Por tercer año seguido, el joven paranaense se subió al podio consiguió medallas en el mundial de Bochas

Carmelo Retamar, el pibe precisión

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1166

Conoció el deporte gracias a su abuelo, en una juntada familiar. Comenzó a jugar a los 10 años y hoy, con 17 años, ya fue campeón del mundo en dos oportunidades. Presente y futuro en una disciplina que, en Argentina, resiste. “Me gustaría seguir mi carrera en Europa. Lo tomo como un posible desafío. Italia o Francia. No lo descartó”, dijo.

 

Por Pablo Rochi

Carmelo Retamar tenía 10 años cuando un juego le llamó poderosamente la atención. Una juntada familiar transformó un episodio desconocido en una pasión, un modo de vida y una manera de trascender.

Aquel domingo, el joven Carmelo vio como su abuelo Daniel se puso a jugar a las Bochas, un deporte que hasta allí el protagonista en cuestión nunca lo había visto.

La acción de concentración, lanzamiento y el desafío de arrimar la bocha al bochín generó sensaciones de asombro. Fue atrapante en todo sentido para Carmelo.

“Quiero jugar a las bochas”, dijo el pibe casi de inmediato, un pedido que en su entorno se entendió algo así como un entusiasmo pasajero. Nada de eso ocurrió, sino todo lo contrario: un primer lanzamiento, otro intento más, unos cuantos más y de ahí sin parar hasta el día de la fecha. Ensayos tras ensayos y un recorrido que rápidamente encontró grandes resultados en torneos provinciales, nacionales e internacionales.

Hoy, con 17 años, el paranaense Carmelo Retamar goza de un prestigio que trasciende fronteras. El entrerriano ya salió campeón del mundo juvenil y recientemente viene de obtener tres medallas en las cuatro competencias que disputó en el Mundial de bochas que se llevó a cabo en la ciudad de Bursa, Turquía, en octubre pasado.

Representando a la selección Argentina, Retamar volvió a demostrar sus cualidades y su talento. Sus ganas de seguir creciendo en las Bochas no se detienen, de hecho, aspira a poder seguir su carrera deportiva en Italia o en Francia, donde esta disciplina se practica de manera profesional.

“Mi inicio en las bochas fue de muy chico. Recuerdo que tenía 10 años cuando vi a mi abuelo jugar. Fue desde ese momento que tuve mi primer contacto con este deporte.Siempre digo que todo empezó gracias a mi familia, sin saber en un principio de qué se trataba”, contó Carmelo, mostrando él mismo el asombro que le generó conocer una actividad que pasaba desapercibida en su vida.

“Al principio lo practiqué para divertirme, y después empecé a competir más seriamente. Noté que me gustaba mucho y que también me iba bien. Me entusiasmé y con el tiempo entendí que es lo que me más me gusta”, agregó el entrevistado.

De tono suave y cansino, y casi como calculando cada movimiento, Carmelo Retamar cambia el chip y en la cancha se transforma para pasar a ser un jugador electrizante.

El pibe ya demostró que tiene un talento y una templada personalidad.

 

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1166, del día 27 de noviembre de 2025)

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