En el arranque del partido, el Rojo mostró una ambición similar a la que había exhibido con Lanús, aunque también repitió su alarmante déficit de profundidad. Ramón mantuvo el 3-4-1-2 y aplicó cuatro cambios para cambiarle la cara al equipo, pero la elaboración de fútbol no mejoró. Por su parte, el Pincha se afirmó en su 4-4-2 y especuló algo más de lo debido. En consecuencia, hubo pocas emociones en el primer tiempo.

Independiente intentó explotar las bandas con Busse y Kruspzky, que debían recibir de parte de Fredes para luego hallar al tridente Defederico-Farías-Benítez. Pero todo quedó en saludables intenciones por culpa de las fallas en los pases y la falta de movilidad. Mientras tanto, Estudiantes se mostró más filoso cuando Enzo Pérez trepó por la derecha. A los 11, el mendocino encontró solo en el área a Verón, cuyo remate fue bien controlado por Navarro. Y a los 15 llegó una del visitante: centro de Busse y pirueta de Farías para mandar la pelota por arriba del arco.

La modorra se sacudió a los 21, cuando la defensa de Independiente volvió a dejar al desnudo sus grietas. Julián Velázquez no pudo controlar un pelotazo largo y la tomó la Gata Fernández, que luego eludió a Milito y definió con categoría. El domingo pasado el verdugo había sido Pavone. Tras el gol, la temática del periodo inicial no se alteró. Los de Avellaneda tuvieron más la pelota pero nunca desequilibraron, mientras que los platenses quedaron a la espera de algún contragolpe veloz.

En los primeros 15’ del complemento, Independiente fue un poco más y coqueteó con el empate. Defederico tuvo su lapsus de creatividad y protagonizó dos chances que no pudo capitalizar. Y en el cuarto de hora lo tuvo Farías luego de un pase largo de Fredes. Pero la falta de contundencia y la sobriedad de Andújar ahogaron la ilusión de la igualdad. Aun así, el nivel del Rojo fue pobre y Ramón sumó a Patito Rodríguez en lugar de Defederico para tratar de impulsar una reacción. Luego se sumó Iván Pérez, que reemplazó a Fredes e intentó reorganizar el mediocampo.

Más allá de sus ganas, el equipo de Ramón nunca pudo terminar con criterio una jugada. Todo quedó supeditado a algún pase cerebral de Pérez o alguna gambeta frenética de Patito. Lo de Estudiantes sorprendió por su actitud timorata, un comportamiento que también había mostrado contra Newell’s y San Lorenzo. En definitiva, los locales le jugaron todas sus fichas a la pobreza de su rival y se llevaron todo el premio. A los 33, Verón ejecutó un córner desde la izquierda y el ingresado Carrillo anticipó de cabeza en el primer palo para sentenciar el partido, consigna TyC Sports.