De ANÁLISIS

Claudio Daniel Vera era un profesor muy querido en todos los ámbitos educativos y artísticos de Paraná. Ese 20 de abril de 2014, en horas de la siesta se encontró con la muerte de modo violento en su domicilio de calle Urquiza al 200. Su cuerpo fue hallado casi 24 horas después de sucedido el crimen. Murió por traumatismo de cráneo, por la dura golpiza que sufrió por parte de sus asesinos. Hubo mucho dolor, demasiada impotencia y bronca por lo  sucedido.

Claudio Puntel, su amigo de la docencia y el gremialismo lo recordó: “Hemos compartido actividades en la docencia como teatro, cosas de la murga, él fue uno de los creadores de los Runruneros de la Orilla. El día que lo encontraros asesinado estaba en el sindicato y tuve que guardarme la noticia atragantada porque estaba en una actividad”.

El comisario Carlos Schmunk, uno de los investigadores dijo que “se hizo un trabajo muy minucioso”. “La causa era especial por el hecho. Cuando llegamos al departamento nos encontramos con una escena violenta. El sufrimiento que padeció al momento de perder la vida, denotaba las características del hecho ante el que estábamos. Levantamos rastros e indicios que nos permitiera investigar. Como Claudio Vera era muy querido, trabajamos con distintos testimonios. Una amiga había salido con él el sábado a la noche y le dijo que se iba a encontrar con una persona de apellido Manuel. Se tomaron declaraciones muy importantes pero la fundamental fue una persona de apellido Mesa que se presentó de forma espontánea en Homicidios y contó que sufrió un hecho de similares características. Sólo que no perdió la vida porque lo habían dopado. Coincidía el modus operandi. Esta persona nos trajo dos retratos hablados de las personas que consideraba podían ser los supuestos autores. Fue fundamental para la investigación. Una de esas dos personas dejó rastros en la casa del profesor”, describió.

Isabel Corfield, referente académica y amiga de Vera contó: “Estaba en Gualegauychú dando clases ese día. Me llamó por teléfono una ex alumna del Profesorado de Ciencias Sociales. Me contó lo que había pasado con Claudio. El domingo había sido Pascuas y le mandé un mensaje. Me llamó la atención el modo en el cual me respondió. Pero no le di importancia. Después asocié cosas, fue muy doloroso. Una tristeza infinita. No sólo porque uno lo conocía y quería sino porque Claudio Vera era mi amigo”.

El profesor fue encontrado atado, sumamente golpeado y con el rostro casi irreconocible. Lo dejaron atado con el cable de una plancha. Permaneció así varias horas hasta su muerte.

“Nosotros pudimos ir reparando de a poco la pérdida y el dolor mediante la movilización. De inmediato sus estudiantes como sus compañeros convocamos movilizaciones. Compañeros de la murga, de actividades actorales. Él era un intelectual al servicio de los trabajadores. Fuimos varias veces a tribunales a pedir justicia. Lo que también nos dio mucha fortaleza fue la posición de la familia. Ellos plantearon posiciones donde pedían Esclarecimiento del crimen pero nunca se prendieron a la mano dura y ese tipo de cosas. Entendían que el asesinato venía de mano de jóvenes, producto de la droga. Y que la causa de su muerte pudo ser difundida para conocer los riesgos de lo que estamos atravesando como sociedad”, valoró Claudio Puntel. “Bien pudieron ser alumnos nuestros”.  

La huida

Manuel Vázquez y Sebastián Fernández, los dos jóvenes sindicados como responsables huyeron a Rosario después del crimen.  “En Rosario Vásquez era conocido porque había formado parte de la barra brava de Newell y enfrentamientos. Por disposición de la superioridad viajamos a Rosario para localizarlos. Estuvimos infiltrados dos semanas en la villa Godoy. La que peores episodios vivió fue la funcionaria que se metió con nosotros en la villa. Era tierra de nadie. Un día íbamos por la vía y salió una persona armada a quien seguimos y nos llevó hasta donde estaba Vásquez y Fernández que estaban en el medio de la villa. Pudimos sacarlos de forma rápida del asentamiento donde estaban”, aseveró el comisario Schmunk.

