La comparsa Marí Marí del Club Central Entrerriano abrió la segunda noche que fue presenciada por casi 18 mil personas.
Por Nahuel Maciel
(Desde Gualeguaychú)
El Corsódromo de Gualeguaychú volvió a encenderse en la segunda noche del Carnaval del País, con un despliegue deslumbrante de talento, creatividad y emociones que reafirmó su lugar como una de las celebraciones más emblemáticas del mundo. De acuerdo con lo informado por el área de Prensa del Carnaval –coordinado por Diego Hilt Quiróz- el espectáculo fue presenciado por poco más de 18 mil personas, dos mil menos que la noche inaugural.
Esta edición lleva el nombre “Ana María Gelós de Peverelli” en homenaje a una destacada figura vinculada al Club Pescadores y la comparsa O’Bahía, y así se rinde tributo a una personalidad que es considerada un pilar fundamental de esta fiesta incomparable. La memoria traducida en agradecimiento siempre es un acto de Justicia.
A las 21:55, Silvio Solari –la voz del Corsódromo- anunció que se venía la fiesta que todos estaban esperado. Y las cuatro comparsas transformaron la pasarela de 500 metros de largo en un escenario vibrante, entrelazando tradición e innovación en propuestas artísticas que cautivaron tanto por su espectacularidad visual como por la profundidad de sus historias. Cada detalle fue un recordatorio de que el Carnaval del País es más que un espectáculo: es una manifestación viva de cultura, pasión y comunidad.
Por eso, cada uno de los protagonistas ofreció una propuesta inolvidable, combinando innovación y tradición en una expresión artísticas que impactó tanto por su estética como por sus temáticas.
Desde el viaje introspectivo de “Ítaca” de Marí Marí, hasta la poética reflexión de Kamarr con “Eclipsia”, cada presentación transportó al público a universos únicos cargados de significado. Por su parte, Ará Yeví honró las raíces ancestrales con “Endiablados”, mientras que Papelitos cerró la noche con “Iguales”, un relato distópico que invita a reflexionar sobre la igualdad y la justicia.
En esta segunda jornada, el arte y la cultura se fundieron con la alegría y la energía que caracterizan al Carnaval del País. Más allá de la competencia entre comparsas, la noche se vivió como un homenaje a la creatividad, a la conexión con el público y a la celebración de la identidad entrerriana. Una vez más, Gualeguaychú demostró por qué su carnaval es un destino imperdible para quienes buscan una experiencia sensorial y cultural inolvidable.
Marí Marí y el viaje a “Ítaca”
Marí Marí abrió el Carnaval del País con la fuerza y el carisma que la caracterizan. Desde el primer paso en la pasarela de 500 metros, quedó claro que el Club Central Entrerriano tiene una meta: romper una sequía de nueve años y alzarse con la copa.
Con “Ítaca” como temática, la comparsa reinventa el viaje épico de Ulises, narrado en la Odisea de Homero. Bajo la dirección de Facundo Lucardi, el relato deja de lado el logro final para enfocarse en el camino, valorando cada experiencia vivida. Es una invitación a reflexionar: tan importante como el destino es el trayecto que se recorre para alcanzarlo.
La innovación se hizo presente desde el primer compás. La batucada “Batería Aplanadora”, dirigida por Mauro Andrada, rompió la tradición al no ubicarse junto a la carroza de los músicos. En cambio, abrió el desfile con fuerza, marcando un inicio vibrante que cautivó a todos. Rosario Sánchez, pasista y bastonera principal, brilló con su carisma y movimientos impecables, mientras el vestuario de la batucada aportaba un toque teatral con intervenciones coreográficas que elevan la narrativa de “Ítaca”.
El aporte innovador de Mauro Andrade es sorprendente y maravilloso. Con un sello propio, el director de la batucada hace escuela e inscribe una página de gloria en la historia ya no de Marí Marí sino del Carnaval del País.
En la primera carroza también se ha innovado en materia de seguridad, dado que los integrantes que están elevados no se aferran a “bastones” sino que están sujetos por detrás, permitiéndoles un movimiento más libre y –principalmente- más seguro.
Los espaldares relucientes y las plumas en movimiento crearon un espectáculo visual de gran impacto, complementado por las carrozas que deslumbraron con una iluminación majestuosa. Del mismo modo, fue admirado el paso de los gigantes cíclopes. Se trata de figuras vinculadas con la mitología griega que referencia a unos gigantes con un solo ojo en la mitad de la frente.
