La venta de armas y municiones es un negocio criminal tan redituable como el narcotráfico y la trata, con bandas que se dedican específicamente a este rubro delictivo. Pero no hay unidades especiales que trabajen para combatirlo, pese al daño que produce en la sociedad: el año pasado hubo 15 homicidios con armas en la provincia y muchísimos heridos de bala atendidos en los hospitales. Una pistola 9 milímetros ronda los 40.000 pesos, y por municiones que salen legalmente de las armerías, se paga el doble en el mercado ilegal. Cada año se secuestran cientos de armas en la provincia, pero en el marco de procedimientos por otros delitos. Casi no existen causas donde la Justicia apunte al negocio de la violencia.
J.A.M.
El uso de armas de fuego se ha incrementado en la provincia en los últimos años, lo que se evidencia tanto en las incautaciones que hace la Policía como en los homicidios o personas heridas como consecuencia de agresiones a tiros. El secuestro de armas, según se observa en muchas causas penales, se fundamenta en el delito de la tenencia o portación ilegal, pero se descubren casi siempre en el contexto de otros delitos, como hechos violentos, narcotráfico o robos. Son contadas con los dedos de una mano las causas que han investigado en forma independiente el tráfico de armas en la provincia, pese a ser un negocio criminal independiente, muy lucrativo y de graves o fatales consecuencias.
Se ha podido notar en el marco de diversas investigaciones que hay organizaciones que se dedican a la compra y venta de armas de fuego, y también de municiones, que es un negocio más redituable aún. Asimismo, se ha advertido respecto al origen de las armas que circulan, que una parte proviene de las que han sido sustraídas a integrantes de fuerzas de seguridad, pero muchas llegan a Entre Ríos por la misma ruta que la mayoría de la droga que se trafica en esta región: desde Paraguay, donde adquirir una pistola puede ser tan fácil como comprar un electrodoméstico, y a un precio en dólares que resulta accesible para quien esté en el comercio de drogas, por ejemplo. En el mercado de armas también hay roles específicos, como los proveedores, quienes van a buscarlas al vecino país, los revendedores locales y la circulación “al menudeo”. Asimismo, hay quienes las buscan para robarlas en asaltos a viviendas o a efectivos de fuerzas policiales, para luego venderlas a quien las acopia.
El año pasado hubo en Entre Ríos 15 asesinatos cometidos con armas de fuego y muchos ataques de armas de fuego con personas que resultaron con heridas de distinto tenor, algunos de los cuales sobrevivieron gracias a la asistencia médica en las guardias y terapias intensivas de los nosocomios. Predominó el uso de las armas de puño, como revólveres calibres 22 o 38, y pistolas 9 milímetros (como en el triple homicidio de noviembre pasado en Paraná) o Magnum 44 (usada en el crimen de Milton Luna por parte de Carlos Camino). Las armas de mayor poder de fuego, como las usadas en los casos mencionados, son más difíciles de encontrar y secuestrar, ya que quienes las utilizan procuran descartarlas u ocultarlas rápidamente. Ni siquiera las entregan a la Justicia, aunque ello les implique una reducción en la pena en caso de una negociación para un juicio abreviado.
Según se informó desde el área de Operaciones de la Policía a ANÁLISIS, “lo que más se secuestra son (armas calibre) 9 milímetros, 32, 38 y 22”, aunque también “se están viendo muchos aires comprimidos modificados para calibre 22 y tumberas”. Incluso se han registrado homicidios perpetrados con estas armas de fabricación casera.
Las estadísticas de secuestros de armas y municiones están muy dispersas en la provincia ya que ningún organismo policial concentra la información a nivel provincial. En el Departamento Concordia se informó que el año pasado han incautado unas 180 armas de fuego. En Paraná, la Jefatura Departamental secuestró, en 2020, 275 armas y la División 911 otras 98. En tanto, la División Robos y Hurtos durante el año pasado incautó 168 armas y 3.748 unidades de cartuchería de diversos calibres, y la División Homicidios, 18 armas, de las cuales se detalló que 6 fueron 9 milímetros. En enero y febrero de este año, Robos y Hurtos lleva sacando de la calle 20 armas y 446 municiones. Es decir que, a lo largo del año pasado, solo en la capital provincial, se retiraron de circulación al menos 559 armas.
(La nota completa en la edición 1118 de la revista ANALISIS del jueves 11 de marzo de 2021)