“En la parte escrita de la investigación conté el diálogo que tuve con Claudio por Pascuas. Y que la respuesta que me dio me asombró. Le dije ‘feliz pascuas de resurrección, que resuciten todos nuestros proyectos porque la vida merece vivirse’. Y él me contesta ‘muchas gracias, igual para vos’. Me pareció tan lacónico de una persona como Claudio”, sumó su amiga Isabel.

Puntel, en tanto, recordó que en el juicio “se  reconstruyó mucho”. “Se supo que  entraron a robar al departamento de Claudio, de la lucha que él intentó oponer para que no le robaran, como lo golpearon. Y después algunas cosas se habían reconstruido antes por publicaciones de estos muchachos en redes sociales. Sé que estuvieron en otro hecho parecido y eso ayudó mucho a desentramar cómo fue y quiénes pudieron haber sido”.

“Después de estar prófugos durante un mes y medio y posteriormente son condenados los dos. Se pudo comprobar el chat de conversación entre Manuel Vásquez y el profesor. En todos los casos que nosotros conocimos Vásquez se aprovechaba, los drogaba, dejaba semi inconsciente y ahí aparecía Fernández que ayudaba a robar todo lo que podían”, añadió Schmunk.

El profesor Vera era docente de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), dirigente de Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) y una figura preponderante en la Murga Los Runruneros. Su ausencia siempre se notó. La murga perdió parte de su esencia con su desaparición.

Juicio

El juicio a las dos personas detenidas por el crimen del profesor Claudio Vera, se realizó más de dos años después.  A principio de junio de 2016, después de varias marchas y reclamos de justicia.

Santiago Halle, abogado querellante, contó que fue un debate “muy importante”. “Se llegó a una sentencia condenatoria por una serie de pruebas incriminantes a los dos imputados.  Hubo una etapa en la cual estuvieron los dos fugados. Fue mi primer proceso como abogado y generó sensaciones por la culminación de un camino mío, desgraciadamente por el hecho del profesor muy Vera que fue muy lamentable. El profesor era muy querido”, valoró.

Recordó que fue “un crimen muy violento, que no pudo haber sido cometido por una persona”. “Todos los indicios indicaban que eran los dos responsables. Respecto de uno de los acusados había prueba fehaciente, no tanto con el otro acusado que sí habían indicios que para nosotros eran totalmente cierto. Sostenemos que la verdad es lo que nosotros llevamos a juicio que después el tribunal consideró la consideró”.

El defensor oficial Jorge Sueldo dijo hubo dos hechos. “En uno estaba reconocido y había prueba contra Fernández que fue un robo también contra un profesor al que narcotizaron. La fiscalía sostuvo que el modus operandi era el mismo que con Vera. Nosotros sostuvimos en debate y Casación que no había prueba que vincularan a Fernández al hecho de Vera, no había vinculación subjetiva que sí Vásquez tenía. A Fernández lo complicó el hecho de escaparse con Vásquez”, marcó.

La fiscal de juico, MatildeFederik, refirió a los dos hechos que fueron llevados a juicio. Un robo y el homicidio de Claudio Vera. “En relación a lo del profesor fue terrible. Este hecho había pruebas categóricas respecto de Manuel Vásquez. Había ADN, eso era irrefutable para la defensa. Había huellas dactilares. Una foto en Facebook en la que él tenía puestas las zapatillas que le robó al profesor. Y había testimonios de amigos de Vera que contaron que esa noche se iba a encontrar con Manu. Después del hecho, Manuel Vásquez publicó en Facebook que se iba. Todo eso valorado junto al robo de Mesa”.

El juez de juicio Ricardo Bonazzola recordó que para el tribunal participaron “Vásquez y Fernández en los dos hechos”. “La prueba más fuerte en el crimen fue respecto a Vásquez. Había huellas digitales, material genético. Aparte había correspondencia de mensajes entre Vásquez y Vera la noche anterior al crimen”.

