Los testigos que guiaron el recorrido por el cementerio de Resistencia fueron una ex vecina, Norma Alejandría; el ex sepulturero Aguirre, y el ex fotógrafo policial, Jerónimo Salinas, en ese orden.

En la primera parada, la mujer recordó que, por testimonio de otro ex sepulturero de apellido Centurión, habían enterrado unos diez cuerpos en una zanja de unos diez metros, cerca de donde actualmente se ubica la cruz del San Francisco Solano -en reemplazo de la vieja cruz de madera-. Ante ello, el teniente de Ejército Horacio Losito, que seguía concentrado la testimonial, hizo unos cuantos pasos para medir la distancia y se rió. “Es imposible”, dijo por lo bajo.

Luego, Aguirre recordó haber sepultado entre siete y ocho cuerpos en el denominado Sector G, un amplio espacio de 25 por 30 metras, colmado de tumbas. Algunas de esos cadáveres fueron entregados, ya que en ese lugar se hicieron los “enterramientos legales”.

Finalmente, Salinas recordó haber fotografiado entre seis y ocho cuerpos que trajeron sin cajón, y que habrían sido sepultados bien al ingreso del cementerio, detrás de la Administración, junto al muro perimetral.

Si se suman los relatos, y teniendo en cuenta las distintas ubicaciones y horarios de los hechos, se podría hablar de que tras la masacre fueron sepultados entre 23 y 26 cuerpos.

El autor

En el contexto de la inspección ocular al cementerio San Francisco Solano, mientras los testigos reconocían y señalaban los espacios donde fueron enterradas las víctimas de la Masacre de Margarita Belén; algunos de los ocho militares imputados compartieron comentarios con la prensa presente.

Por las calles internas del cementerio, Jorge Carnero Sabol, coronel retirado y autor del libro Margarita Belén 1976. Víctimas del Terrorismo Judicial del Estado 2003, expresó: “Soy un escritor amateur. Tuve que escribir como cinco libros para llegar a uno”. Justo en ese momento el testigo Jerónimo Salinas, fotógrafo de la Policía, ubicó el lugar exacto donde registró la sepultura de las víctimas de la Masacre de Margarita Belén el 14 de diciembre de 1976, es decir, un día después de los fusilamientos.

En el libro, que está a la venta en algunas librerías de Resistencia, Sabol habla del “Combate de Margarita Belén”, y cuestiona duramente a la Justicia Federal, incluyendo al Ministerio Público Fiscal y a los querellantes.

La amenaza

El tramo menos feliz del recorrido llegó en el Sector G del cementerio San Francisco Solano, donde el enterrador de apellido Aguirre realizó las sepulturas “legalizadas” tras la masacre.

Fue en ese momento cuando el militar Ricardo Reyes, quien llevaba junto a Germán Riquelme los apuntes de lo que sucedía en la inspección al campo santo, perdió la compostura y ensayó una advertencia al cronista Marcos Salomón de Chaco día por día.

“Bien calado te tenemos a vos”, profirió Reyes, para luego acotar: “No publicaste lo que dijo el testigo el otro día”, en referencia a la declaración del ex soldado Alfredo Maidana. Pero su acusación fue desmentida por el propio abogado de la defensa, Carlos Pujol. “Sí salió publicado”, lo aplacó.

La anécdota

Durante otro tramo, fue Athos Rennes el que se acercó espontáneamente para consultar por la ubicación del panteón de Deolindo Felipe Bittel. Sin que medie pregunta alguna, el militar imputado contó una anécdota para graficar su relación con el fallecido caudillo justicialista.

“Yo trabajé en la campaña para la fórmula Luder-Bittel (candidatos a presidente y vice, respectivamente, por el PJ y sus aliados, en 1983). Una vez me pidieron que vaya al Hotel Atlantic, donde se hospedaba Bittel -un hombre muy humilde y austero- a buscar un par de zapatos que se había olvidado porque los necesitaba para un acto”, recordó Athos.

Y continuó: “Fui hasta el hotel y me dijeron que, efectivamente, vieron los zapatos pero que los tiraron porque uno tenía un agujero en la suela. Entonces, llamo por teléfono y le cuento a Bittel la noticia, y el escribano se lamentó: ‘Justo los tenía que mandar al zapatero’”.

El cronograma

Al finalizar la inspección, la presidenta del TOF, Gladys Yunes, anticipó que las dos audiencias siguientes serán con testigos y se desarrollarán miércoles y jueves de la próxima semana.

El miércoles deberán declarar: Alfredo Maidana, hijo de un ex soldado que atestiguó anteriormente; Alfredo Germiniani, jefe de prensa del Ministerio de Educación; y María Chiquita Mac Donald, ex responsable del Área Letras de la ex Subsecretaría de Cultura (hoy Instituto de Cultura). No queda claro si también deberá presentarse Catalina Negrita Romero de Godoy, ex directora del Centro Cultural Leopoldo Marechal.

Para el jueves, se espera con gran expectativa la teleconferencia con el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. También está previsto el testimonio de Alfredo Pegoraro, un hombre de campo, vecino a la zona donde ocurrió el fusilamiento el 13 de diciembre de 1976.

(Fuente: Chaco día por día)