Muchos hinchas aún ni siquiera se habían acomodado en el estadio cuando Vázquez madrugó a la defensa platense y marcó a los dos minutos. Caneo impulsó la pelota al área con un cabezazo y el sorprendente goleador conectó para vencer a Monetti. Una ventaja precoz que tranquilizó al local y potenció los nervios del elenco de Ortiz.
Sin embargo, Quilmes abusó de la serenidad y empezó a ceder la iniciativa de manera peligrosa. Aún aturdido, Gimnasia encontró un interesante camino para explotar en las espaldas de Torres y frente al zaguero Leyes. Por ese sector izquierdo, Castro dañó con su habilidad y esperanzó al Lobo.
A los 10’, el Pata perdió un mano a mano con Galíndez. El mismo arquero le tapó un cabezazo a Capurro tras un centro de Graff, que desbordó por el mismo lugar. Hasta que a los 33’ llegó el empate merecido: Capurro envió una pelota al área, Fontanini y Martínez pifiaron y Castro irrumpió por detrás de ellos para celebrar el 1-1.
El Cervecero salió renovado en el complemento y volvió a llevar peligro en el área de Monetti. Pero el Lobo no se achicó y también potenció su ambición. En plena paridad, la defensa de Quilmes falló ante un centro frontal y la pelota le quedó a Castro, que giró rápido y encontró a Graf en soledad. Con la autoridad de un goleador nato, el bahiense no falló y puso el 2-1.
Los protagonistas entendieron todo lo que se jugaban y construyeron un final emotivo, plagado de errores y de drama. En un tiro de esquina desde la derecha, Martínez ganó de cabeza y el balón le quedó a Kalinski, quien conectó en el área chica y logró el empate.
Los dos dejaron todo en la cancha, pero terminaron con una visible mueca de insatisfacción, señala TyC Sports.