En la provincia de Entre Ríos el 15 por ciento de la población económicamente activa que está ocupada no tiene instrucción o no pudo finalizar el nivel primario de escolaridad. Sobre una masa de 333.109 trabajadores, 52.694 se encuentran en dicha situación. Si la mirada se extiende hacia el interior de los empleados, el nueve por ciento de los trabajadores estatales (nacional, provincial o municipal) no tienen instrucción o no ha podido finalizar el nivel primario.

Por otra parte, entre los trabajadores que dependen de la actividad privada, el índice se ubica en el 18 por ciento. Sólo ha podido concluir sus estudios primarios -y en algunos casos, además alcanzar un determinado nivel en la secundaria, sin haber finalizado- un 43,5 por ciento de los trabajadores, que en números significan 145.880, menos de la mitad de la población ocupada.

El mapa que emparenta empleo y nivel de instrucción da cuenta, también, que apenas un 25,75 por ciento de la masa de más de 330.000 personas ocupadas ha concluido su nivel secundario y, en algunos casos, además ha cursado parte de una carrera terciaria o universitaria. Mientras, un porcentaje muy ínfimo, sólo el 8,9 por ciento (arriba de 29.000 personas) concluyó sus estudios terciarios, en tanto que el 5,73 por ciento (19.000 personas) pudo acceder a un título en la Universidad. Se desprende, entonces, que 198.574 personas que están en el mercado laboral tienen nada más que nivel primario. Esto es, seis de cada diez no pudo terminar la secundaria.

Los datos no hacen más que revelar la profunda situación de crisis que padece el sistema educativo provincial, que viene de arrastre pero que en los últimos años se ha profundizado. Un estudio que está en marcha en ámbitos del Consejo General de Educación (CGE) revela que la tasa de sobreedad de los escolares entrerrianos -están en un grado determinado pero por su edad deberían estar en uno o dos más avanzados- llega al 40 por ciento, y que la tasa de repitencia ha trepado tres o cuatro veces.

Las perspectivas indican que cuando los actuales escolares se incorporen al mundo del trabajo llegarán con un nivel de instrucción todavía más precario al de los actuales trabajadores. El género también establece diferencias de instrucción entre los trabajadores. Los varones representan el 65 por ciento de la masa laboral en Entre Ríos, y entre éstos, un 18,8 por ciento tiene un bajo nivel de instrucción, ya que son analfabetos o no han finalizado la escuela primaria.

Las mujeres, en tanto, conforman el 35 por ciento restante, y entre éstas sólo el 10,22 por ciento tiene escasa preparación escolar. Aunque el panorama tiene un vuelco cuando se analiza hacia el interior de cada uno de esos grupos: el 49 por ciento de los varones terminó la primaria y avanzó algunos años en la secundaria, mientras que entre las mujeres sólo un 34 por ciento finalizó la primaria.

Los datos forman parte de un análisis que divulgó la Dirección de Estadística de Entre Ríos en base a la información elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) correspondiente al Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, y sirven para conocer el máximo nivel de instrucción alcanzado por los trabajadores de 14 años y más en la provincia.

Así, no sólo se sabe ahora que existe un 15 por ciento de empleados que no pudo completar la primaria o que es analfabeto, sino que además quienes se ubican en la categoría de “patrón”, un 12,24 por ciento también están en esa situación, en tanto que entre los trabajadores por cuenta propia, ese índice llega al 20,6 por ciento.

Según un análisis sobre el mercado laboral que hizo Pablo Rojo, ex secretario de Desregulación Económica de la Nación, la baja instrucción y la escasa calificación de los trabajadores juega en contra de una eventual reinserción de los más de dos millones de Planes Jefes de Hogar. “La enorme mayoría de los argentinos desempleados carece de formación laboral y sólo puede ocupar puestos de trabajo de muy baja productividad, y por ende de baja remuneración”, señaló Rojo.

Fuente: El Diario.