La banda “Toque de Samba”, dirigida por Martín Irigoyen, conectó íntimamente con el público y cada nota parecía emitirse para emocionar. Y el clásico “Córtame la música”, dio pasó de manera unísona a un público que coreó a capela el tradicional: “Marí Marí yo soy”.
La alegría carnavalera fue una aplanadora, donde la Rojinegra expresó claramente que después de nueve años, tiene vocación para alzar la copa.
Kamarr y la magia de “Eclipsia”
Kamarr, del Centro Sirio Libanés, propuso un relato poético y reflexivo con su temática “Eclipsia”, que es un neologismo para expresar un concepto relacionado con el fenómeno del “eclipse”. Es decir, ese momento astronómico cuando uno de los astros (como la Luna) cubre a otro (como el Sol o la Tierra). En el contexto de “Eclipsia” se puede interpretar como una representación simbólica de la humanidad enfrentándose a su propia oscuridad (como se menciona en la narrativa de la comparsa) y busca, a través del amor y los gestos, recuperar la luz perdida.
Bajo la dirección de Leandro Rosviar, Kamarr logra transmitir cómo la humanidad enfrenta su propia oscuridad, encarnada en un eclipse simbólico; y cómo el amor y los pequeños gestos pueden devolver a los seres la luz perdida.
La puesta en escena ha mostrado un notable crecimiento respecto de la noche inaugural. Las carrozas lucieron más completas, y los espaldares se destacaron mejor exhibiendo el cuidado diseño que los caracteriza, aunque algunos elementos reciclados no logran despojarse de la imagen de ediciones anteriores. Si bien el reciclaje puede ser un acierto ecológico, debe reunir otra condición: transformar los elementos en algo totalmente nuevo y original. Todavía no se percibe esa evolución y por eso no se disipa la imagen de años anteriores.
En cuanto a otros roles que hacen a la esencia de una comparsa, la reina Agustina García deslumbra con elegancia y carisma; mientras los Portabanderas Yamila Brusca y “Colo” Lescano cautivan con sus movimientos precisos. La música, a cargo de “Caravana de Carnaval” bajo la batuta de Hernán Archaina, ofrece momentos vibrantes que resuenan en cada rincón del Corsódromo. Y la batucada “Tempo do Samba”, liderada por Fabián Iturburúa, se destaca junto a la pasista Daiana Delgui, quien deja al público sin aliento. De hecho, la batucada de Kamarr es una de sus propuestas más fuertes y logra un aplauso transformado en ovación.
Ará Yeví: un carnaval “Endiablado”
El Club Tiro Federal presentó una propuesta poderosa con “Endiablados”, un homenaje a la Pachamama y al Rey Momo que celebra las raíces andinas. La narrativa conecta la tradición del carnaval norteño con el legado ancestral, creando un puente entre la cultura andina y el carnaval gualeguaychense. Hay que destacar esta propuesta artística por ser novedosa y, por otro lado, reflejar un sabio diálogo que permite vivir la cultura del encuentro.
El despliegue de Ará Yeví fue arrollador, con un desplazamiento impecable y con momentos de gran conexión con el público, casi sin fisuras ni baches. La carroza de apertura deslumbró junto a la actuación de Andy Davrieux, quien recibió ovaciones que hicieron vibrar al Corsódromo.
Las danzas folklóricas, coreografiadas por Lino López, y los vestuarios inspirados en la estética norteña lograron un equilibrio entre tradición y modernidad. El movimiento en vaivén que logran las bailarinas con las polleras norteñas, es un logro estético que destaca la labor de Fabián Dumucet como director de vestuario.
La música tuvo un protagonismo especial con el regreso de “Alma Carnavalera” a cargo de Titi Pauletti y Belén Grecco, que esta vez superaron los inconvenientes técnicos de la noche inaugural. No es casualidad ni algo forzado que anoche Ará Yeví haya sido la comparsa que logró despertar el fervor del público. Las palmas y el característico golpeteo en las chapas –un ritual clásico de aprobación– se convirtieron en una constante, marcando un sello distintivo que resonó en casi todos los tramos de la pasarela de 500 metros.
La batucada “Sonido de Parche”, liderada por Leo Stefani, cerró la presentación con un espectáculo rítmico inolvidable, acompañada por la pasista Camila Carro, que supo desplazarse con gracia a lo ancho de la pasarela y se ganó los aplausos más efusivos de la noche.
