De ANÁLISIS

Mirta Cornejo, empleada doméstica en cinco departamentos del edificio donde está el Instituto del Seguro, declaró este viernes pasado el mediodía en el juicio por homicidio agravado por el vínculo, alevosía y por mediar violencia de género. La mujer fue tajante. Dijo que “todo el edificio sabe cómo la maltrataba”. Aseguró que conoció a Julieta Riera dos o tres meses antes de su muerte, que incluso compartieron pizzas y cervezas en el departamento de Christe y la terraza. Subrayó que “Julieta le tenía mucho miedo”, que no tenía celular y que le pidió en dos oportunidades que la lleve con ella a vivir en su casa.

“Si él estaba no podíamos hablar. Cuando el bajaba al kiosco me contaba algo. Una vez se bajó el pantalón y me mostró todos los moretones que tenía, me dijo que se los había hecho él”, sostuvo. También refirió que cuando Julieta le pidió que la lleve a vivir a su casa, se lo dijo a su hija:

– Mamá cómo la vas a traer a vivir acá – afirmó la mujer sobre la respuesta de su hija.

–Es que la va a terminar tirando por el balcón – aseguró que le contestó.

“Los conocía del edificio donde yo trabajaba. En el Instituto del Seguro, trabajaba en cinco departamentos. Como ellos son amigos del encargado del edificio, de apellido Molina y en ese momento yo era pareja de él, en algunas oportunidades nos juntamos a tomar algo y comer pizza”, aseguró.  

“A veces se escuchaban gritos de Juli, peleas. Nosotros no hacíamos nada.

Un día, el 19 de abril nos juntamos en su departamento, estuvimos con ellos en el 1 del octavo piso. Cuando se hizo tarde Julián nos dijo que nos quedemos a dormir en el departamento 5 del octavo -el otro departamento de la familia-. Cuando nos acostamos a dormir Molina se asustó por algo y dijo que él no se quedaba ahí, y volvimos al 1”, relató.

“Julieta pedía ayuda. Muy rara vez charlaba con ella, porque le tenía mucho miedo a él. Él la maltrataba mucho, le hacía cosas feas. Una vez le pregunté por qué no lo denunció. Ella me pidió que la lleve a vivir conmigo. Me decía ‘ma, llévame a vivir con vos’. Siempre la vi asustada”, afirmó.

La mujer también recordó un episodio cuando “Julián rompió un monitor del edificio”. “Le dije a Molina que él la iba a tirar del balcón, que ella le tenía miedo, cómo la iba a tratar tan mal si Julieta es un pan de Dios, no me lo explico. Ellos siempre subían y bajaban solos. Nosotros éramos sus únicos conocidos. Julieta una vez que él se había ido a comprar, se bajó los pantalones y me mostró que estaba llena de moretones”.

Después reprodujeron en para toda la sala mensajes de audio que la mujer envió a otra empleada doméstica del edificio. “Él se entregó para tapar todo esto. No te imaginás como gritaba esa piba. Si hubiésemos estando nosotros esto no hubiese pasado”.

Más adelante dijo que “todo el edificio sabe cómo la maltrataba, pero de pegarle mal”. “Nadie quiere meterse en problemas, esa es la verdad”, puntualizó.

Peritos

Además de Cornejo, también declararon una psicóloga y una psiquiatra del Departamento Médico Forense del Poder Judicial. Ambas profesionales coincidieron en las conclusiones sobre los rasgos de personalidad de Christe, sus modos de vincularse y definieron una escalada de violencia que fue en aumento con el aislamiento de la pareja.

Aranzazu Ormache, del Equipo Médico Forense del Poder Judicial contó que entrevistaron a Christe el 30 de abril de 2020. Fue a pedido del fiscal Leandro Dato, porque el joven había manifestado querer suicidarse. “Lo hicimos en modo conjunto con la psiquiatra. La primera vez que lo vimos no estaba en estado de shock ni con estrés postraumático. Pero entendíamos que había que prestar atención porque había atravesado una situación límite, aunque no requería nada inmediato”. “Después se nos solicitó pericia psicológica y psiquiátrica, cuando ya había empezado la investigación. Era un pedido frente a un agujero en el saber. Querían conocer en torno a su personalidad, sus modos de establecer vínculos, las parejas, las parejas anteriores, los rasgos de personalidad más sobresalientes. Son pedidos habituales”, asentó.

Fueron tres entrevistas a las que Christe accedió. “Los puntos de pericia fueron acordados por las partes. Se preguntó en torno a capacidades cognitivas, las funciones psíquicas, si es capaz de comprender y dirigir sus acciones. Si tiene las facultades psíquicas conservado, en términos globales”.

“Hicimos un  análisis semiológico, es decir su capacidad en relación con ley jurídica, su  capacidad de comprender”, apuntó y agregó: “También exploramos sobre la relación con las parejas, que tipo de vínculos tiene, la modalidad de resolución de conflictos y las herramientas, la posición subjetiva con la que se relaciona con el sexo femenino, los indicadores de desvalorización, cosificación y/o dominio”.

