Justamente con este objetivo, el ahora llamado G-9 volverá a reunirse en el Vaticano por tres días a partir del lunes 15; luego otra vez en diciembre y, una vez más, en febrero de 2015.

Aunque no existen fechas y más de una vez los cardenales consultores dijeron que había que esperar, se estima que a mediados del año que viene, o incluso antes, el G-9 tendrá listo un plan para racionalizar y hacer más eficiente la administración central del Vaticano.

Como el propio Papa explicó en la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium", su documento programático, una idea clave es la descentralización: lo que puedan decidir las Iglesias locales ya no debe involucrar a Roma, consignó La Nación.

Más allá de esta reforma en curso, algunas versiones de los pasillos del Vaticano indican que se espera que el Papa haga diversos nombramientos en la curia.

En este marco, designará en breve a un nuevo prefecto de la Congregación del Culto Divino, puesto que dejó vacante el cardenal español Antonio Cañizares Llovera, hace poco nombrado arzobispo de Valencia. Además, se espera a un nuevo "canciller", en reemplazo del corso Dominique Mamberti, que ocupa ese cargo clave desde los tiempos de Benedicto XVI y a quien, a su vez, enviaría a otra posición "senior".

También en la Congregación del Clero, donde muchos funcionarios fueron desplazados, podría haber un nuevo secretario.

Al frente de la Congregación para las Causas de los Santos, sucedería lo mismo: su titular, el cardenal italiano Angelo Amato, ya superó los 75 años y podría ser "jubilado".

Lo mismo podría ocurrir antes de fin de año con su colega de la Congregación para la Educación Católica, el cardenal polaco Zenon Grocholewski, en ese puesto desde el pontificado de Juan Pablo II, que cumple 75 en octubre, y con el cardenal Antonio Maria Veglió, presidente del Pontificio Consejo para los Migrantes, que cumplió 75 años en febrero pasado.

También el cardenal italiano Paolo Sardi, patrono de la Orden Militar Soberana de Malta, podría ser reemplazado. Por otro lado, al haber cumplido Sardi 80 años, el número de cardenales electores -que pueden participar de un cónclave- bajaría a 115 (cinco menos del techo de 120 requerido por Pablo VI). Por eso, también se espera que el Papa convoque en 2015 a un consistorio para crear al menos ocho nuevos cardenales.

En otro orden, se esperan designaciones importantes en diversas diócesis del mundo. Crece la expectativa por quién Francisco nombrará en Chicago en reemplazo del cardenal Francis George, un prelado del ala conservadora, de 77 años y enfermo de cáncer. Se trata de una designación de peso para la Iglesia de los Estados Unidos, que será puesta bajo la lupa de los expertos.

El Papa demostró que no cede ante presiones en el reciente nombramiento al frente del arzobispado de Madrid, donde sustituyó al cardenal conservador Antonio Rouco Varela por un obispo moderado, que no había sido señalado por el reemplazado como candidato. Se cree que podría pasar algo parecido en Chicago.

"Jorge Bergoglio es un papa libre, que no es controlable por la maquinaria curial del Vaticano. Es totalmente independiente y no cede a las presiones para que designe tal o cual candidato", dijo una fuente vaticana.

Otros puesto clave que el ex arzobispo de Buenos Aires deberá llenar es el de la comisión que creó para la protección de menores de abusos sexuales por parte de sacerdotes.

En otro orden, se espera un significativo aumento de presencia femenina en la comisión teológica internacional, según reveló el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una entrevista con el suplemento dedicado a la mujer de L'Osservatore Romano.

Los miembros de la comisión teológica, que tiene la misión de ayudar a la Santa Sede y, en especial, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el análisis de cuestiones clave de doctrina, son 30, designados por un quinquenio. Entre ellos hay dos mujeres, una teóloga alemana y otra estadounidense.

El Papa, que más de una vez dijo que hay que profundizar la teología de la mujer, al parecer, nombrará muchas más mujeres en la nueva comisión: de dos, el número subiría a cinco o seis, lo cual implica un cambio, en aras de una Iglesia más inclusiva y más abierta.