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Ganó Milei y obró un milagro (aunque el económico aún se le resiste)

Walter Curia

Con un vuelco insospechado en las urnas, la Argentina decidió este domingo fortalecer al presidente Javier Milei y darle una nueva oportunidad a su experimento libertario. Qué hará Milei con esta renovación de la confianza, una de las "instituciones invisibles” de las que habla el francés Pierre Rosanvallon, es por el momento una incógnita. La primera duda es si este presidente será capaz de retribuir el gesto a la sociedad.

Desde las primarias de 2023, cada elección ha deparado una nueva sorpresa. El repaso dice que Milei sorprendió alcanzando el primer lugar en las PASO y trepando hasta el 30% de los votos. La general de ese mismo año por poco no consagró presidente a Sergio Massa (lo distanciaron tres puntos del 40%), en una Argentina con 200% de inflación anual. El balotaje consagró al primer presidente libertario de la historia. Más cerca, el peronismo obtuvo el 7 de septiembre 14 puntos de distancia sobre La Libertad Avanza en las elecciones legislativas bonaerenses y le cargaba la décima derrota al oficialismo en comicios locales anticipados.

Esta vez las expectativas del Gobierno eran poco menos que escasas. La mayoría de las encuestas coincidían en un escenario de paridad con el peronismo y la aspiración se reducía a obtener una derrota presentable en Buenos Aires (que se limitara al menos a un dígito) y acaso a una victoria ajustada en Córdoba y Santa Fe, tres de los principales distritos electorales del país. Los funcionarios no salían anoche de su asombro.

Si hubiera que determinar un patrón para el largo año electoral iniciado en marzo y concluido ayer, debería decirse que las provincias priorizaron la continuidad de sus Gobiernos en las elecciones distritales, incluida Buenos Aires, y eligieron renovar el crédito al Gobierno nacional en los comicios legislativos de ayer. La serie de derrotas libertarias distritales podría incluso haberse reducido si el Gobierno hubiera sellado alianzas en las provincias, un aprendizaje que sus armadores deben haber hecho este domingo.

Ayer Milei logró imponer a sus candidatos en seis de los siete principales distritos del país: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. Además, se impuso en seis de las ocho provincias que eligieron senadores (Tierra del Fuego, Neuquén, CABA, Chaco, Jujuy y Entre Ríos). Aunque nominalmente apenas por debajo del porcentaje logrado por Cambiemos de 2017 (único antecedente de triunfo electoral de medio término desde 2009), La Libertad Avanza logró quedarse con más distritos que la desaparecida alianza: ganó en 16 provincias, contra 12 que obtuvo entonces la alianza macrista.

Este despliegue de la Libertad Avanza le otorga a Milei un bloque de 93 diputados propios en la Cámara baja. No solo se asegura el tercio de votos en la Cámara (86 bancas) que le permitiría blindar los vetos a leyes impulsadas por la oposición. En esa fracción parece cifrado el destino de Milei: es con la que también evita un eventual juicio político. El Gobierno podría alcanzar la primera minoría en la Cámara desplazando al peronismo, y conseguir quorum (129 bancas) con la suma de fuerzas aliadas. Crucial para las reformas que propone y le imponen a Milei.

El pliego de condiciones para la asistencia sin precedentes que obtuvo de los Estados Unidos de Donald Trump incluía este triunfo electoral, cuestión que fortalece la imagen del Presidente a los ojos de su amigo americano. Hay que decir que Trump vio lo que otros no pudieron, o simplemente su instinto ganador lo llevó a hacer una apuesta de doble riesgo (a la Argentina y a Milei).

Una exigencia de Washington igual de relevante ha sido que el Gobierno establezca en el Congreso alianzas permanentes y sólidas, y no las débiles y circunstanciales de su primer año de mandato, para asegurarse una masa crítica de apoyo a las iniciativas de reformas. Ya no será la aritmética (aunque acaso tampoco lo era antes de este triunfo) lo que podría entorpecer la aprobación de las leyes de Milei. La principal amenaza seguirá siendo la falta de dominio de sus impulsos.

En un mensaje medido, Milei, con todo, dio anoche señales a los gobernadores y legisladores de que está dispuesto a dar vuelta la página y a abrir una nueva instancia de diálogo después de casi dos años de destratos y desavenencias. La relación con los mandatarios de provincias resulta determinante: fue la rebelión de las provincias, que impulsaron una agenda propia en el Congreso, la que dio inicio a mediados de año a la lluvia de derrotas parlamentarias que se cernieron sobre el Presidente.