Ormache contó que Christe tuve tres parejas anteriores a Julieta Riera. “La mamá de su hijo, la primera novia y otra pareja con quien vivió en Rosario. Buscamos aquellos aspectos que se reiteran. Es un modo específico, un modo en que se desarrollaban las rupturas, el escaso compromiso afectivo que conlleva al desenlace, el modo en que se disolvieron esas parejas. En una oportunidad dijo que iba a tomar un helado y no volvió más; con otra novia iban caminando juntos, se cruzó de calle y se fue; la mamá de su hijo se fue y no volvió más. No hay preguntas de parte suya sobre esos modos de terminar las relaciones, ni sobre las otras personas. Encontramos en común cómo se da la convivencia con Julieta, que fue por azar, no  era un proyecto de vida ni de pareja ni deseo, ni querer. El padre del hijo de Julieta le dejó de pagar alquiler a ella y él ofreció su casa. Después de tres o cuatro meses seguían viviendo así. Hay un varón que viene a suplir o ser salvador ante la falta de otro varón. No aparece la convivencia como un proyecto integrado a la relación de pareja. Hay una falta de responsabilidad afectiva y habla de la dificultad de él para conectarse afectivamente con el otro y con sí mismo”, describió.

La psicóloga contó que a través de las instancias con Christe pudieron saber que había “celos como un modo de vinculación”. “Había celos ante la inminente aparición de un tercero, real o fantasiosamente, que decantaba en respuestas agresivas. Era una pareja que se apoyaba en la presencia del otro, de características simbióticas, estaban todo el día pegoteados, juntos, es decir que la dificultad era la separación. La idea que una tercera persona, real o fantasiada, abría un conflicto que terminaba en conductas agresivas. Esto no era advertido por Julián como una dificultad o como violencia. Habló de empujones sin que para él eso signifique violencia. Habían roto como cinco celulares en el último tiempo. Nosotros entendimos esto como una modalidad de vínculo de la pareja. La agresividad suscitada por celos, existía cierto modo que los llevaba a mantenerse así, siempre juntos y pegoteados. La sensación es que ellos eran una pareja que estaba aislada previamente al aislamiento”, graficó.

La profesional también sostuvo que no encontraron “signos de estrés pos traumático”. “En relación al duelo, tampoco encontramos signos hasta el momento que trabajamos con él, eso no quiere decir que después no lo haya iniciado. Cada vez que se ponía en juego alguna emoción en torno a Julieta, estaba muy mezclada con la situación de vida que él estaba atravesando. Todo el tiempo estaba intentando justificarse”.

Más adelante subrayó que el hijo de Christe “no aparece integrado a su vida”. “Es como que no ha salido de su lugar de hijo. Habló de sus visitas. Pero no hubo expresiones espontáneas de su hijo”.

“A mí la impresión que me extrañó fue la certeza, él sabía que ella estaba muerta, no necesitó ni mirar para saberlo. Nos dijo que se había caído. El trabajo de duelo inicia con la duda de no saber si el otro está o no, el examen de realidad dice que el otro no está, pero aparece en sensaciones, en espectro, en recuerdos, sueños, pesadillas. En una entrevista él empezó diciendo que extrañaba el roce con Julieta. Yo le pregunté qué vio cuando la vio por última vez y literalmente respondió: ‘que se iba para atrás’. No sé cómo seguimos en esa instancia porque para nosotros fue inesperado. Angustia no hubo, hubo esbozos de cuestiones emotivas”, contó.

En el mismo sentido declaró la psiquiatra Janet Schaumburg. “Había tendencia al aburrimiento por parte de Christe lo que necesita estímulos fuertes. En relación a los vínculos que se desarrollan con escasa implicancia afectiva se pueden mencionar sus rupturas de pareja como cosas que se dan, él no se preguntó qué pudo haber ocurrido, hay una escasa implicancia, él no siente que es partícipe o responsable de lo que le sucede”. Habló de hedonismo, de una “búsqueda de placer por el placer mismo”. “Hay dificultades para expresarse, eso se manifiesta en sus vínculos”.

Al igual que su compañera de trabajo, refirió a una “relación dependiente”. “La posición de Christe para con su hijo y el de Julieta es que simplemente los chicos no aparecen. Sólo hace mención de su hijo cuando se le pregunta”. “Con Julieta, la agresión aparecía como un modo de resolución de un conflicto, como modo de vincularse de la pareja”.

“Mientras fue evaluado estuvo tenso. Es usual que nuestros evaluados estén tensos y que eso ceda con el correr de la entrevista. En el caso de Julián se dio en modo parcial, la poca espontaneidad, el hecho de sentirlo tenso, no poder traer algo por fuera de las preguntas que se le realizaban. Eso no resulta un obstáculo para examinar su psiquis”, dijo la psiquiatra.