El tribunal de la sala II de la Cámara del Crimen de Paraná integrado por Alejandro Grippo, Miguel Giorgio y Ricardo Bonazzola consideró el pedido de Fiscalía y sentenció a Vásquez y Fernández a 16 y 15 años de prisión. El fallo tuvo después variantes.

“En los dos hechos se llevaron prácticamente las mismas cosas. La prueba  respecto de Fernández era indiciaria. Respecto de Vásquez era categórica”, marcó Federik.

Bonazzola remarcó que sobre Fernández había indicios. “Ellos escaparon juntos, los detuvieron y van a juicio. El fallo fue confirmado en Casación y la defensa va a la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia y anula el fallo contra Fernández y ordena un nuevo juicio que no se ha hecho. De Vásquez se confirmó la sentencia en todas las instancias”.

El querellante mencionó que el STJ mandó a fallar conforme a derecho en torno a Fernández. “Las fotos eran impactantes. La sustracción de elementos personales del profesor. Nosotros llevamos todos los elementos a juicio y eso sirvió para obtener dos sentencias ajustadas a los intereses de la familia. Por a gravedad y crueldad del ilícito y también por la persona con militancia social, se mostraba culta y estudiosa y su necesidad de compartirlo con otros. Eso también fue visto y valorado en juicio. Eso fue lo que rodeó el caso”.

Sueldo agregó que Vásquez y Fernández eran amigos. “Nunca declaró, pero nosotros siempre sostuvimos que su participación fue en un hecho y no los dos. El tribunal entendió que sí había vinculación de Fernández con el crimen del profesor. En casación rechazaron nuestro planteo y el STJ nos hizo lugar el año pasado, obtuvimos después la libertad y después Fernández designó particular. Ahí nos desentendimos de la causa. Lo que tengo entendido es que esperan que Casación con nueva integración dicte un nuevo pronunciamiento. Entendemos que fallo de Sala Penal dio parámetros que permiten abrir esperanzas a la defensa particular de que el fallo será absolutorio porque hay pruebas que no lo vinculen a este hecho particular”, evaluó el defensor.

Federik refirió a la anulación parcial del STJ sobre la sentencia condenatoria a Fernández. “Para llegar ahí hace un análisis que nosotros creemos incorrecto. Segmentaron los hechos, separa el hecho de Mesa y sólo analiza el de Vera, cuando el análisis conjunto era necesario para fundamentar y estaba probado que fueron dos hechos con el mismo modus operandi y 20 días de diferencia”. “Ahora hay que integrar un nuevo tribunal para que dicte una nueva pena para Fernández por ese robo”, acotó.   

Semblanza

Nadie olvida al profesor Vera menos aquellos que siempre estuvieron cerca del docente y aún no pueden entender su muerte pese al paso del tiempo. Es como que su presencia sigue viva en cada lugar por donde transitaron sus días.

“Es muy difícil sintetizar un vínculo muy intenso. Vivimos 25 años en la misma casa. Compartimos mucho. Él fue uno de los que me cuidó desde que nací mientras mi mamá terminaba de estudiar en la escuela nocturna. Me acompañó en reuniones de familia y actos escolares. Siempre estuvo bancando cada cosa. Cuando mi abuelo falleció yo era muy chica y quedaron cuatro hermanos viviendo en la misma casa. Tuvieron que ver cómo mejoraban las condiciones económicas. Él y mi mamá estudiaron para ser maestros y eso abrió otras condiciones económicas. Los dos siguieron estudiando y formándose. Eso fue un incentivo para mí y mis hermanos. Nos acompañó económicamente y académicamente. Claudio significa para mí la participación en los primeros recitales, siempre estuvimos muy vinculados, incluso cuando teníamos muchas discusiones o diferencias políticas. Pero siempre tuvimos un vínculo muy lindo”, describió Daniela Vera, sobrina de Claudio.