Sobre las calamidades por las que atravesó el Gobierno en el último semestre no hay que subestimar el mérito propio. Hubo mala praxis del equipo económico, que llevó la actividad al umbral de una recesión y pinchó en consumo para asegurarse un dólar bajo y una inflación que no superara el 2% mensual. Impactó en el nivel de empleo y en la recuperación de los ingresos y jubilaciones, castigados desde hace casi una década. La presión sobre el tipo de cambio fue lo que empujó finalmente al Gobierno a pedir el auxilio de Trump. Al estancamiento y la pérdida de reputación del equipo de Luis Caputo en materia económica hay que sumar el bajo estándar en materia de transparencia que decidió imponer el Presidente a su administración.

Estas dos cuestiones están sensiblemente vinculadas y rompen con un patrón en las democracias liberales, o al menos en la nuestra: cuando la economía no funciona, los casos de corrupción cobran relevancia y pasan a tener consecuencias gravosas en materia electoral. Pasó durante el segundo mandato de Menem. No pasó ayer con las denuncias de sobornos en la Agencia de Discapacidad y el caso $Libra que salpican a los hermanos Milei. Para no hablar de las denuncias de financiamiento con dinero narco que obligó a apartar a José Luis Espert de la candidatura a diputado en Buenos Aires.

El frente financiero promete ordenarse: los mercados responderán favorablemente al fortalecimiento del Gobierno. Cederá la presión sobre el tipo de cambio y Scott Bessent podría incluso aspirar a recuperar los US$ 2.000 millones que se estima volcó el Tesoro de EE.UU. al sistema a una mejor cotización. Para tener una idea: la cobertura de riesgo alcanzó entre el 40% y el 50% de la base monetaria M2, que equivale al circulante y las cuentas a la vista en bancos y entidades. Es natural que se desarme una parte al menos de las posiciones en dólares. Con el volumen de la ayuda norteamericana se impondrá una recomposición del esquema cambiario, hacia la libre flotación, en un plazo razonable. Es a lo que le ha venido temiendo Miei. Los activos como bonos soberanos y acciones ganarán terreno. El mercado celebra: anoche se decía que se configuró un escenario es inmejorable: un Milei fortalecido, pero obligado a negociar con la política, y un kirchnerismo en declinación.

El peronismo llegó a la elección unido detrás de Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. Y con la ambición de frenar a Milei. Fracasó en su intento y la unidad entró en crisis. La derrota en la provincia de Buenos Aires reavivó la discusión sobre la pertinencia de haber desdoblado la elección local de la nacional. Los comicios de ayer revelaron el repliegue de los intendentes, que tradicionalmente traccionan votos. La boleta única nacional hizo lo suyo y los resultados en el GBA son elocuentes. El kirchnerismo es hoy un elenco que, con sensatez, ya no tolera más derrotas.

El peronismo sigue en una preocupante tendencia declinante: es la quinta elección de medio término consecutiva, desde 2009, en la que es derrotado, tres de ellas como oficialismo. La de ayer es su peor registro desde entonces. La elección fue amarga también para los candidatos de los gobernadores de Provincias Unidas: fueron derrotados los de Maximiliano Pullaro y Juan Schiaretti-Martín Llaryora en Santa Fe y Córdoba, sus principales referentes: Ignacio Torres, en Chubut, Carlos Sadir, en Jujuy y Claudio Vidal en Santa Cruz. Pero Gustavo Valdés logró imponerse en Corrientes. Perderán volumen negociador en un eventual entendimiento con Milei.

La imagen de Karina Milei y Martín Menem ayer a las 19 en el Hotel Libertador fue anticipatoria en dos sentidos. Adelantó el triunfo holgado del oficialismo y avisó que la interna con Santiago Caputo y las Fuerzas del Cielo no está saldada, a pesar del terreno que el asesor supo ganar en los medios las últimas semanas. Ambos estuvieron en el escenario del mismo hotel junto al Presidente, a la hora del discurso. Antes se le confió a Guillermo Francos el anuncio de la victoria. Nombres a los que hay que seguir en la pendiente recomposición general del Gabinete.

Después de su año lleno de adversidades, Milei se cargó la campaña, ganó y obró un nuevo milagro en política. Se le ha abierto una puerta para cumplir con el milagro económico que viene augurando.

Fuente: Perfil

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