El referente del Foro Ecologista de Paraná, Daniel Verzeñassi, se refirió a la realidad de la provincia ante el uso de agrotóxicos en la agricultura y las consecuencias que se generan.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Verzeñassi dijo que “ha avanzado la cantidad de químicos que se utiliza en territorio entrerriano y argentino; Entre Ríos es un ejemplo del incremento del uso de venenos y de cómo la resistencia biológica va determinando la aparición de malezas o variedades de especies vegetales que resisten a los herbicidas y compiten con la humedad y los nutrientes con el cultivo objetivo de la siembra y necesitan incrementar las concentraciones de los herbicidas que se utilizan”.

“Hace cuatro o cinco años atrás había más de 30 especies vegetales en Entre Ríos resistentes al glifosato, y cuando entró el glifosato al mercado argentino lo hizo con esa virtud de venir a reemplazar a los más perjudiciales, cosa que no era cierta porque quedó demostrado que era un invento comercial esa publicidad. Entró como reemplazando al combo anterior pero a medida que fueron apareciendo resistencias, se fue volviendo al combo anterior más el glifosato”, lamentó.

Como ejemplo, comentó que “crearon una semilla de trigo que resiste la fumigación con glifosato y glufosinato de amonio que es el peor herbicida ecotóxico, neurotóxico y mutagénico, alterador de la capacidad reproductiva de los seres vivos –entre ellos el ser humano- y que se va a emplear para el cultivo de un trigo transgénico”. Y advirtió que “no existe en el mundo un trigo transgénico aprobado para ser consumido como producto cotidiano, como es la harina”.

Respecto de la profundización del modelo agropecuario que utiliza agrotóxicos, opinó que “si la Universidad argentina sigue enseñando sin hacer una revisión de lo que se hace hasta ahora, y después de la Universidad salen con el conocimiento académico aquellos que vencen cualquier tipo de advertencia y argumentan en un escudo de saberes consolidados frente al saber chatarra como llaman al conocimiento de quienes tenemos una mirada y un entendimiento diferente de la vida, y así queda todo consolidado como que la realidad la determina ese mundo académico”.

“No solamente el problema es por los químicos, sino además la forma de aprobar o legitimar el uso de transgénicos como alimento, ya que no está demostrado de que sea efectivamente de una equivalencia de sustancias, así que un transgénico ingresado en un organismo no tiene la misma capacidad de ser metabolizado como el mismo producto que no es transgénico”, alertó.  

“Las gestiones de Estados Unidos de Ronald Reagan, George Bush y Bill Clinton, han hecho un fuerte impulso en la industria biotecnológica en alimentos porque saben que manejando el alimento y la enfermedad emergente le manejan la vida al mundo. Y esto no es conspiranóico, esto está escrito y demostrado”, aseveró el bioquímico.

Por otra parte, sostuvo que “la buena práctica es una manera de nominar al uso siguiendo las indicaciones del marbete, si lo que dice el marbete se cumple, se está cumpliendo una buena práctica, pero en realidad ya fue estudiado que no existe un solo lugar en Argentina que permita decir que una práctica agrícola con uso de venenos puede realizarse en algún día del año, porque ningún día del año se cumplen los determinantes atmosféricos necesario para que una buena práctica sea efectivamente una buena práctica”. “Si para poder hacer una buena práctica tiene que haber cierta cantidad de viento, cierta cantidad de humedad, cierta presión atmosférica y cierta temperatura, ninguno de esos cuatro parámetros concurren en un mismo momento en ningún lugar de Argentina ni del mundo. Esto significa que desde el arranque no es posible una buena práctica”, explicó.

“Lo de las buenas prácticas está totalmente demostrado que es una mentira implementada para poder justificar la práctica agrícola con uso de venenos. Pero además es necesario conocer quiénes son los que financian las actividades académicas y qué intereses corren en las instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y esto no pasa solo en Argentina sino también en Estados Unidos, donde hacen fraude en la notificación de los resultados de las investigaciones realizadas porque ocultan o niegan datos que no están en la línea que esperan o les convienen. Esto está denunciado y hasta la justicia norteamericana ha sido corrompida por estos intereses por la presión política”, advirtió.