“Resulta muy duro que me acusen de ser un ladrón público”

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Entrevista: Fermín Garay, abogado, ex ministro de Gobierno

Luciana Dalmagro

Pasa horas frente a la computadora leyendo, jugando ajedrez o buscando información sobre tratamientos para el mal de Parkinson. También escribe y trata de “comprender el significado esquivo de la vida humana”. Fermín Garay reconoce que no le va bien con este cometido. Recuerda su paso por el Liceo Naval. “Es muy difícil haber sido militar y olvidarse de eso”, confiesa. Evoca el momento en que Sergio Montiel, al frente de un gobierno en llamas, le pidió que lo acompañara: “Cuando acepté, nos abrazamos y lloramos”. Habla de esos días y suelta una frase memorable: “Como estaban las masas en ese momento, iban a irrumpir en la Casa de Gobierno y no hubiéramos salido con vida. Se imagina que un hombre que pasó por la Marina no iba a abandonar su barco”. Conserva un pésimo recuerdo: la causa conocida como San José, en la que está procesado. “Constituye uno de mis dolores permanentes”, revela. “El enemigo más cruel, más ensañado, más injusto y más perverso fue nuestro propio partido”, espeta.

Las campanas de la Iglesia San Miguel doblan puntuales a las 18 y el sonido invade uno de los sombríos departamentos del edificio de Buenos Aires y Ecuador. El dueño de casa -Fermín Garay, abogado, 71 años- se queja: “Suenan muy mal. El día en que me di cuenta fui a preguntar y resulta que cambiaron al campanero por un sistema electrónico que dudo mucho que sepan manejar. Molestan a cualquier oído medianamente cultivado”. Por este tipo de conductas y por muchas cosas más, es numerosa la gente que, ante la sola mención de su nombre, enseguida califica: “Garay es un personaje”. Pero el hombre no se hace cargo del todo: “Me resulta insólitamente halagador, pero no me creo ningún personaje. Sí tengo una vida interior muy activa y profunda. Diría que vivo más interiormente que exteriormente”, explica.

-¿De qué se compone esa vida interior?
-De lecturas, de escribir. Y de tratar de comprender el significado tan esquivo de la vida humana.

-¿Y cómo le va con eso?
-Mal, por supuesto.

-¿Sigue ejerciendo su profesión o está retirado?
-Sigo ejerciendo como abogado, especialmente en la rama del Derecho Laboral por la parte empresaria. Soy abogado de El Diario. Y también soy abogado de mí mismo en el proceso penal que tengo.

-El conocido como causa San José.
-Sí. Constituye uno de mis dolores permanentes.

-¿Por qué?
-Afecta mi buen nombre, el de mi familia y el de mi padre. Si le dijera que soy inocente me podría creer o no, pero yo que lo sé, sé lo que he sido en mi manejo económico, sé lo que he sufrido por mi desapego hacia el dinero... Resulta muy duro que me acusen de ser un ladrón público. No voy a decir nada más sobre esto. Es mucho el dolor que siento.

Lecturas, rifles e ironías

El hombre de semblante cetrino, con algunas afecciones motrices derivadas de una especie de Parkinson que padece, vestido con remera negra, se sienta de espaldas a cuatro rifles con mira telescópica que cuelgan de la pared gris del living. Inquieta y lo sabe. Al rato, entre historias sobre su infancia en el campo, citas de escritores, datos sobre libros, opiniones sobre política e ironías varias, la escena se distiende. Ni siquiera se perciben las defectuosas campanas automáticas.

-¿Su familia es de Paraná?
-Mi papá era de General Campos, igual que el futuro gobernador. Se casó con Blanca Tiscornia, hija de una de las familias más fuertes de La Paz, de origen conservador. Eran muy diferentes, pero se enamoraron perdidamente y formaron un matrimonio fecundo y feliz. Tengo dos hermanos: Mercedes, que es una educacionista reconocida, y Gonzalo, psicólogo y médico. Nuestra infancia transcurrió por partes iguales en el campo y en la ciudad. Una infancia preciosa y muy cuidada. En mi caso, signada por la lectura.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Lo último que saben es que estaba en Guadalajara, México.

La consultora Isasi-Burdman midió diversos aspectos. El trabajo se tituló: “Electoral Wars”.

Los uniformados observaron que el hombre estaba golpeando a su caballo con los espuelones, causándole lesiones visibles en la zona de las costillas.

Los vecinos salieron a la calle y auxiliaron al hombre que tiene 80 años y sufrió lesiones en la cabeza. (Reporte 100.7)

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La única victoria del Patrón fue en séptima división, en la que tiene puntaje perfecto.

Gimnasia sufrió una dura caída en su visita a San Francisco.

Matías Russo y Vittoria Piria

El piloto entrerriano Matías Russo, junto a su compañera Vittoria Piria, conducen un Porsche.

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Lucas Gamba estableció el empate para el Tatengue en retorno de Leonardo Madelón.

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