas no salieron como se creía, pese a la obsesión de estos últimos por acompañarla en la mayoría de los actos a la intendenta y organizarle actividades oficiales para generar mayor consenso.
Hay quienes sostienen que lo sucedido en Entre Ríos no cayó nada bien en la Casa Rosada, como tampoco entre los allegados directos a Daniel Scioli. “A nosotros se nos aseguró y prometió una victoria contundente en el territorio entrerriano y en especial en Paraná. Y está visto que no fue así”, dijo a esta revista un operador cercano al gobernador bonaerense.
Después del fracaso de su sueño presidencial, Urribarri solamente piensa en una candidatura testimonial a diputado provincial y en emigrar a Buenos Aires directamente, de la mano de Scioli. El elegido por Cristina Fernández no la tiene demasiado fácil, pero está claro que se encuentra a no más de dos puntos de ser el sucesor de la mandataria y evitar así el ballotage. Claro que en la oposición no se piensa lo mismo y se estima que la oposición crecerá en octubre y se irá irremediablemente a una segunda vuelta.
El tema es que Urribarri está cada día más convencido que será uno de los futuros ministros que secundarán a Scioli a partir de diciembre, en caso de ganar en octubre. La pregunta que muchos se hacen es si el bonaerense realmente lo convocará al entrerriano en un escenario de esa naturaleza, cuando por meses fue el principal rival interno que tuvo en el oficialismo, con duras críticas a su forma de gobernar o de su procedencia realmente peronista.
(Más información en la edición gráfica número 1026 de la revista ANALISIS del 13 de agosto de 2015)