Por JCB de ANÁLISIS

Se realiza la audiencia de remisión a juicio de la causa por el crimen de Gabriel Gusmán, el joven asesinado por una bala policial en el barrio Capibá el 25 de septiembre del 2018.

Es una audiencia novedosa para la Justicia entrerriana porque se trata de un pedido de remisión a juicio realizado exclusivamente por la querella privada, que representa a la familia de Gusmán, ya que el Ministerio Público Fiscal (MPF) decidió archivar la causa el 4 de noviembre del 2020. 

Será la jueza de Garantías, Elisa Zilly, la que deba resolver si la causa llega a juicio o si libera a los policías de su responsabilidad penal ante el hecho.

Esto motivó que los abogados querellantes José Iparraguirre y Lucía Tejera tomen el camino de la acusación privada para poder juzgar a Oscar Rodrigo Molina y Diego Sebastián Íbalo, ambos funcionarios policiales que iban a bordo del móvil 1021 que persiguió a Gusmán por la plaza Néstor Kirchner, ubicada en el corazón del barrio ubicado al Este de Paraná. 

La acusación de los querellantes es por el delito de homicidio agravado por su condición de funcionarios públicos, por alevosía y el uso de arma de fuego. Para este delito, la única pena posible es la prisión perpetua. 

Los policías son defendidos por el abogado policial Daniel Rosatelli y Miguel Cullen. Ambos plantearon una serie de nulidades vinculadas a qué no fueron indagados los policias en el marco de la Investigación Penal Preparatoria (IPP).

Cabe recordar que esa indagatoria fue reclamada sistemáticamente por los abogados querellantes pero el MPF se negó a indagarlos durante todo el proceso previo al archivo provisorio de la causa en noviembre del 2020. 

El hecho

Gabriel Gusmán fue asesinado mientras se escapaba de los dos policías a bordo del móvil 1021 aquel martes 25 de septiembre de 2018.

El barrio estaba atravesando días conflictivos entre dos bandas separadas por la plaza Néstor Kirchner, un potrero ubicado en el corazón del barrio Capibá.

La Policía sabía de la problemática ya que el sábado anterior al día de la muerte de Gusmán, había habido un enfrentamiento que alertaba sobre la necesidad de prevenir más hechos de violencia. 

Fue ante un llamado de vecinos que el móvil policial se acercó al barrio, ya que nuevamente se estaban enfrentando los vecinos conflictivos. Íbalo y Molina llegaron a la calle principal del barrio y cuando Gusmán advirtió su presencia, comenzó a correr por la plaza retornando a la parte baja del barrio para escapar de los policías. 

La persecusión fue por la plaza y Gusmán logró salir de la plaza y entrar un terreno valdío. En ese momento, los funcionarios policiales se bajaron del móvil y se separaron unos metros porque el vehículo no podía bajar a la calle desde la plaza. 

En ese momento, uno de los dos funcionarios -no ha sido identificado aún por la investigación- toma posición de tiro, arrodillándose, y dispara a Gusmán mientras el joven estaba de espaldas.

Prueba clave de esto es la autopsia que arrojó como resultado que Gusmán murió por un disparo que ingresó por la nuca y salió por arriba de la ceja, es decir de arriba hacia abajo. 

Si bien la investigación quedó a cargo de Gendarmería -que demoró varios meses en enviar una pericia solicitada por el MPF- las pruebas analizadas fueron recogidas por la propia Policía de Entre Ríos.

Esto generó algunas irregularidades en las muestras, ya que -por ejemplo- las mangas de los policías no tenían restos de pólvora a pesar de que no está en duda que hayan disparado en el marco de la persecusión. La querella sospecha que los Policías tuvieron tiempo para cambiarse la ropa y de ese modo eludir las pericias. 

Además, la toma de muestras se realizaron con una cinta de uso comercial que dificultó el análisis pericial posterior. Incluso, todavía es confuso que pasó con el arma que tenía Gusmán ya que hay un video que muestra que los Policías la retiraron de la escena del hecho y luego la volvieron a colocar. 

Respecto a los disparos que habría efectuado Gusmán durante la persecusión, en la IPP no quedó confirmado que haya representado un daño para los funcionarios policiales ya que no hay impactos de bala en el movil policial que perseguía al joven.

Gusmán murió mientras estaba de espaldas a los policías, lo que representa un desafío para la defensa de los funcionarios ya que deben evidenciar que actuaron en legítima defensa.