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San Salvador: una historia familiar detrás de una jornada “a campo” en un establecimiento privado

Hubo una jornada “a campo” en San Salvador, en un establecimiento privado denominado “La Lucrecia” de la familia Odiard.

La capacitación estuvo a cargo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en la propiedad lindante a la Comuna de Jubileo. Los integrantes de la familia Odiard compartieron su historia: la de muchos inmigrantes que trabajaron la tierra.

La modalidad de trabajo es la diversificación productiva, en agricultura. El principal cultivo es el arroz, aunque también producen soja, maíz, trigo, cultivos de cobertura y praderas, entre otros. Además, incursionan en la ganadería, con una apuesta por la raza Hereford. Incluso fundaron su propia cabaña hace cuatro años.

Durante la presentación de la jornada, Alfredo Odiard, dijo que “la familia se iba y el único que quedó en el campo fue mi padre. Construyó un ranchito con paredes de barro y techo de paja, ayudado por algunos vecinos. Y ahí nacimos los hijos de Ignacio y Lidia Migueles, dos varones y dos mujeres. Desde muy chicos ayudábamos en lo que podíamos a nuestros padres: juntar los caballos para atar el arado a la madrugada, ordeñar, llevar el desayuno a la chacra o el mate cocido a la cosechadora, eran algunas de las tareas de entonces. Mi madre, Lidia Brunilda Mercedes Migueles, que el 12 de septiembre cumplió 100 años, fue un pilar al igual que mi padre”.

Alfredo elogió especialmente a su madre, a quien definió como una “mujer muy emprendedora y luchadora. Comenzó a dedicarse a las gallinas ponedoras, aprovechando al máximo la década del 60, que fue muy favorable para ese emprendimiento”.

Recordó que la primera inversión importante en ganadería fue en 1971, cuando “mi padre compró 30 vaquillas Hereford preñadas, provenientes del Ejército Argentino”. Desde entonces, alternaron ganadería y agricultura, incorporando en 1973 la apicultura.

“No fue fácil, relató, Hubo épocas muy difíciles, como en la década del 70, cuando la apicultura dejó de ser rentable. Para comprar un tractor, sacamos un crédito indexado y tuvimos que vender todas las vacas, menos alguna lechera. De a poco fuimos recuperándonos. En ese entonces ya vivía con mi esposa y teníamos cuatro hijos, tres varones y una mujer”.

Sobre el arroz, recordó que “en 1978 decidimos incorporar el cultivo, también con altibajos, pero desde entonces siempre hemos sembrado algo, a veces más, a veces menos”.

“Recuerdo que en la parte ganadera se hacía cría, se engordaba a pasto y los novillitos se vendían a los dos años con 350 kilos. Hoy, al año, ya se alcanzan esos kilos e incluso más”, comentó.

Por su parte, Manuel Odiard, rodeado de vaquillas Hereford (primera parición), habló sobre la ganadería y la cabaña familiar: “En el día a día somos tres o cuatro los que trabajamos acá. Hay que hacerlo de sol a sol, y a veces más tarde, porque puede tocar asistir un parto o sacar un ternero en plena madrugada”.

Comentó que la cabaña cuenta con un plantel de 120 madres, mientras que “casi todas las vacas de color se llevan al sur de la provincia, como rodeo general”. Destacó que todo el plantel Hereford se insemina con ejemplares Puros de Pedigree. “En estos cuatro años con la cabaña hemos avanzado mucho, participando en distintas exposiciones, incluso en Bahía Blanca”, señaló.

Finalmente, Víctor Odiard, integrante de la Filial San Salvador de Federación Agraria Argentina, resaltó que la familia “apuesta a varios frentes: rotamos entre agricultura y ganadería, arroz, praderas, trébol, trigo, soja y otros cultivos. Somos una empresa familiar. Yo me dedico más a la agricultura y a la administración, mientras que Manuel se ocupa de la ganadería”.

Agregó que actualmente “se están vendiendo toros de dos años y vaquillas preñadas, siendo mi hermano un apasionado del tema”.

“La diversificación es uno de los pilares de nuestro emprendimiento”, cerró.

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