En esos partidos en los que el éxito debería darse por inercia, a veces, suelen resultan ser los más complicados. Por momentos, algo de eso sucedió en la gran victoria de Estudiantes 2 a 0 sobre Bolívar, por el Grupo 3 de la Copa Libertadores.
Con Juan Sebastián Verón como director de orquesta, Estudiantes alcanzó uno de esos triunfos de carácter obligado. Jugadas cuatro fechas, sumó siete unidades y está como escolta de Alianza Lima, a quien enfrentará en la última jornada, como local el 20 de abril. Antes, deberá viajar a Chiclayo, Perú, para medirse con Juan Aurich (el 30 de marzo), al que ya venció por goleada en el estadio de Quilmes.
El gol que abrió el camino al triunfo tardó demasiado en llegar. Se concretó a los cinco minutos del segundo tiempo después de una fina asistencia de Verón a Sosa, que definió en el corazón del área ante la salida del muy buen arquero boliviano Carlos Arias.
De no haber sido por Arias, Estudiantes podría haber construido una de esas goleadas que quedan grabadas en la memoria. En el primer tiempo, por ejemplo, generó más de diez situaciones de riesgo. Todas fueron exigentes y peligrosas. A Mauro Boselli le faltó puntería, ya que tuvo más de cinco ocasiones claras. Pero su festejo, por fin, llegó: fue a 12 minutos del final, para sellar el 2-0 definitivo.
Entre tanto gobierno de Estudiantes, Bolívar, que es el último del grupo, apenas inquietó con dos remates de larga distancia, uno de Charles y otro de Andersona, ambos controlados sin problemas por Orion. Nada más, consigna Cancha llena.
De esta manera, pasó un rival que lo hizo sufrir a Estudiantes más de la cuenta, aunque la superioridad del equipo platense resultó inobjetable. El campeón de América avanza, con paso firme, después de dos partidos (una derrota y un empate) que habían despertado unas pocas dudas.