El informe no es muy alentador para quienes estén pensando en vacaciones a pleno sol. Al parecer habrá que aprender a pasar un verano que alternará entre los paraguas y los bikinis. Según contó ayer Eduardo Piacentini, director del departamento de vigilancia atmosférica del Servicio Meteorológico Nacional, habrá un día de lluvia, dos de sol y luego otra vez lluvia. Es decir, el tiempo será muy variable.
La tendencia climática que marcó el especialista se extenderá hasta febrero, fecha en que se retira el fenómeno que está produciendo este tipo de situaciones: El Niño. Para el especialista no hay cambio climático, sino variabilidad en el clima. “Es sencillo. La Niña produce sequía, el Niño produce lluvias por encima de lo normal. Luego está el período normal, que es el que se iniciaría hacia fines de febrero”, explicó.
Consultado sobre las temperaturas que se registrarán durante el verano mencionó que no serán tan elevadas porque al existir tanta nubosidad, los rayos no irradiarán de la misma forma. De todos modos las mínimas se ubicarán en los 17 y 18 grados y las máximas superarán los 30.
Las lluvias serán copiosas y abundantes. El registro pluviométrico será superior a los registros normales para el verano. “No sabemos cuánto más lloverá, aunque sí podemos decir que va a llover mucho”, dijo el experto. Señaló para ejemplificar que mientras las lluvias anuales normales indican la caída de 1.200 milímetros, en estos dos últimos meses ya cayeron 600. “Es decir la mitad de lo que suele caer en todo un año”, indicó.
En climatología se denomina El Niño a un síndrome climático, erráticamente cíclico, que consiste en un cambio en los patrones de movimientos de las masas de aire provocando, en consecuencia, un retardo en la cinética de las corrientes marinas “normales”, desencadenando el calentamiento de las aguas sudamericanas. “El mecanismo es que una masa de agua caliente se desplaza por el Pacífico. La mayor temperatura genera mayor humedad en el aire y, tras ello, lluvias abundantes”, dijo y descartó teorías que indican que hay un cambio climático.
Habrá más mosquitos y fumigarán en la ciudad
La humedad y la gran cantidad de lluvias que se registrarán durante el verano provocan preocupación entre quienes desean combatir los mosquitos. El clima será muy favorable para el desarrollo de estos animales y las autoridades se comprometen a trabajar para terminar con la población de estos molestos insectos.
La Municipalidad de Paraná destina unos 400.000 pesos en la campaña contra el mosquito, pero por estos días debe enfrentar las persistentes lluvias y la crecida del río, que juegan en contra de las tareas de fumigación. Este monto es sólo en concepto de productos, sin tomar lo concerniente a equipamiento y combustible, por citar algunos ítems a tener en cuenta.
El secretario de Medio Ambiente de la Comuna, Ricardo Goñi, explicó que el trabajo que se hace sigue siendo el de rutina, en el sentido que se fumiga en contra del mosquito adulto y con larvicidas para combatir la proliferación de la especie.
“He escuchado comentarios acerca de la existencia de una sobrepoblación del mosquito en Paraná. Eso es real, pero se debe a que las condiciones climáticas están claramente definidas: estamos teniendo lluvias con una frecuencia que favorece la proliferación del mosquito y también le resta efecto a los productos utilizados en la fumigación”, afirmó el funcionario en declaraciones realizadas a diario Uno.
Y aclaró además que, conforme a las obligaciones existentes, la comuna ha dejado de utilizar productos fosforados, que no están recomendados desde el año pasado.
La fumigación terrestre contra el mosquito se hace en distintos sectores de la ciudad, según cronograma establecido desde Medio Ambiente. Una es con la máquina ULV, equipo que se coloca arriba de una camioneta, y las otras se concretan con mochilas portadas por operarios.
El funcionario agregó que hace dos semanas, la comuna utiliza en la campaña los dos nuevos aparatos adquiridos recientemente: dos termonebulizadores que amplifican la capacidad operativa del área en los trabajos terrestres de este tipo. Con esta tecnología, el insecticida no se mezcla con agua sino con gasoil, y esto permite observar la zona de caída efectiva de la fumigación.