Si el desplazamiento fue vigoroso, con momentos casi culmine de entusiasmo con el público; también fue notorio el fervor para celebrar la alegría. Pero, lo que hizo temblar el cemento del Corsódromo fue su cierre con una expresión folklórica que fue protagonizada por el ritmo de los parches de los bombos legüeros y el zapateo de la pasista, que permitieron apreciar mucho mejor a la carroza que personifica a la Pachamama.
Ará Yeví está “Endiablada” y eso se siente. Por eso Alma Carnavalera hace cantar al público que “viene a buscar la copa, pisando fuerte”.
Papelitos y la distopía de “Iguales”
La comparsa del Club Juventud Unida, Papelitos, titula a su temática “Iguales”. Bajo la dirección de Juane Villagra, habla de una Gualeguaychú que es opuesta a lo utópico y es, por consiguiente, distópica, es decir, referencia un mundo que no es ideal sino tan dividido como indeseable.
En la narrativa de Papelitos, “la ciudad estaba dividida en dos: el Este y el Oeste. En el Este, vivían Los Puros, los humanos que se consideraban superiores a los demás seres. En el Oeste vivían Los Olvidados, todo tipo de seres fantásticos como Elfos, Minotauros, Faunos, Gigantes, Centauros y otros tantos que habitaban el sector, que por su aspecto físico eran explotados y marginados por los humanos, siendo condenados a realizar las tareas más duras de la ciudad”.
Los Puros tenían el control de la industria, el comercio y la política. Mientras que Los Olvidados gozaban de la cultura, la magia y tenían esperanzas por un mundo mejor.
“Entre Los Olvidados había una joven llamada Candella. Era un hada de cabello celeste y alas doradas. Vivía en un pequeño barrio al costado de la vía, donde trabajaba como lavandera. Su sueño era ser bailarina del gran teatro del Parque de la Estación, como lo había sido su madre cuando la ciudad era una sola”.
Este año –la última campeona- se destaca por el uso de las plumas de faisán, que le permiten un movimiento más lúdico y esbelto. La propuesta jerarquiza la paleta cromática con sus tocados y espaldares y al mismo tiempo señala en sus tonalidades quiénes son los que habitan el Este y el Oeste de la ciudad.
La Comisión de Frente como la bastonera Florencia Villagra, impactan por su vestuario y desenvolvimiento, y de entrada logran ubicar al público en el clima que propone “Iguales” para reflejar su propuesta.
Parte de la historia de Gualeguaychú se exhibe con cierta nostalgia: tal el caso de la escuadra que porta los nombres de emblemáticos comercios como la Tienda París Londres, la Casa Betolaza, y los lácteos Cotagú (Cooperativa Tambera Gualeguaychú).
La banda Furia del Oeste -Andrea Benedetti y Martín Fernández- animó a un público que, pese al cansancio y la hora de la madrugada, pudo corear sus canciones con fervor carnavalero. Del mismo modo se destacó la batucada “Los Pibes” dirigida por el ex intendente Esteban Martín Piaggio, que pisó la pasarela demostrando un profundo saber rítmico y captando la esencia del Carnaval que se vive en la ciudad. La pasista Candela Gómez realiza un gran despliegue y logra su mayor esplendor cuando “escala” los tres tambores para completar una propuesta de batucada que se lleva las últimas ovaciones de la noche.
El verano se hace temporada en Gualeguaychú
Presenciar el Carnaval del País en Gualeguaychú es una experiencia única que combina arte, cultura, emoción y tradición en una de las fiestas más grandes y reconocidas a escala planetaria. Hay varias razones por las que este espectáculo es esencial para vivir de cerca la riqueza cultural de una provincia que se ha catapultado por ser tutora de uno de los mejores carnavales del mundo.
1) La riqueza cultural y la tradición del carnaval. El Carnaval del País es un espectáculo que celebra las tradiciones populares, pero también las reinventa con cada edición. Es un reflejo de la diversidad cultural de Gualeguaychú que se expresa en la danza, la música, la plástica, las carrozas monumentales, el canto y las narrativas que son transmitidas con cada paso de los bailarines. Las comparsas, cada una con un estilo bien definido y que ha generado una mística impar, incorporan elementos históricos y contemporáneos que enriquecen la memoria individual y colectiva. Presenciar el carnaval es sumergirse en una experiencia viva y dinámica que conecta generaciones.
2) La magnitud y el impacto sensorial del espectáculo. El Carnaval del País es considerado uno de los desfiles más espectaculares del mundo y destacan su escala y magnitud, pero también el nivel de detalles y la creatividad de sus trajes y carrozas. Percibir los colores, las luces y las formas en movimiento es una experiencia sensorial integral: la vista se llena de destellos, el oído se colma con las melodías de una música que se fusiona el canto y la poesía; y la vista se deleita con el ritmo de las danzas: todo es un solo latido. Es una celebración que apela a los sentidos y colma el ambiente con su energía.