La joven pintó un retrato familiar y amoroso de su tío. “Mi hijo tenía 10 meses cuando Claudio falleció. Pero esos meses fueron muy intensos. Desde muy bebecito se lo llevaba con leche de teta para que lo cuide mientras yo trabajaba. Siempre estuvo en todo eso. Además Claudio tenía una particularidad. Podía hacer sentir muy especial a las personas. Hacía los regalos más lindos”, recordó.

Isabel, amiga del profesor recordó cuándo lo conoció. Dijo que Claudio era estudiante de segundo en el Profesorado de Ciencias Sociales y ella profesora de cuarto año. “Ellos me hicieron una fiesta de despedida porque me iba a estudiar. Era muy locuaz, hablaba, tenía mucho interés, llamaba la atención. Cuando volví lo tuve de alumno. Él formaba parte de un grupo de estudiantes ideal. Él cumplía una función muy importante ahí, habilitando todas esas cosas. Cuando se recibió hizo una murga y ahí nacieron los Runruneros de la Orilla. Él era muy sensible, amaba la poesía y la literatura y la música cuando tenía muchísima poesía. Después hizo una adscripción en una de las materias que yo trabajaba. Y eso fue una delicia, algo muy hermoso y nos hicimos muy amigos. Compartimos mates, jornadas de cine, pretarnos muchos libros, compartir la debilidad por autores como Carlo Ginzburg, Primo Levi. Una vez fuimos a un curso a Rosario y me compró un libro de regalo de Primo Levi que no tenía. Claudio era muy intuitivo y podía conocer las caras de una persona pero nunca iba a golpear la fragilidad de la otra persona. Era tremendamente cuidadoso de los vínculos. Lo mismo hacía con sus alumnos, les conocía el nombre a todos. Tenía una delicadeza de vínculos humanos extraordinaria”.

Recuerdo

“El tenerlo presente a Claudio con el nombre de la biblioteca, con su ejemplo, su enseñanza, ayuda a reparar en parte la falta. Alivia el dolor. Murió muy joven pero no transitó esta vida inútilmente, dejó hullas, enseñanzas, compartió mucho, fue muy creador, dio debates. Le gustaba confrontar opiniones y en la discusión era implacable, ayudaba a movilizar el pensamiento, a confrontar opiniones”, valoró su amigo Puntel. “Saber que nuestra biblioteca se llama Claudio Vera, que su nombre está estampado ahí y algunos libros suyos andaban dando vueltas para nosotros es una manera de tenerlo presente. Cada vez nos hace más falta, es un tipo que se brindó mucho como docente y educador, todos los docentes y estudiantes siempre lo tienen presente. Fue muy generoso sin mostrar sus actos de generosidad. En tiempos como estos, nos hace falta y uno muchas veces se descubre pensando qué diría Claudio de tal cosa. Para nosotros sigue estando”.

Daniela Vera expresó: “Hay muchas anécdotas. Pero pensaba cuando estaba viniendo para acá que me hubiera retado por la camisa arrugada, me hubiera hecho sacar la camisa, la hubiera planchado y me la hubiera devuelto. Era muy obsesivo con esas cosas. Nunca hubiera salido con nosotras con una ropa que no estuviese planchada. Se quería mucho así mismo y lo demostraba permanentemente. Y con nosotros tenía esa cuestión que estemos bien”.

Isabel, amiga de Claudio Vera cerró: “Él está presente siempre entre nosotros. Tenemos un grupo de amigos en el cual, el común denominador es que todos fuimos amigos de Claudio. Y que Claudio nos puso en contacto como enhebrando un hilo invisible a uno con el otro. Ese fue otro de los regalos que nos dejó. Y el recuerdo es permanente en cosas hermosas, nos dejó cosas hermosas. La pasión por la lectura, el tiempo compartido, el disfrute del tiempo compartido. El ir a Montevideo a escuchar las murgas, los ensayos de las murgas. Todos tenemos recuerdos de él de cosas hermosas. Entonces pasar por la vida siendo una persona que al otro le evoca cosas maravillosas es un milagro y él hace posible este milagro. Ha sido una persona muy mágica, un alquimista de la ida. Eso nos dejó”.