Motosierra en represas. Yacyretá despidió a más de 100 y en Salto Grande preparan medidas de fuerza porque Nación no paga.
La Mesa Coordinadora de los Trabajadores de Salto Grande emitió un comunicado en el que cuestionaron en duros términos las decisiones de quienes dirigen y han dirigido el organismo en años recientes.
En el texto, señalaron la debilidad a la hora de reclamar los fondos que le corresponden al proyecto binacional. Esta situación “pone en riesgo la continuidad operativa y el funcionamiento de la empresa e incluso el pago de salarios”.
Además, pusieron de relieve que el capital humano, los trabajadores, “ha sido continuamente vilipendiado”, con restricciones al desarrollo profesional, concursos por acomodo, privilegios para algunos pocos y persecución y represalias para otros.
Asimismo, otro de los problemas que destacaron es que el organismo, “que supo ser binacional, se maneja como dos empresas diferentes”, debido a la falta de diálogo y la ausencia de intereses comunes entre ambas delegaciones, consignó el portal El Entre Ríos.
Desde la Mesa de Trabajadores notaron con preocupación la incorporación de un asesor con experiencia en “privatizaciones y reformas de organismos estatales, habiendo escrito varios artículos, publicaciones y colaborado en libros acerca de la privatización de servicios públicos”.
“Llegó el momento de dejar de ser sumisos. Fuimos traicionados una y otra vez por delegaciones que nos llenaron de promesas y no han hecho más que incumplirlas”, consideraron al final.
El comunicado completo
“Estimados compañeros de trabajo, como sabrán, la Mesa Coordinadora de los Trabajadores de Salto Grande, ha convocado a una asamblea binacional, a realizarse el próximo 6 de mayo. La misma tiene el fin de señalar los atropellos que ha venido cometiendo la CTM y buscar entre todos una salida del difícil momento por el cual atraviesa nuestra empresa.
La reprochable gestión de quienes dirigen nuestro organismo, ha colocado a Salto Grande en una posición de extrema debilidad, sin saber cómo posicionarla en su justo lugar de importancia estratégica y sin exigir con la debida firmeza, el flujo de fondos que el proyecto hidroeléctrico de Salto Grande requiere y merece por parte de los gobiernos centrales.
La situación financiera que se deriva de esa mala gestión, es conocida por todos y pone en riesgo la continuidad operativa y de funcionamiento de Salto Grande, incluso poniendo en duda el pago de los salarios. Las restricciones financieras que limitan los planes de mantenimiento y operación de los activos que soportan los procesos principales de generación y transmisión, representan un riesgo que una empresa de tanta importancia para el sistema eléctrico interconectado de ambos países, no debería asumir.
Pero no son únicamente estos activos de millones de dólares los que están siendo desatendidos por quienes dirigen el rumbo de la empresa; el capital humano, pilar fundamental para la viabilidad del proyecto Salto Grande, ha sido continuamente vilipendiado.
Los trabajadores vemos totalmente cercenado nuestro derecho a la carrera funcional y el progreso dentro de la estructura orgánica. Con concursos que proscriben a propios, para beneficiar a extraños (extraños para nosotros, pero muy conocidos, quizás, para quienes así lo deciden). Designaciones a dedo de quienes son funcionales a una u otra delegación y la persecución de aquellos que tienen como única camiseta, la camiseta de Salto Grande.
Mientras tanto, en la otra CTM, la de los amigos, no hay restricciones de ningún tipo, se duplican cargos y se dan retiros muy beneficiosos, abundan las designaciones políticas y el nepotismo, se otorgan corrimientos laterales previo a las desvinculaciones “amigas”, para asegurar un mejor pasar en sus nuevas vidas post Salto Grande. Todas decisiones que parecerían de una empresa con “caja infinita”.
Lo ocurrido con el comité de cumplimiento, creado por exigencia del Banco Interamericano de Desarrollo, no es tan solo una perla más del largo collar. Es a nuestro entender, la declaración final de guerra, por parte de quienes dirigen el organismo, a la transparencia y rectitud. Y decimos «final», porque debimos haber advertido la primera señal de poca transparencia, tras el ocultamiento de las tablas salariales y las categorías del personal.
El incumplimiento del estatuto del personal, del manual de compras y contrataciones, y de cualquier otra normativa existente ya son moneda corriente. Los brazos ejecutores de estos atropellos están compuestos por beneficiarios que responden sin cuestionamientos o por quienes temen alzar la voz por el temor impuesto de un tiempo a esta parte.
Vemos también que la empresa, que supo ser binacional, se maneja como dos empresas diferentes. Con altos mandos que casi no dialogan entre ellos y que hacen o deshacen en función de su nacionalidad.
La creciente visión de las dos empresas distintas se vio agravada por la pandemia y el ingreso de decenas de nuevos compañeros. A su vez, muchos cargos altos fueron cubiertos con estos nuevos funcionarios que desconocían totalmente las particularidades del organismo binacional.
En otro orden de cosas, tememos también por la continuidad del Proyecto de Renovación, el cual se presenta como imprescindible para la continuidad operativa y el reemplazo de activos que llegan al fin de su vida útil.
Es por todo esto que creemos que llegó el momento de dejar de ser sumisos. Fuimos traicionados una y otra vez por delegaciones que nos llenaron de promesas y no han hecho más que incumplirlas. Es por esto que los invitamos a discutir nuevas alternativas para transitar juntos el camino de la restauración del orden institucional de Salto Grande.
Entre todos podemos recordarle a quienes dirigen el organismo que la confianza y responsabilidad que los gobiernos depositaron en ellos no es un cheque en blanco. Su función es asegurar el buen funcionamiento de Salto Grande; hasta ahora, no han dado la talla”.
El texto lleva las firmas de Walter Méndez, Presidente de la Mesa de Trabajadores y Sergio Benitez, Secretario.