La mirada fija, como la de un felino cazador que no le quita las pupilas a su presa. Lucas Matthysse (34-2-0, 32 KO) sabía que debía morderle el cuello Lamont Peterson (31-2-1, 16 KO) para dejar en claro de una vez por todas que es el mejor 140 libras del mundo. Y apenas si le bastó un round para darse cuenta de que el estadounidense no podría soportar su poderosísima pegada, la más fuerte en la categoría de los Superligeros.
Sobre el ring del Boardwalk Hall de Atlantic City, el chubutense venció a un rival de renombre y siendo fiel a su estilo: dejándolo en la lona. Peterson, campeón de la Federación Internacional de Boxeo, tuvo un primer round en el que aplicó el punteo y el uso de piernas. Pero Matthysse lo midió, acortó distancias y en el segundo le hizo sentir el rigor de esas dos rocas que esconde tras sus guantes.
El nacido en Trelew comenzó a trabajar al cuerpo en la segunda vuelta. Ahí fue que el estadounidense empezó a preocuparse. Y para culminar un asalto perfecto, lo tumbó con una zurda a la frente.
A esta altura de la contienda, Lucas ya había inclinado el trámite a su favor y fue por el botín. Sorpresivamente, Peterson se prendió en un cruce y un cross de izquierda terminó dejándolo nuevamente en el piso. Se paró como pudo y Matthysse terminó de ejecutarlo. El norteamericano no tenía cómo continuar y el árbitro, Steve Smoger, decretó nocaut técnico en el tercer asalto.
El pupilo de Cuty Barrera no arriesgó su cetro superligero interino del Consejo Mundial de Boxeo y su contrincante tampoco expuso su corona de la FIB. Ahora, vienen grandes nombres para el argentino: una unificación con Danny García (26-0-0, 16 KO), monarca regular CMB, el 7 de septiembre, da cuenta Olé.