Por Luis María Serroels, especial para ANALISIS DIGITAL
Urribarri terminó asimilando los reclamos y propuso a la Legislatura derogar la norma y canalizar un diálogo que permita alumbrar un nuevo proyecto de regulación del uso de tierras públicas.
Frente a esta situación es menester no pecar de fundamentalismos de un lado ni del otro y para ello es esencial el consenso colectivo, con una agenda amplia y criterios rigurosos de defensa de la biodiversidad, los recursos no renovables y en definitiva, la vida misma en sus distintas manifestaciones.
Lo importante es que luego de este blooper, todas las partes se despojen de cualquier tipo de resentimiento y desconfianza, para encaminarse hacia coincidencias que tengan como objetivo lo mejor para la provincia y su desarrollo sustentable. Por otra parte, hay que resaltar que a este debate se ha decidido incorporar al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, la Universidad Nacional de Entre Ríos, la Universidad Autónoma de Entre Ríos y organismos estatales (obviamente lo que debió haberse hecho previo a la elaboración del proyecto).
El ministro de la producción, Roberto Schunk, dijo que el mandatario lo instruyó para que no espere un solo día para convocar a todas las instituciones con el fin de empezar a trabajar en un proyecto como el que se planteó originalmente, desde luego que ahora con el enriquecido aporte que se brinde al gobierno.
Al final del filme del cine catástrofe Infierno en la Torre, el jefe de los bomberos (Steve Mc Queen) y ante las trágicas consecuencias, le dice a uno de los diseñadores de la obra (Paul Newman): “espero que cuando decidan hacer estos edificios, nos llamen primero a nosotros”.
El Director Ejecutivo de M’Biguá, Diego Rodríguez, reconoció haber sido bastante críticos pero reiteró que cualquier norma que intervenga sobre estos territorios (de las islas), tiene que ser debatida y discutida, incorporando visiones no sólo del sector ambientalista sino también de los que están interesados en esa región.
Esta historia que parece arribar a un final felíz, aunque se tendrá que hacer camino al andar, deja valiosas enseñanzas: el gobernador corrigió su bitácora, las entidades, que tardaron muy poco en reaccionar, menos demoraron en aceptar el convite al diálogo y los legisladores, sabrán de ahora en más que los proyectos deben ser estudiados a fondo y consultados con quienes más saben. Esto vale para la futura tarea desde las bancas.
Un escritor español dijo que “es doloroso arrimarse un hierro candente a la piel, pero mucho más duele no sentirlo”. Gobierno y ciudadanía deben seguir demostrando que sienten el hierro y que su epidermis no es de acero. Los tiempos de la indiferencia deben quedar fuera de las agendas. No es difícil discernir entre lo correcto y lo incorrecto; lo difícil es determinar qué es lo correcto. Por eso la política es tan compleja. Pero también apasionante.