Antonio Tardelli
En algún momento fue el Consenso de Washington.
Asoma, auguran algunos optimistas, el Consenso de Río.
Es al que intentan darle forma los gobiernos de cinco países: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Acaban de lanzar, en Río de Janeiro, el Nuevo Banco del Desarrollo, un gesto entendido como un desafío al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, los tradicionales árbitros del sistema financiero internacional.
Contará con un capital inicial de 50 mil millones de dólares. Se estima que otros países podrán sumarse en un futuro mediato. Nigeria, Méjico, Turquía e Indonesia ya hacen cola.
La sigla BRIC, notable curiosidad, fue acuñada por un economista de Goldman Sachs, o sea, un representante del hegemónico mundo financiero. Hace de aquello trece años. La “ese” fue añadida cuando Sudáfrica se sumó a lo que hasta entonces era un cuarteto.
Un cátedrático estadounidense, Kevin Gallagher, afirma que el anunciado banco signa un cambio de época. El Consenso de Washington, diagnostica con las pruebas a la vista, fracasó sin remedio.
Se viene entonces, según su pronóstico, el imperio del llamado Consenso de Río. La cuarta parte del PBI mundial se origina en esos cinco países. Su comercio se decuplicó en una década. Y la cifra crecerá al doble en apenas dos años.
(Más información en la edición gráfica número 1006 de ANALISIS del 24 de julio de 2014)