3) La unión de la comunidad y la interacción social. El Carnaval del País no solo es una propuesta para ser disfrutada por los turistas, sino una fiesta con profundo y fértil arraigo en la comunidad. Es la búsqueda que se transforma en encuentro, donde vecinos, familias y amigos se dan cita para compartir momentos de alegría, diversión y amistad social. Por eso, su espíritu de unidad trasciende las fronteras geográficas y sociales.
4) La expresión de la creatividad y el arte. La creatividad y el arte son los motores del Carnaval del País. Bien puede señalarse que cada comparsa es como una obra de arte ambulante. Y en ese tránsito despliega la danza, la música, pero también le vestuario y las carrozas que cuentan una historia específica. Se trata de una plataforma excepcional para ver cómo los diferentes lenguajes artísticos y cómo se integran para dar contenido a la creación colectiva que, además, tiene la capacidad de emocionar a quienes la viven.
5) La atmósfera de celebración y libertad. El Carnaval del País es también un espacio para la celebración en toda su magnitud. Durante sus noches de desfile las tensiones cotidianas se disipan en una atmósfera de entusiasmo y recreación. La atmósfera festiva permite liberar el espíritu y celebrar la alegría por la vida.
6) El impacto económico y turístico para Gualeguaychú y la provincia. El Carnaval del País es una de las principales fuentes de ingresos para Gualeguaychú y es considerada la nave insignia de la temporada de verano. Los miles de turistas que llegan provienen de diferentes Provincias e incluso del mundo. Es indudable que esto genera un impacto positivo en el comercio local, movilizando la gastronomía y los servicios vinculados con el rubro de la hospitalidad. Presenciar el carnaval también significa contribuir al desarrollo económico de la región, apoyando un espectáculo artístico a escala industrial que se ha forjado durante décadas y que sigue creciendo gracias al éxito de sus propuestas.
7) Un lugar para el encuentro de la tradición y lo contemporáneo. El Carnaval no es solo una celebración de los jóvenes o de determinados adultos, es un espacio donde todos pueden encontrar la tradición y potenciar al presente. Es un espectáculo que atrae a distintas edades que se sienten convocados por la energía, pero también por el peso cultural que tiene el carnaval. La forma en que la propuesta artística consigue fusionar lo ancestral con lo contemporáneo hace que sea una experiencia inclusiva, donde el diálogo de las generaciones se traduce en la cultura del encuentro.
8) La oportunidad de vivir un espectáculo internacional. Si bien el Carnaval del País está profundamente enraizado en la cultura de Gualeguaychú y Entre Ríos, su reconocimiento es internacional y por eso es un acontecimiento global. Los desfiles, las comparsas y las performances han sido admiradas por miles de turistas internacionales, y su reputación sigue creciendo. Quienes asisten al carnaval tienen la oportunidad de ser parte de un suceso de renombre mundial, donde se encuentran tradiciones de varios rincones del mundo y se celebran como una sola gran fiesta.
9) La emoción de la competencia y la camaradería. Las competencias entre las comparsas generan pasiones, pero nunca deslealtades. Se trata de una competencia, pero también de una celebración, donde la rivalidad como de la cooperación y el esfuerzo se comparten por igual.
Presenciar el Carnaval del País en Gualeguaychú es una experiencia emocional y enriquecedora. Es una oportunidad para conectarse con una de las manifestaciones culturales más emblemáticas y que se ha expresado -a su modo y con sus diferencias- en casi todas las culturas de la humanidad, en todo tiempo y lugar. Es una vivencia ideal porque se comparte con la comunidad local la celebración de la vida a través del arte, donde la tradición y la alegría se hacen presente para que nadie olvide. Por eso, deja una huella imborrable en el corazón y en la memoria de quienes lo experimentan.
Las fechas del Carnaval 2025
El Carnaval del País consumió dos de 11 noches programadas. Para disfrutar de este espectáculo impar, quedan las siguientes fechas:
* Enero: sábados 18 y 25.
* Febrero: sábados 1°, 8, 15 y 22.
* Marzo: feriado de Carnaval, sábado 1°, domingo 2 y lunes 3.
Para el próximo sábado, el orden del desfile será Kamarr, Ará Yeví, Papelitos y Marí Marí.