Por J.C.E. (*)
El ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, dijo que el incremento de casos positivos del nuevo coronavirus se debe a que el virus "entró en barriadas humildes" y no a la apertura de actividades, y anticipó que el país planteará ante la Organización Mundial de la Salud que cuando haya una vacuna "esté disponible para todo el mundo y no terminemos con precios irreales". (*)
Hemos señalado en otras oportunidades que el coronavirus cuenta como eventuales afectados a los hombres, mujeres y niños que conforman el tejido social de la Argentina.
Es decir que a este juego lo jugamos todos.
No puede soslayarse, sin intención de polemizar, que la aseveración del ministro González García incluye una alusión a la cuestión de clases.
Tratemos de explicarnos: si el coronavirus “entró en barriadas humildes” y su presencia provocó el crecimiento de abandono y muerte, no hizo más que arremeter contra grupos a los que todavía no había visitado, como los que integramos usted, lector y yo, y de ahí midiendo en términos socio culturales, económicos, laborales habitacionales, de escolaridad.
“Esto no va a ser fácil”, dice el ciudadano de a pie. Y no va ser fácil.
Estamos todos los habitantes del mundo sumidos en el problema pero mirémonos adentro y hablemos de cuanto nos sucede y cómo nos sucede.
El cuánto ya sabemos, es enorme, estamos jugando al gallito ciego mientras nuestra gente se contagia y su disposición final será la muerte, así de simple, así de complejo, así de esperarlo, de no quererlo, y de poner a la resignación en lo más alto del mástil. Ese es, el cuánto.
El cómo no lo tenemos muy bien definido salvo que nos subamos a los discursos que escuchamos a diario y no son en verdad de los más alentadores.
Tal vez la mayoría ignoremos el cómo, tal vez un grupo de élite haya podido hacerse de elementos esclarecedores. Tal vez no exista tal grupo de élite y la necesidad de avanzar nos haga fantasear de maneras diversas. Todo será entonces un paliativo digno de mejores causas, una línea de largada donde los automovilistas hacen el conocido barullo previo a la carrera y pocos minutos antes del certamen se les avisa que por los problemas propios del corona virus la competencia pasará para mejor oportunidad.
No podemos afirmar que los ejemplos sean de los más claros, pero perciba el lector la sensación de impotencia que lo invade cuando los medios los difunde.
“Y los libres del mundo responden/al gran pueblo Argentino salud…”
Hoy somos libres pero tenemos dueño. Un virus desconocido se apoderó de nosotros y nos está yendo la vida en la liberación, pero para el ministro de Salud, Ginés González García, el problema se encuadra en la entrada del virus a las barriadas más humildes y no a la apertura de oportunidades.
Decíamos días atrás que las apreciaciones de funcionarios, por alta que sea la gama que transiten, deberían primero consensuar con el Presidente Alberto Fernández para que las coincidencias aporten y las disidencias no tengan espacios.
No nos imaginamos a (Alberto) Fernández cayéndoles encima a los más vulnerables de la patria haciendo responsable a su pobreza y falta de oportunidades, a su marginalidad, a su condición de subalimentados, de tener un criadero de coronavirus en los despojos donde deben pasar sus días y noches.
No expresarse correctamente acarrea confusiones, pero ¿quién le puede asegurar a usted, respetable lector, que las palabras de Ginés González García hayan sido el producto de un equívoco o lo que dijo era precisamente lo que quería decir?
(*) Especial para ANALISIS.